Cuba

Una identità in movimento


Camino de hierro

Lázaro David Najarro Pujol


Con la construcción de la línea del ferrocarril Camagüey-Santa Cruz del Sur, en 1923, una gran parte de las familias residentes en las Doce Leguas, emigró hacia la ciudad sureña camagüeyana. Así se inició la transportación del pescado fresco hacia la capital de la provincia.

El proyecto, fue una iniciativa de Gaspar Betancourt Cisneros (El Lugareño) que databa de 1849, dos años antes de la inauguración del vial de 72 kilómetros, Puerto Príncipe-Nuevitas, debido "a la importancia que adquiere su embarcadero en el comercio de cabotaje y hacia Sudamérica"[1].

Según el historiador Fernando Crespo, existen informes de mediado del siglo XIX, que aseguran que los principales hacendados y ganaderos de Puerto Príncipe, abogaban por la necesidad del segundo camino de hierro de la región, con el objetivo de la exportación de más de 40 000 cabeza de ganado por Santa Cruz del Sur, con destino al comercio exterior.

Estas ideas recibieron el respaldo del contador de hacienda y naturalista español, vecino del Puerto Príncipe, Miguel Rodríguez Ferrer. Lo costoso del proyecto impidió que el Ayuntamiento lo aprobara.

Regino Avilés Marín, en su investigación, Apuntes para la historia del ferrocarril Puerto Príncipe-Santa Cruz del Sur, añade que el 22 de julio de 1889, el Teniente General Manuel Salamanos Negrete, Capitán General de la Isla, visitó Puerto Príncipe y en reunión efectuada con el Presidente de la Diputación Provincial y a propuesta del señor alcalde y otras personalidades, acuerdan la construcción del ramal del ferrocarril Puerto Príncipe-Santa Cruz del Sur. La provincia contaba con más de 4 790 propietarios de fincas rústicas con derecho al voto.

Continúa Regino que el 5 de julio de 1906, el presidente de Cuba, Tomás Estrada Palma firma una ley, aprobada por el Congreso, que autoriza al Gobierno, mediante cierto Pliego de condiciones, a contratar con compañías privadas, la construcción y explotación de 12 nuevos ramales de ferrocarril, entre ellos el de Camagüey a Santa Cruz del Sur. La ley establecía una subvención de 6 000 pesos por cada kilómetro ejecutado que pagaría el Gobierno a la compañía contratada.

El tiempo transcurría y no se comenzaban los trabajos de construcción del ramal. "El 5 de julio de 1912, por Decreto Presidencial número 912, se concede a la Compañía del Ferrocarril de Costa Norte de Cuba, cuyo presidente era José Miguel Tarafa y Armas, la subvención de 6 000 pesos por cada kilómetro para ejecutar las líneas del Ferrocarril Nuevitas-Caibarién y del Ferrocarril Camagüey-Santa Cruz del Sur. En la subasta realizada se le otorga la concesión a la empresa Tarafa, cuyas proposiciones, expresadas en el Inciso D del Decreto, planteaba: "construir o Hacer Que otras compañías construyan en cualquier punto de las líneas entre Nuevitas-Caibarién y Nuevitas-Camagüey-Santa Cruz del Sur, dos o más centrales que en conjunto produzcan no menos de 400 000 sacos de azúcar por zafra". El 2 de noviembre de ese año fue inscripto, en la ciudad de Dever, Estado de Delaware, la Compañía del Ferrocarril de la Costa Norte de Cuba, con capital de 20 000 000,00. La inscripción la hizo la United States Corporation Compay, que era la representante en ese país. José Miguel Tarafa y Armas[2] era el único cubano que aparecía en el cuerpo de dirección.

Estaban por encima de todo los intereses económicos de la compañía ferroviaria. Santa Cruz del Sur constituía el segundo puerto en importancia de la provincia de Camagüey, con grandes extensiones de tierra vírgenes para el desarrollo de la industria azucarera que estaba en manos de los grupos financieros más poderosos de la Wall Street, mientras las grandes extensiones de tierra del país eran propiedades de latifundistas. Hay que tener en cuenta asimismo que en esa etapa existía una hegemonía absoluta de la economía del país por parte de los grupos financieros y compañías de Estados Unidos. Representaba una zona segura de embarque de ganado y azúcar para el exterior y distintas regiones del país. El ferrocarril también propiciaría la explotación de las riquezas pesqueras de esa comunidad del sur de la provincia de Camagüey.

