Cuba

Una identità in movimento


Especial Fidel (13)

Autori Vari — Varios Autores


Homenajes a Fidel

Adys M. Cupull Reyes Froilán González


    Amigos y compañeros:

    De como va mejorando Fidel no les hablamos, porque las agencias de noticias internacionales se han encargado de hacerlo a raíz de la emotiva visita del presidente de Venezuela Hugo Chávez.

    La propaganda que durante años tejieron sobre el fin de la Revolución Cubana y las especulaciones de que Raúl Castro no aparecía en público como especulaciones de pugnas intestinas, se hicieron añicos y fueron aplastada de manera irrebatible.

    Noticias recientes señalan que funcionarios de las embajadas de Estados Unidos en Madrid, Lisboa y Buenos Aires, se están reuniendo con algunos escritores y periodistas, para instarlos a que formulen un llamamiento contra Cuba. La solicitud parece no encontró mucha disposición en Madrid y Lisboa, por lo descabellado de esta y porque pondría a esas personas ante la opinión pública como servidores de la política de Bush y Condoleezza Rice contra la Revolución Cubana.

    Las noticias, cables y noticieros, reportaron los diferentes actos, veladas y homenajes a Fidel en diferentes capitales de América Latina. En Buenos Aires, desfilaron frente a la Embajada Cubana mostrando su apoyo y felicitación al Comandante en Jefe. En Montevido rindieron homenaje en la Plaza Cuba y en horas de la noche, la asociación de cubanos residentes en Uruguay ofreció su homenaje al líder de la Revolución, con un acto cultural. También en Colombia, Bolivia, Chile, México, Brasil, Paraguay, Panamá, Nicaragua, Perú y Venezuela.

    La noticia llegada desde el Ecuador, dice: "Las faldas del Pichincha, para los ecuatorianos símbolo de libertad y rebeldía amaneció con el nombre que representa los idearios de justicia, internacionalismo y solidaridad en América y todo el mundo, FIDEL.

      "Como homenaje a los 80 años del Comandante Fidel Castro Ruz, y como un acto de ratificación del sentimiento de solidaridad y gratitud que sentimos los ecuatorianos hacia el pueblo y gobierno de Cuba, organizado por la Coordinadora Juvenil de Solidaridad con Cuba y la Delegación de Estudiantes Ecuatorianos en Cuba".

      "Se realizó además una marcha multitudinaria que convocó a estudiantes, padres de familia, jóvenes, organizaciones políticas y sociales, y que tienen el propósito de mantenerse vigilantes frente a cualquier acto de agresión en contra de la isla por parte del gobierno de Estados Unidos. Sentimos una gran admiración por el heroico pueblo cubano que nos da muestras de dignidad, de trabajo, sacrificio, y gran humanidad; con estos actos quisimos expresar que estamos dispuestos a defender la integridad y soberanía cubanas".

      "Históricamente nuestros pueblos han sido hermanos de lucha, de ideales. Un hecho que llamó la atención fue que al frente de la Embajada de Norteamérica en Quito los centenares de manifestantes, con pastel incluido, cantaron en coro el 'Feliz cumpleaños' al Comandante, deseándole pronta salud. La marcha finalizó en el tradicional Parque del Arbolito con las intervenciones de los organizadores y otras personalidades políticas y sociales".

      Froilán y Adys
      La Habana, 12 de agosto del 2006


Encuentros con Fidel

Frei Betto


    Conocí a Fidel en Managua, la noche del 19 de julio de 1980, primer aniversario de la Revolución Sandinista. Lula y yo estábamos en casa de Sergio Ramírez cuando él llegó a reunirse con empresarios nicaragüenses. Nos saludamos y se refugió en la biblioteca. Eran las dos de la madrugada cuando el padre Miguel D'Escoto, canciller de Nicaragua, nos preguntó si estábamos interesados en conversar con el Comandante. El diálogo se extendió hasta las seis de la mañana, observado por Chomi Miyar, atento a las fotografías y un Manuel Piñeiro soñoliento, desplomado sobre su espesa barba que servía de parabán a un largo tabaco apagado. Hablamos de religión. Fue cuando él me preguntó si estaba dispuesto a ir a Cuba a asesorar el reacercamiento entre el Gobierno y la iglesia católica. Respondí que eso dependía de los obispos cubanos, quienes al siguiente año respondieron de manera positiva a la propuesta.

    En febrero de 1985 vine a La Habana invitado por la Casa de las Américas. En vísperas del regreso a Brasil, Chomy me invitó a almorzar en su casa. Transcurría la media noche cuando Fidel llegó. Retomamos el tema religioso. Esta vez hizo una larga exposición sobre su formación católica en la familia y en las escuelas de los lasallistas y jesuitas.

    Le pregunté si estaría dispuesto a repetir lo que me había revelado en una pequeña entrevista que serviría, de hecho, para el libro que yo pensaba escribir sobre la Revolución.

    Aceptó y acordamos hacerla en mayo de aquel año.

    Desembarqué en la fecha acordada que coincidió con el inicio de las transmisiones de Radio Martí. Fidel se disculpó, dijo que la nueva coyuntura le impedía conceder tiempo para la entrevista, que tal vez en otro momento. Me sentí como el pescador de "El viejo y el Mar", de Hemingway. El "pez" había mordido el anzuelo y no debía dejarlo escapar. Insistí tanto que indagó sobre qué tipo de preguntas estaba preparando. Le leí las primeras cinco de las 64 que tenía escritas. "Mañana comenzamos", dijo interrumpiéndome. Fueron 23 horas repartidas en cuatro conversaciones, en presencia de Armando Hart, que se recogieron en el libro "Fidel y la religión", que tuvo una tirada de 1,3 millones de ejemplares en Cuba y se publicó en 32 países en 23 idiomas. En Australia, la Ocean Press, acaba de publicar una edición en inglés.

    En 1986, desembarqué en La Habana con una caja que contenía 100 ejemplares de la "Biblia" en español. Se agotaron producto de tantos pedidos que recibí de cristianos y comunistas. Una tarde, me encontraba escribiendo en mi cuarto, cuando Fidel entró inesperadamente. Le conté lo de las "Biblias" y preguntó:

      "¿No sobró ninguna para mí?".

    Le dediqué la única que me quedaba:

      "Al Comandante Fidel, en quien Dios cree y a quien ama".

    Se sentó en una butaca de mimbre y me preguntó:

      "¿Dónde está el Sermón de la Montaña?".

    Le anoté las versiones de Mateo y Lucas. Las leyó y preguntó:

      "¿Cuál de las dos usted prefiere?".

    Mi lado izquierdista habló por mí:

      "La de Lucas, porque además de las buenaventuras enumera también las maldiciones contra los ricos".

    Fidel reflexionó un instante y respondió:

      "Discrepo con usted. Prefiero la de Mateo, es más sensata".

    Mis padres habían venido conmigo a La Habana. Una madrugada, cerca de las dos de la mañana, el Comandante me llevó a la casa. Preguntó si "los viejos" estarían despiertos. Dije que no, pero que trataríamos de despertarlos. Él objetó que era mejor que continuasen descansando.

      "Comandante, no piense en el sueño de ellos esta noche. Piense en el hecho de que los nietos puedan contar, en el futuro, que sus abuelos fueron despertados en plena madrugada por el hombre que lideró a la Revolución Cubana".

    Se convenció y despertamos a mis padres y, alrededor de la mesa de la cocina, se prolongó la conversación hasta el amanecer.

    Mi madre, especialista culinaria, le ofreció una comida. De postre, le brindó Ambrosía, el dulce de los dioses, según Homero en la "Ilíada". A la mañana siguiente, el jefe de la escolta de Fidel tocó a la puerta de la casa:

      "Señora, el Comandante quiere saber si le sobró un poco del postre de ayer".

    Mamá le dijo que esperara, y en unos minutos, preparó el dulce a base de leche, huevos y azúcar.

    En marzo de 1990, Fidel estuvo en el Brasil, con motivo de la investidura de Collor, electo presidente. En Sao Paulo, participó en un encuentro con más de mil líderes de Comunidades Eclesiásticas de Base. Finalizamos con cánticos litúrgicos y todos, con las manos tomadas, rezamos el Padre Nuestro. El Comandante me apretó la mano y, aunque sus labios no se movieron, tuve la impresión de que de sus ojos brotaban lágrimas.

    En 1998, después de la partida de Cuba de Juan Pablo II, Fidel invitó a un grupo de teólogos a almorzar en el Palacio de la Revolución. Estaba feliz con la visita papal y sentía un sincero afecto por el Pontífice. Uno de los teólogos criticó el hecho de que Juan Pablo II presentara a la Virgen de la Caridad con una corona de oro, cuyo valor podría haberse utilizado en la compra de medicamentos para los niños o algo parecido. Fidel reaccionó enfático en defensa del Papa y dio al teólogo una lección sobre la importancia de la patrona de Cuba en la práctica religiosa popular. Se lo tenía merecido. El teólogo se traicionó con sus propias palabras.