En abril de 1915, los empresarios de los ferrocarriles que ofrecen servicios en la provincia de Camagüey llegaron al acuerdo de conciliar sus intereses en pugna. La compañía que preside Tarafa — el ferrocarril del norte de Cuba — renunció a algunas de sus concesiones a favor de The Cuba Railread Company de Sir William Van Horne. Fueron los que otorgó el gobierno menocalista en 1912. Entonces el general Mario García Menocal, presidente de la República, firmó el Decreto Ley número 1678, legalizando los acuerdos entre empresarios yanquis y magnates ingleses. En el apartado (A) del Decreto-Ley 1678 se expresa que "La línea del ferrocarril Camagüey-Santa Cruz del Sur la ejecutará la The Cuba Railread Company con la misma subversión de 6 000 dólares por kilómetro de vía.

El 6 de diciembre de 1915 se firma el Decreto Presidencial número 1699, que otorga a la The Cuba Railread Company la concesión para construir el Ferrocarril Camagüey-Santa Cruz del Sur[3].

Pero no fue hasta el 9 de octubre de 1923, que el presidente de la Republica, doctor Alfredo Zayas y Alfonso, sancionara la Ley del Congreso sobre la consolidación de las empresas ferroviarias — es la llamada Ley Tarafa — por los grandes beneficios que reportaba al señor José Manuel Tarafa y Armas, quien al mismo tiempo alcanzó el honor de que su apellido le diera nombre a una Ley del Estado sin haber sido ni Representante, ni Senador[4].

Albérico Ulises Álvarez Reyes fue uno de los protagonistas que participó en la ejecución del vial para ese ingenio del transporte.

En 1923 empezó a construirse la línea del ferrocarril — 99 kilómetros — que uniría a Santa Cruz del Sur con Camagüey. El pueblo estaba aislado del resto del país. Sólo nos comunicábamos a través del mar. Para contribuir a poner fin a esa desgracia geográfica me motivé y me incorporé a la construcción del ferrocarril. Miles de traviesas y rieles se trasladaron a lo largo del futuro camino de hierro, como se le decía en esos tiempos. Sudorosos íbamos colocando armoniosamente las traviesas y rieles para el paso de las locomotoras, los vagones y los coches. Terminado parte de los trabajos regresamos a Santa Cruz del Sur a esperar la entrada, por vía marítima, de la locomotora y los vagones.

En el horizonte divisamos varios puntos oscuros, que en la medida que se aproximaban al litoral, delataban de lo que precisamente se trataba, de una flotilla de vapores. Las profundidades del mar en estas zonas son sumamente bajas, por lo que fue imprescindible la improvisación de un puente de patanas entre las embarcaciones y el muelle.

El viernes 10 de agosto de 1923, el periódico EL CAMAGÜEYANO, publicó en su primera plana el acontecimiento:[5]

DESEMBARCÓ EN SANTA CRUZ DEL SUR LA PRIMERA LOCOMOTORA

ESTA HARA LOS TRABAJOS FINALES DEL FERROCARRIL QUE HA DE UNIR A CAMAGÜEY CON SU PUERTO MARITIMO DEL SUR

EL EMPEÑO SEMPITERNO DE WALFREDO RODRIGUEZ PRONTO A REALIZARSE

Santa Cruz del Sur, Agosto 9 a las 4 P.M.

Hoy han desembarcado aquí la primera locomotora que, perteneciente a Cuba Company, hará los trabajos finales en la construcción del ferrocarril que habrá de unir a esta Ciudad con la Capital de la provincia.

UN RAMAL IMPORTANTE

Desde la época de los españoles, el ferrocarril de Santa Cruz del Sur había sido un sueño dorado para santacruceños y para camagüeyanos. Ese ferrocarril ha de cruzar los lugares más fértiles de toda la provincia camagüeyana, dará riqueza enorme a regiones muy importantes y ayudará de una manera muy decisiva a acabar con ese aislamiento que, producto de la falta de comunicaciones, constituye el obstáculo principal con que cuenta en la provincia de Camagüey todo propósito de mejorar notablemente nuestra industria agrícola.

Hay campos feracísimos en esa línea de Camagüey a Santa Cruz del Sur, hay terrenos inexplorados, vírgenes casi, intocados por la mano del hombre que, ahora, al amparo del movimiento que imprime a toda región un ferrocarril surgirán como por encanto a la vida del negocio y del progreso.