    Este es el Fidel que conozco y que tanto aprendí a admirar. Lo considero un hermano mayor. En ocasión de la entrevista, dijo que

      "... si alguien puede hacer de mí un cristiano es Frei Betto".

    Ahora, ¿cómo podría yo pretender evangelizar a un hombre que hizo de su vida una entrega de amor, heroica e integral, al pueblo de la Patria de Martí? "Tuve hambre y me diste de comer", dice Jesús en el Evangelio de Mateo (cap. 25, 31-44). Si es así, ¿qué podemos decir de un hombre que, como Fidel, liberó a todo un pueblo, no solo del hambre, sino también del analfabetismo, de la mendicidad, de la criminalidad y de la sumisión al Imperio?

    ¡Feliz cumpleaños, Fidel!

      La Habana, 13 de agosto de 2006

Diario Granma. Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba

http://granma.co.cu/secciones/siempre_con_fidel/art-055.html

La Habana, martes 15 de agosto de 2006. Año 10 / Número 227


Carta a Fidel: Artesano del mejoramiento humano

Tarek William Saab


    FIDEL, acuarela de José Luis Fariñas, 2006Querido y admirado Fidel:

    Te escribo desde la memoria de las horas felices compartidas en familia, aquí en esta casa de Anzoátegui. Viendo las imágenes y fotografías de esos momentos de junio del 2005, evoco el abrazo y la hidalguía de tu magisterio pleno de fraternidad y sencillez, que siempre nos ha conmovido a todos.

    Es un privilegio para los revolucionarios de cualquier lugar del mundo contar con tus orientaciones que con el tiempo logran adquirir en nosotros restos de intemporalidad, solo reconocibles en seres humanos como tu, artesanos de una obra espiritual y humana que hoy por hoy son la reserva mas acabada del heroísmo, la solidaridad, la nobleza y los sentimientos de amor por superar la debacle y la inmisericordia con la cual actúa el imperio mas genocida que haya conocido la tierra.

    Has sido un padre milenario. Llegas a tus gloriosos 80 años con la verdad de saber que hay una legión infinita de patriotas en el mundo dispuestos a seguir a cualquier precio el alcance solar de tu enigmático y singular ejemplo.

    Te aseguro que en los trances mas duros de la vida de muchos de nosotros, cuando el dolor o la melancolía intentaba sembrarse en nuestros espíritus, la hazaña cotidiana de tus días del Moncada, del Granma, de la Sierra Maestra, del tiempo eterno de la construcción de una Cuba y una América libre, han sido inspiración para continuar el largo camino de la utopía por la cual luchó el santo mártir Tomas Moro y una legión de arcanos ganados a vivir contra morir.

    Has llegado a tus 80 años con la grandeza de quien hizo posible revivir en un tiempo opaco, a veces diezmado por el polvo oscuro de las estrellas, el legado rebelde e imperecedero de Espartaco, Agamenón, Bolívar o el Che. Seremos millones los custodios de tu legado histórico esparcido legendariamente por el mundo entero.

    Desde esta Venezuela conducida con la gallardía de nuestro hermano Hugo Chávez, con la fe transformadora de campos, ríos y montañas, saludamos tu recuperación y la conquista de una nueva victoria por la vida, multiplicada en las risas de millares de niños que continuaran tus pasos en favor de los mas humildes del planeta...

    Espero poder visitarte pronto y estrechar tu mano. Mientras, recibe el abrazo sincero de un poeta venezolano que nunca jamás olvidara tus enseñanzas de orfebre y de padre bueno, compasivo con las alegrías y sufrimientos de los más pobres de la tierra.

    ¡HONOR Y GLORIA A FIDEL CASTRO EN SUS 80 AÑOS!

      Venezuela, 13 de Agosto de 2006


No hay Quijotes, hay hombres con virtudes y un pueblo en Revolución permanente

Marcelo Cafiso


    En estos tiempos es necesario intentar poner negro sobre blanco para zarandear cierta pereza mental que anda deambulando.

    En estos tiempos surgen exaltados y alegres los enemigos de los que han logrado cambios sustanciales en beneficio de la existencia del ser humano.

    En estos tiempos también los amigos y colaboradores de ese pueblo del caribe tienen sensaciones encontradas.