El ferrocarril de Santa Cruz del Sur es para todos los que en esta región viven, algo así como la bendición de Dios.

UN EMPEÑO DE WALFREDO

Walfredo Rodríguez, el batallador e inteligente congresista camagüeyano, ha hecho del ferrocarril de Santa Cruz del Sur, algo así como el empeño magno de toda su vida. Desde hace mucho tiempo, el hoy Representante Rodríguez ha luchado denodadamente por conseguir la construcción de ese camino de hierro y, sus campañas a favor de ese ferrocarril han sido de tal naturaleza, que la misma Compañía de Cuba, apreciándolo así tan pronto como su Junta Directiva acordó en definitiva comenzar las obras que, enlazando a Vertientes con Santa Cruz, dejan terminado el ferrocarril que une a esta Ciudad con la de Camagüey por conducto de su Presidente pasó su cable al señor Walfredo Rodríguez, cable en el que reconocía en Walfredo, "a la persona que más había luchado por la construcción de ese camino de hierro".

ENTUSIASMO DELIRANTE

El desembarco de esa locomotora que habrá de servir para la construcción del tramo final de este importante ferrocarril, ha causado aquí un entusiasmo delirante.

Santa Cruz del Sur se halla en estos momentos presa de un sentimiento de alegría inconmensurable y, por todas partes no se oyen más que comentarios favorables para la Compañía de Cuba y palabras de fe y de esperanza para esta sufrida, aunque rica región.

Muchas personas se han acercado a mí para felicitar por mi conducto a EL CAMAGÜEYANO y al Representante Rodríguez, por este gran triunfo obtenido por Santa Cruz. Esto lo hago con gusto. Los técnicos de la Compañía de Cuba que aquí se encuentran, aseguran que el nuevo año verá la línea Camagüey-Santa Cruz del Sur, por lo que desde hace tiempo suspiramos los santacruceños".

EL CAMAGÜEYANO, respondía a los intereses del congresista Wilfredo Rodríguez y sus seguidores. Con la ejecución de ese tramo del ferrocarril, Rodríguez, además de adquirir su tajada, realizaba sutilmente campañas con fines electorales.

La llegada de la locomotora fue un suceso insólito. La gente se concentró en el litoral, aseguró Albérico Ulises Álvarez Reyes.

La primera locomotora que llegó a Santa Cruz del SurRepresentó uno de los acontecimientos más grandes en los primeros 103 años de existencia de Santa Cruz del Sur. La locomotora se depositó en la vía férrea, levantó una cortina de vapor, realizó las primeras maniobras acompañadas del pitazo de aquella mole metálica y dejó escapar el atronador sonido de hierro y vapor. Tuve el privilegio de presenciar y ser protagonista de la ceremonia de unión de las vías férreas iniciadas por la capital provincial y la playa sureña. Las dos cuadrillas se encontraron en Aguilar. Ese día se convirtió en un día de fiesta para ambas cuadrillas.

La inauguración oficial de la línea ferroviaria Camagüey-Santa Cruz del Sur ocurrió el domingo 14 de diciembre de 1923.

A las ocho y quince de la mañana sale el primer tren de la Estación Central del Ferrocarril de Camagüey, con funcionarios de la compañía y del gobierno municipal, mientras que de Santa Cruz del Sur parte a las nueve y quince de la mañana.

La empresa ordena al jefe de la estación que no le cobre nada al primer pasajero. Resulta nombrarse Miguel ángel Ortiz. Son los precios en primera clase $4,40 y en tercera $ 2,03 .

En el sureño puerto agramontino se realizaron fiestas, que duraron tres días.

Desde el proyecto inicial del Ferrocarril Camagüey-Santa Cruz del Sur, el 22 de julio de 1899, al 14 de diciembre de 1923, transcurrieron 34 años para que esa idea de los camagüeyanos fructificara.

El 28 de julio de 1924, de acuerdo a lo dispuesto en la Ley Tarafa, se realiza la consolidación de las empresas ferroviarias, mediante escritos firmados en Nueva York. Las empresas The Cuba Railread Company, Ferrocarriles del Norte Cuba, el Ferrocarril Camagüey-Nuevitas y el Ferrocarril Camagüey-Santa Cruz del Sur, se consolidan en una sola matriz en compañía dueña de todas las acciones, con el nombre de Ferrocarriles Consolidados de Cuba. El presidente de esa nueva entidad, Mister Horatio S. Rubens, abogado norteamericano y el vicepresidente, residían en Nueva York. Los otros dos vicepresidentes, uno radicaba en La Habana y el otro en Camagüey[7].

Considera José del Risco Martínez, que la instauración del ferrocarril cerró más de cien 100 años de aislamiento del pueblo:

En el año 1924, después de la inauguración del ferrocarril, me incorporé a una empresa encargada de la comercialización del pescado nevado que era destinado a distintas ciudades de la República.

Un año después del enlace, por la vía férrea, Santa Cruz del Sur con Camagüey, Sabino Rodríguez Menéndez llegó al pueblo.

Residía en Guayo y de allí partí, en 1926, para Santa Cruz del Sur y como ya existía el ferrocarril aprecié un gran movimiento comercial. Yo había emigrado de España el 2 de enero de 1920 y encontré en el sur de Camagüey un buen sitio para mi vida. Con mi hermano puse un comercio que pronto prosperó, pero mi hermano murió y continué solo en la bodega la Casa Grande y mantenía intercambio con el Almacenito, Edificio Avalo y la Francia.

Recuerda Braudilio Suárez Miranda que hasta las cayerías llegaron las noticias del progreso:

En la comunidad pesquera de las Doce Leguas nos llegaron las noticias de la inauguración del ferrocarril. Yo sólo tenía siete años. Mi familia decidió emigrar para Santa Cruz del Sur. A los catorce años de edad asumí el barco El Kaisor. Me acompañaba mi hermano Feliciano. Posteriormente pesqué Sierra, Pargo, Rubia, Biajaiba, Carey, Tortuga y Caguama en otras embarcaciones. Los quelonios los capturábamos con el empleo de arpones. En tiempos de norte trabajábamos al día y en el mes de abril, con las arribazones, nos trasladábamos a las Doce Leguas. Concluíamos esas campañas en el mes de julio.

Albérico Ulises Álvarez Reyes, formó parte de una cuadrilla de constructores en 1923:

Después de la terminación del ferrocarril, me dedique a carnicero, bodeguero y más tarde me emplearon en un tostadero de café, pero vino la situación del machadato y nuestro rumbo cambió: todo lo que se emprendía fracasaba de tal manera que no ganaba ni para comprar el pan, mantener a la mujer y los tres hijos y ayudar a mi padre que estaba arruinado.

Un amigo y yo, conseguimos un chalán y comenzamos a cargar las llamadas piedras calizas, destinadas a la construcción de calles. Nos pagaban con víveres para la familia. Las piedras las extraíamos del mar a dos brazas de profundidad. Estábamos expuestos al peligro de los tiburones.

Muchas personas no tuvieron tiempo para la educación: la situación en la época era bastante tensa e insegura, por lo cual Fernando García Villarreal no rebasó el tercer grado.

éramos 13 hermanos. Nuestros padres nos enseñaban el manejo de los barcos y la pesca. En una etapa trabajé por la mitad del salario de uno de mis hermanos. Para ser pescador no era necesario aprender mucho. Lo importante era saber contar para sacar cuenta de la venta de nuestra mercancía.

El embarque del pescado con destino a La Habana y la ciudad de Camagüey, entre otros sitios, dependía del transporte ferroviario, pero como consecuencia de la huelga de los obreros ferroviarios, en junio de 1924, la situación se tornó tensa en Santa Cruz del Sur y así lo confirma un cable publicado en la primera plana del periódico EL CAMAGÜEYANO, que enfoca la información desde el punto de vista de los intereses de los empresarios más beneficiados con el comercio del pescado, al verse perjudicados con la justa huelga de los ferroviarios agramontinos:

Situación Angustiosa en Santa Cruz

El Negocio del Pescado Está en Paro Forzoso.

Sufren Serios Perjuicios Muchos Obreros y pescadores

SANTA CRUZ DEL SUR, junio 13

Desde que se inició la huelga estamos aquí sin noticias. No sabemos nada y es tan horrible el aislamiento en que vivimos que muchas personas se han acercado a mí para rogarnos que pida al gran diario de la provincia que nos permita diariamente una síntesis de las noticias que allí se tengan sobre la huelga ferroviaria, ofreciendo esas personas pagar de su peculio los gastos que se realizaran.

He quedado comprometido a dar las noticias que se soliciten, sin necesidad de que los solicitantes hagan gastos algunos.

Situación Angustiosa

Nuestra situación, con motivo de la huelga, es positivamente insostenible. Debido a la falta de trenes, el negocio del pescado ha tenido que paralizarse forzosamente. Como trescientos obreros y pescadores, que se estiman que devengan entre cinco y diez pesos diarios cada uno, están sin poder hacer nada.