    En estos tiempos pareciera que el tiempo se detiene en solo una cuestión: el que vendrá, que sucederá en los próximos días, meses o años en la República de Cuba.

    En esas tierras habita, además de Fidel, un pueblo que ha construido una pequeña-gigante Isla que hoy late dignidad hacia dentro y fuera de sus fronteras.

    Ese mismo pueblo cubano se siente mayoritariamente Fidelista.

    Y lo es, por fidelidad a su líder, por sus ideas, pero por sobre todas las razones porque el campesino tuvo la tierra, el niño la leche, la madre un embarazo controlado, el padre un trabajo digno, los hijos un estudio garantizado, el ocio a la vuelta de la esquina, la cultura sobre la mesa y hasta en el baño, la medicina sin pagar un centavo desde antes de nacer hasta el día de su entierro, y este incluido. El sentimiento de amor a la patria, el nacionalismo cubano afirmado por los logros y el internacionalismo con los demás oprimidos de la tierra a través de cualquiera de los aportes que pudieran realizar desde su pobreza como Estado rico en humanismo. El socialismo. Y el que diga que todo esto lo hizo Fidel ha tomado demasiado de esa sabrosa bebida cubana llamada Ron.

    Pero, ¿quién puede negar el liderazgo indiscutido, de ese carismático hombre, desde antes de cumplir treinta años allá en los primeros días de lucha?

    Es cierto que la Revolución Cubana es un hecho excepcional en el mundo y que no se puede comparar, así como también que una de las más altas figuras históricas de toda Latinoamérica le dio ese grado de excepcionalidad por estar al mando de la misma. Aquel hombre de armas llevar, las ideas como pensador revolucionario y las acciones como practica de aquellas, protagonista también de esa gesta, compañero en la dirección en la epopeya cubana en sus inicios, así se refería, en abril de 1961 (y tomen nota, a solo dos años y tres meses del triunfo revolucionario), sobre la figura de Fidel.

      "... esa fuerza telúrica llamada Fidel Castro Ruz, nombre que en pocos años ha alcanzado proyecciones históricas. Cuales son las circunstancias excepcionales que rodean la personalidad de Fidel Castro? hay varias características en su vida y en su carácter que lo hacen sobresalir ampliamente por sobre todos sus compañeros y seguidores. Fidel es un hombre de tan enorme personalidad que, en cualquier movimiento donde participe, debe llevar la conducción y así lo ha hecho en el curso de su carrera desde la vida estudiantil hasta el premierato de nuestra patria y de los pueblos oprimidos de América".

      "Tiene las características de gran conductor, que sumadas a sus dotes personales de audacia, fuerza y valor, y a su extraordinario afán de auscultar la voluntad del pueblo, lo han llevado al lugar de honor y de sacrificio que hoy ocupa. Pero tiene otras cualidades importantes, como son su capacidad para asimilar los conocimientos y las experiencias, para comprender todo el conjunto de una situación dada sin perder de vista los detalles, su fe inmensa en el futuro, y su amplitud de visión para prevenir los acontecimientos y anticiparse a los hechos, viendo siempre mas lejos y mejor que sus compañeros. Con estas grandes cualidades cardinales, con su capacidad de aglutinar, de unir, oponiéndose a la división que debilita; su capacidad de dirigir a la cabeza de todos la acción del pueblo; su amor infinito por él, su fe en el futuro y su capacidad de preverlo, Fidel Castro hizo mas que nadie en Cuba para construir de la nada el aparato hoy formidable de la Revolución cubana".

        Ernesto Che Guevara.

    Como lo expresaba el Che, es indiscutida la autoridad y la figura carismática de Fidel, y en el transcurso de todos estos años ha llegado a un liderazgo personal único. De hecho el grado de Comandante en Jefe que lleva Fidel desaparecerá con él, por haber sido instituido así en su creación como tal. Por lo tanto ese aporte fundamental desde su liderazgo en la conducción que tiene de los distintos órganos de poder [Buró Político del PCC, Asamblea Nacional del Poder Popular, Consejo de Estado y Fuerzas Armadas] del proceso revolucionario ahora, se sentirá el día de mañana cuando no esté presente. Las opiniones y decisiones políticas ya no estarán a la orden del día y sobre la mesa de discusión aportando esa sabiduría de quien tiene una de las visiones globales mas profundas como estadista y organizador revolucionario en la historia en casi medio siglo.

    El vacío no se podrá negar y se percibirá con creces. Luego entonces viene Raúl Castro, como ya lo delego Fidel al momento de la operación.

    Y aquí, no hay que intentar comparaciones, esta claro que no hay talla viviente que se pueda medir con la capacidad de Fidel; ni con su relación con las masas que despierta pasión y furor en cada discurso-dialogo [ "No hay nadie, desde la muerte de Che Guevara, en él circulo intimo de poder en que se mueve, que tenga un calibre intelectual cercano al suyo" (Ignacio Ramonet. Cien horas con Fidel. Diciembre, 2005)].

    Que interrelación se dio en mas de cincuenta años entre este joven abogado, hoy abuelo, y las masas para que se creara una unión tan indisoluble. Fidel ha sabido escuchar el corazón del pueblo e inyectar el espíritu de que es posible el cambio, analizando las distintas reacciones de su pueblo frente a los problemas planteados por la dirección de la revolución.

    Pero hay algo más importante detrás de todo este momento de traspaso, de sucesión momentánea, de operación, de recupero pronto o de cuanto tiempo mas puede estar Fidel o Raúl al frente del aparato revolucionario, dadas sus edades. Todo esto no importa si es que tenemos en cuenta lo más importante: el pueblo, la masa. Aquí esta el secreto de una revolución verdadera. Ni la Revolución cubana la hizo solo el movimiento 26 de julio (estuvo a la cabeza y fue mayoritario pero no el único) ni Fidel es un Quijote, que si deja de existir se acaba la novela de la Revolución que quisiera escribir un Cervantes del siglo XXI, ni si Raúl puede reemplazar o no, nada de esto es lo que va a determinar la continuidad de este germen de vida, que es un cambio desde la raíz en Cuba y un viento que sopla esperanzas a los demás pueblos del mundo en busca de su libertad política y económica. Es el pueblo revolucionario el que decide cómo y la continuidad del proceso de transformación que comenzó el 10 de octubre de 1868, siguió el 24 de febrero de 1895, el 12 de agosto de 1933, el 26 de julio de 1953 y se cristalizo para permanecer hasta hoy aquel 1ro de enero de 1959.

    Hoy la Revolución cubana es una mujer de casi cincuenta años que ha madurado en la universidad de la experiencia y ha estado acompañada por Fidel, caminando a la par y de la mano mostrándola al mundo para que todos la conozcan con su hermosa y sensual figura, pero también con sus defectos y arrugas.

    Especuladores, enemigos y no, apuestan cuanto dura y como será el día "F", el día después, sin Fidel. La construcción del socialismo esta basada en el trabajo de las masas y no de un individuo ni de muchos, en la capacidad que tienen las masas para organizarse. Por lo tanto, que falte un individuo, por mas que sea el más importante de la Revolución por su papel histórico, no detendrá el crecimiento inevitable de una revolución permanente ya que la protagonista principal es la masa activa, es decir el pueblo de Cuba.

    Pero también sabemos, porque la historia así lo demuestra, que el socialismo es reversible, que una revolución puede destruirse, que los sueños se pueden hacer añicos, y que habrá que seguramente, si algo de esto sucede, volver a empezar. Sólo un colectivo revolucionario organizado, y Cuba lo tiene (abundan jóvenes capaces en las nuevas generaciones), al frente de los tiempos que se avecinan, impedirá que los enemigos de la dignidad intenten volver a convertir a la Isla en un cabaret y apagar así los logros de la revolución cubana y la ilusión de millones de personas que en ella confían. Fidel ha transmitido su mensaje claro sobre lo que se debe hacer en estos casos. Ha enseñado con el ejemplo lo que significa dedicar una vida a la revolución para aportar como individuo al conjunto de la sociedad desde el lugar de mayor responsabilidad en Cuba.

    Desde los primeros pasos estudiantiles, pasando por el Moncada, la historia me absolverá, la Sierra Maestra, Girón, la Crisis de los Misiles, y los cincuenta años de lucha ininterrumpida, con bloqueo y acciones terroristas a la orden del día por parte del imperio de los EEUU, Fidel ha mantenido una coherencia y una actitud frente a la vida que lo corona como otro de los más grandes revolucionarios que ha dado la humanidad.

    Podrá apagarse su vida, pero su voz seguirá sonando y estará siempre presente porque su mensaje trascendió fronteras, radares, sistemas de seguridad, leyes internacionales, grupos de terroristas, Pentágonos, Scotland Yard, cubanos mafiosos, y mentiras rabiosas con la clara intención de convertir en estiércol todo lo engendrado con la mas noble de las intenciones de quien pensó siempre en el prójimo.