Aróstegui

Corresponsal

Orencio Benito Marrero ayudaba a su padre en una empresa pesquera de su propiedad.

Era propietario de varias embarcaciones y una tienda. Atendíamos los embarques de pescado nevado que se comercializaba en Santiago de Cuba, Camagüey y La Habana. Poseíamos un barco, el Santa Cruz, que se utilizaba como enviada o medio de enlace entre Cachi Boca y el puerto. Transportaba la producción de las 18 embarcaciones que operaban en esa zona.

Cuando me enrolaba en un barco y zarpaba a alta mar permanecía entre diez y doce días en la zona de pesca. Me encantaba la pesquería y velar los quelonios que acudían a las playas de los cayos a depositar sus huevos en la arena.

El ferrocarril también estimuló la producción azucarera, según el testimonio de Juan Amado Vega Martínez:

Con la construcción del ferrocarril también se realizaba en Santa Cruz del Sur el embarque del azúcar. En esa faena laboré, en 1927, como pagador. Toda mi vida la dediqué al trabajo, fundamentalmente como estibador. Ocupe responsabilidades en la dirección del sindicato e incluso a escala nacional.

Salvador Cañete Izaguirrez, trabajó como fregador de platos en el hotel Saldivar.

Era la única forma de ayudar al sostén de la familia. Mi madre quedó viuda en el momento que todos requeríamos del calor de nuestro padre. Encontré muchos momentos de desesperación y me vi con los brazos atados a la espalda. Yo era el mayor de los varones y residíamos en la cuartería de Chaparra. Como el salario era insuficiente para una familia numerosa me emplee como estibador en el embarque del azúcar, un trabajo de esclavo.

Para Ignacio Corso Moncada, los accidentes del trabajo eran la condena perpetua del obrero:

En una ocasión, cuando trabajaba en un navío de la Casa Consignataria, en el embarque de azúcar, realicé un movimiento involuntario y caí desde la altura de cuatro metros y me fracturé la columna vertebral. Me condujeron al hospital de Camagüey. El barco estaba consignado a Feliberto Suárez y como éste no dio cuenta de mi accidente, porque a su vez el capataz Felipe Pozo no lo informó, en el hospital me dieron el alta y me retornaron a la casa sin atender la fractura. Me encontraba en un estado de tensa desesperación. Mi compañera buscó un médico, quien al reconocerme solicitó la presencia de la familia.

El médico preparó el instrumental quirúrgico. En ningún momento habló de anestesia. Al instante pensé: "Esto debe ser a sangre fría".

Estaba listo para soportar el fuerte dolor. "¿Qué ha sido hasta ahora mi vida?". Así pensaba mientras el facultativo se acercaba a mí. "El trabajador que se accidente está confinado a la miseria. Si quedo inútil tendré que vivir de la mendicidad, sin el amparo del gobierno, ni de la Casa Consistorial. De todas formas no deseo la muerte. Quizás las cosas cambien. No puede ser así siempre". El bisturí entró en mi cuerpo. La vista se me nubló por el dolor. Quedé inconsciente... Cuando volví en mí la operación había culminado. Al mes estaba dispuesto a iniciar una nueva vida. Cambié de trabajo, pagué las deudas y me compré una casita frente al histórico parque Las Yanas[8].

Muchas generaciones de santacruceños conocieron a Fernando García Villarreal por el Chino Largo:

Mi vida entera la pase pescando. Entre 1930 y 1932 nos cayó encima una situación muy crítica, principalmente al hombre de mar, ya que la empresa, que al principio nos pagaba regular y podíamos salir a flote; ya en esa etapa no ganábamos ni para los víveres y cada día la deuda aumentaba. La pesca era abundante, pero los empresarios no la querían recibir las capturas. Ellos alegaban que no existía mercado en La Habana y nos veíamos obligados a vender el producto en el propio pueblo, regalarlo o botarlo al mar para que no se nos pudriera en la embarcación. Nada, que la jornada de mar no se puede tasar.

El pescador en aquella época era el ser más pobre. Enfermos, algunos, morían sin recibir atención médica. Si se nos enfermaba un hijo, o cualquier familiar cercano, no teníamos cómo pagar al médico, ni las medicinas. Teníamos que conformarnos con los remedios caseros que a veces no daban resultados y se nos morían las criaturas. Ese era el panorama que vivía el pescador.