    Los desposeídos del mundo esperan, los imperios del mundo también.

    Los segundos, transforman en alegría el fracaso de ayer. El no haber podido.

    Los primeros, desean la pronta recuperación de Fidel, y la firmeza y coherencia de Cuba para continuar, pese a todo, en la construcción de una humanidad más justa.

    Todos los hombres y mujeres que sentimos a ese pueblo, que sabemos de su gozo, sufrimiento, lucha, tenacidad, solidaridad, amor y alegría por vivir, sentimos el mismo desasosiego ante la salud de Fidel. La aflicción, la congoja frente a su estado convaleciente nos mantiene en zozobra. Las muestras de afecto de su pueblo y de los amigos desde todas partes del mundo reconfortan al vislumbrar el cariño que despierta la historia con ochenta años a cuesta. ¡La victoria de Cuba no está en Fidel, tampoco está afuera, la victoria de Cuba está en la unión, en el trabajo y en el espíritu de su pueblo que con dignidad se levanta erguido para demostrar que vale la pena luchar por un mundo subvertido, para una humanidad con sentido!.

      13 de Agosto de 2006


A lo cubano

Vivian Núñez


    Sé que es difícil para muchos entender a los cubanos. Esa etiqueta que nos han endosado de siempre alegres, bulliciosos y hasta irreflexivos esconde más de lo que enseña. Puede que seamos eso, pero somos, por encima de todo, fieles y agradecidos.

    Quizás ahí, en la fidelidad y el agradecimiento, esté la explicación de lo que ocurre hoy en Cuba, donde la incertidumbre solo se halla en la mente y en la palabra de George W. Bush, mientras que en sueños irrealizables está el inminente y triunfante regreso de los que en Miami hace tiempo quitaron el cartelito de "Esta es tu casa, Fidel" que inundó los hogares cubanos en enero de mil 959.

    "Te llamaba para que fueras preparando todo, pues prontoregresaré a recuperar el edificio", le dijo uno de esos cubanos de nacimiento a otro que en la isla se quedó cuidando el inmueble, que ahora es de él y de los demás inquilinos. "Ni lo pienses, y mejor te vas para el carajo, o mejor dicho, te quedas en el carajo", le respondió el de La Habana.

    La enfermedad del presidente Fidel Castro desató los demonios en Miami. Lo más bajo y lo más feo de una comunidad salió a las calles a festejar una muerte muchas veces anunciada..., y se quedó con las ganas.

    Mientras, en la Mayor de las Antillas, cubanos de todas las edades, razas y religiones coincidían en pedir por la salud de un hombre que, humano al fin y al cabo, tiene a su favor muchísima más luz que manchas. "Sé que se va a poner bien", "él está toca'o en Nigeria" — por los dioses africanos —, "seguiremos pa´lante", fueron algunas de las muchas expresiones que, sin orientación ni guión previo, afloraron por estos días.

    Y si bien es raro encontrar aún hoy después de más de una semana del anuncio oficial a un grupo de personas que no aborde el tema de "la salud del Comandante", la vida en la isla sigue su ritmo habitual, matizado por un calor insoportable, un transporte público que muestra más sus fisuras en estos meses de vacaciones y el sempiterno lamento de "qué haré hoy de comida" de las heroicas amas de casa.

    "Fidel se recupera, dicen que ya está caminando", se traslada de boca en boca, como parte médico espontáneo. Y es así como el guerrillero de la Sierra, el estratega de Girón, de la Crisis de Octubre, el estadista de Angola, de los años duros del Período Especial, entra de nuevo hoy en los hogares, como un familiar enfermo al que todos cuidan y miman.

    Ahora no hace falta el letrerito de "Esta es tu casa, Fidel". No hace falta porque, a 47 años de combates, reveses, victorias y, sobre todo, de realidades compartidas, él está para siempre, más que en los hogares, en los cuerpos y almas de los cubanos, esos agradecidos y fieles que, por suerte, somos inmensa mayoría.


Creo en Fidel Castro

Hugo Moyer Agostini


    Creo en Fidel, desde que era niño y veía a Atilio, sigiloso, despedirse de mi tía Bertila y marchar al monte cargado de municiones para la guerrilla, trayendo sólo perdices. Creo en Fidel, todopoderoso, que será recordado, porque fue capaz de levantar la moral de un país que, siendo mucho más pequeño que David, derrotó y seguirá derrotando, sin lanzar una piedra, a un imperio mucho más grande que Goliat. Creo en Fidel, quien, inclaudicable, ha logrado que no se invadan los espacios territoriales, mentales, espirituales e ideológicos de la mayoría de los cubanos.

    Creo en Fidel, quien aún brilla como un estadista, desde aquellos días en los que Tío Sam se asustó con los misiles rusos. Creo en Fidel, quien a pesar de la caída del bloque socialista y del muro de Berlín, mantuvo firme sus principios, apoyado en el intransigente pundonor, el indiscutible coraje y la incontestable valentía de su pueblo. Creo en Fidel, quien junto al Che, Mandela, Gandhi, Martin Luther King, la Madre Teresa de Calcuta y sobre todo, al lado de Jesucristo, pasará a la Historia Universal como un revolucionario humanista, que dio sinceras muestras de humildad, generosidad, altruismo y entrega total, en bien de la humanidad.

    Creo en Fidel, porque, cuando ha tenido que levantar un fusil, lo ha hecho, como lo hizo Salvador Allende, quien entregó su vida por la independencia, la libertad y la soberanía de Chile. Creo en Fidel, quien lloró en silencio, por haber llegado tarde a Vietnam y no poder conocer personalmente a Ho Chi Min.

    Creo en Fidel, quien armado de infinita paciencia y sabiduría, en su obsesión por convertir el revés en victoria, no ha caído en la provocación del imperialismo en Guantánamo, donde existen muestras inequívocas de irrespeto a la vida humana.

    Creo en Fidel, quien reconoció, sinceramente, que nunca pensó en el escenario del derrumbamiento de la URSS, pues confió ciegamente en sus camaradas rusos, como reconoce hoy, haber confiado en quienes roban descaradamente y le traicionan con actos de corrupción en la Isla. Creo en Fidel, pues a pesar de sus diferencias, tácticas y de estilo, el Ché reconoció que su falta de mayor gravedad fue no haber confiado más en él, desde los primeros días de la Sierra Maestra. Creo en Fidel, porque ha mantenido firme su política internacional de cooperación con los pueblos que luchan por la liberación nacional y el socialismo, contribuyendo a la Revolución Mundial. Venezuela, es hoy, un buen ejemplo. A través de Fidel, hemos recibido sabiduría y energía humana en educación, salud, seguridad y deportes, salvando a Chávez de no caer en las estratagemas del imperialismo y de sus lacayos y traidores. Un consejo de Fidel, vale tanto, o más, que todo el petróleo que se le suministre, pues ambos son recursos naturales no renovables.

    Creo en Fidel, que es un verdadero cristiano, porque ha sido capaz de dar, junto a su pueblo, mucho más que lo que recibe y porque ha hecho cierta la palabra del apóstol José Martí:

      "La mejor manera de decir, es hacer".

    Creo en Fidel, pues, llegado su inevitable tránsito a la eternidad, vivirá entre nosotros, como ejemplo de dignidad, por los siglos de los siglos. Amén ¡Feliz cumpleaños Camarada Fidel! ¡Dios y los pueblos del mundo te bendigan!

http://www.lanacion.com.ve/noticias.php?IdArticulo=39450&XR=1


Igual que el Che, Fidel no puede morir

Alberto Maldonado


    Quien fue capaz de ensayar ante sus verdugos, disfrazados de jueces, el célebre discurso "La historia me absolverá" (1953) a sabiendas de que contra él ya se había dictado una sentencia de muerte, no puede morirse, en el sentido de seguir viviendo con el ejemplo de su pensamiento, de su verbo, de su pasión por su pueblo.

    Quien fue capaz de sobrevivir a la tremenda represalia con que fue recibido el yate Granma, cuando tocó tierra cubana, y fortalecerse con apenas 12 expedicionarios en la Sierra Maestra; y desde allí, combatir a la sangrienta y terrorífica dictadura de Batista y derrotarla, no puede morirse y desaparecer.

    Quien fue capaz de movilizar al pueblo cubano, desde el poder, y llevarlo al primer estado socialista de América Latina; y establecer e institucionalizar, en todos los ámbitos de la joven república, la nueva democracia participativa, especialmente en educación, salud, empleo, alimentación y un largo etcétera, no puede callarse para siempre solo por haber muerto físicamente.

    Quien ha sido capaz de desafiar al imperio más feroz y sanguinario de todos los tiempos, apenas a 90 millas de distancia; y sortear toda clase de restricciones y penalidades impuestas desde hace 46 años por el bloqueo más brutal e inhumano que se conoce en la historia de todos los tiempos; y aún así haber tenido logros espectaculares en medicina, educación, deportes, salud y sobre todo, solidaridad para con los pueblos oprimidos del mundo, no importa la orientación ideológica o religiosa que hayan tenido, no puede dejar de existir solo porque su cuerpo dejó de respirar.

    Quien ha sido capaz de vivir solo dedicado a servir a su pueblo, a defenderlo, a ilustrarlo con su ejemplo y desde una tribuna llena de lógica, de dialéctica y de brillantes contenidos; y quien ha llamado a su pueblo y a los pueblos del mundo a dar la batalla pero de las ideas contra un neocapitalismo desenfrenado y genocida, armado hasta los dientes, con terribles y descomunales armas de destrucción masiva, no puede trastrabillar a la hora de su muerte y hacerse humo entre ese smog maloliente de la mediocridad, la corrupción y el servilismo.

    Quien ha sido capaz de establecer en su país, la equidad, la tolerancia, el respeto mutuo, el derecho a iguales oportunidades y a desterrar, ojalá que sea para siempre, el avasallamiento más salvaje y depredador de la llamada empresa capitalista y la "sociedad de mercado", no puede irse de este mundo y dejar el campo libre para que vuelvan en romería esos mismos que imponían dictaduras retrógradas y sanguinarias solo para seguir usufructuando de privilegios y monopolios en la industria, la producción, el comercio y hasta la prostitución y el tráfico de drogas y de casinos.

    Quien ha sido capaz de sortear más de 600 complots para asesinarlo y dirigir un proceso revolucionario durante 47 años y no haber acumulado ni para él ni para sus parientes y amigos o para grupos de presión, ni un centavo, ni cuentas corrientes en el exterior ni sociedades anónimas o bien conocidas, como ha ocurrido en toda América Latina, desde siempre; y ha sido capaz de admitir, estudiar y corregir sus errores, de aplicar la crítica y la autocrítica con los suyos propios; y de no haberse excedido jamás en el uso represivo de la fuerza contra sus adversarios de distinto pelaje y condición, inclusive con traidores y vendepatrias, a quienes ha facilitado su salida precisamente a las costas de la Florida o a la costa del sol española, pues llana y sencillamente NO PUEDE MORIR.

    Se han muerto y se seguirán muriéndose esos "líderezuelos" del primero, segundo, tercero y cuarto mundos, que pasan por la historia de sus pueblos como una exhalación, que son repetidores de frases y de ideas que otros, antes que ellos, ya las dijeron; que son incapaces de ningún pensamiento nuevo o renovador y que no han podido ni siquiera ensayar algo que se parezca a solución de problemas nacionales o humanos. Ellos si que desaparecen para siempre cuando sus cuerpos dejan de respirar; y solo quedan para ser nombrados en el maloliente basurero de la historia.

    Pero los grandes hombres, especialmente aquellos que han escrito páginas históricas ciertamente muy significativas, que quedan a través de los tiempos, esos no mueren.

    Pero como son irrepetibles, la humanidad, los pueblos, no quieren que se mueran físicamente porque piensan que de todas maneras su pensamiento, su actitud de vida, debe perdurar lo más posible, ya que siempre tendrán tarea por hacer.

    Eso parece que inspira al Comandante Fidel, el que cumple 80 años, el que está ganando otra batalla a la inevitable muerte que algún día llegará. Ya que contra todo pronóstico, especialmente de esas aves de mal agüero que "hacen opinión" a través de los llamados medios de comunicación "social", pues parece que convalece y se recupera satisfactoriamente. Y a lo mejor vuelve a la conducción de su Cuba socialista pero, desde lo que ha estado haciendo en los últimos tiempos: el estudio, el análisis y las ideas no solo sobre los problemas de Cuba — que si los hay y variados y complejos — sino sobre la problemática mundial, seriamente amenazada por esa pandilla que pretende gobernar el mundo e imponerle su imperio global.

    Pero Fidel Castro Ruz NO MORIRÁ, como no murieron Bolívar, Sandino, Lenín y el CHE, para no citar sino unos pocos. Es que Fidel, NO PUEDE MORIR. El, ya en vida, se ha ganado un puesto de honor en la historia de la humanidad.

      Alberto Maldonado
      Periodista ecuatoriano



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