Idalia Adriana Izaguirrez Martínez procedía de una familia de pescadores.

Siempre tuvimos situaciones económicas de altas y bajas, sujetos a lograr buenas y malas mareas, aunque prevalecían las peores. En aquella época ser pescador era la última alternativa..., la última carta de la baraja.

Mucho antes de la inauguración del Ferrocarril, en Santa Cruz del Sur se hablaba de un proyecto de ejecución de la carretera que uniría a esta ciudad con la capital provincial. El periódico EL CAMAGÜEYANO, del día 8 de julio de 1923 lo reflejaba en su primera plana:

NUEVITAS Y SANTA CRUZ, PRONTO ESTARAN UNIDOS A CAMAGÜEY POR CARRETERA

En la Jefatura de Obras Públicas de esta provincia, se ha recibido ayer una carta-orden del honorable secretario de esa cartera, ordenando que inmediatamente se comience el estudio y proyectos de varias obras de suma importancia.

(...) Hace ya cerca de 20 años, que la carretera de Camagüey a Santa Cruz del Sur, no ha cesado de dar juego en las oficinas de Obras Públicas. Desde los tiempos de la primera intervención americana ya se había hecho estudios y proyectos para el deslinde y trazo de esa carretera que nos unirá con un puerto de mar.

COMERCIALMENTE

Santa Cruz del Sur ganará mucho con ella. Las rutas automovilísticas eran entonces trazadas, y se establecerá una competencia fuerte a los caminos de hierro. Los industriales que exportan por la vía norte de Cuba, podrán contrarrestar debidamente con precios de flete impuestos por la compañía de Ferrocarriles.

SOCIALMENTE

También será de una ventaja inmensa para Nuevitas y Santa Cruz del Sur las edificaciones de esas carreteras.

Las excursiones de Camagüey a los puertos serán muy frecuentes; y hasta facilitarán la vida y el surgimiento de una nueva arteria comercial muy importante: la de hoteles.

La carretera de Santa Cruz del Sur continuó ocupando la primera plana del periódico EL CAMAGÜEYANO y en la edición del 18 de julio de 1923 así lo confirma:

La Carretera Que Unirá a Camagüey Con Santa Cruz, Será Sacada a

Subasta el Lunes

Muy pronto será un hecho ya, la carretera a Santa Cruz del Sur.

Una vez terminados los estudios que se hacían en O.P (Obras Públicas) se va a proceder a la construcción de la misma, con toda la rapidez y eficiencia con que se pueda contar.

EN SUBASTA

El lunes próximo, a las nueve de la mañana, en el local de la Jefatura de Obras Públicas, se procederá a efectuar una subasta con proposiciones a pliegos cerrado, para la construcción de dicha carretera.

Unos días después de esa subasta, el 26 de julio de 1923, el nuevo Jefe de Obras Públicas, Ramiro A. Fernández Quirinal, visitaba la carretera de Santa Cruz del Sur y así lo anunció al día siguiente EL CAMAGÜEYANO:

Nuestro Redactor cogió al vuelo la salida y pudo informarse de que pasearon muy largamente por la carretera de Santa Cruz y que después regresaron a la ciudad (...)

Aun en el primer trimestre del año 1924 la carretera no se había culminado y la gente del pueblo, tras concluir el 16 de marzo las elecciones, centraba las esperanzas en la gestión del nuevo gobierno. Al siguiente día el Periódico EL CAMAGÜEYANO reflejaba en primera plana:

LA MUNICIPALIDAD CONSERVADORA DE SANTA CRUZ

Triunfó Allí la Tendencia Ortodoxa del Partido

Juan Figueras y Rodríguez Blanco, Delegados a la Provincial

Santa Cruz del Sur, marzo 16 a las 7 P.M.

Con perfecto orden y un entusiasmo superior a toda la ponderación, se celebró esta tarde la constitución del Comité Ejecutivo Municipal Conservador de esta localidad.

Puede afirmarse de una manera terminante que los conservadores que integran el nuevo Comité Municipal según la masa inflexible ortodoxia de la colectividad.

LOS ELECTOS

Para Presidente de ese organismo resultó electo el señor Mario Martín y como vicepresidente figura el señor Pedro M. Junco.

Resultaron designados para Delegados a la Provincial, los señores Juan Figueras y José Rodríguez Blanco.

Pero ya en mayo de 1924 se presentaban en Santa Cruz del Sur nuevas elecciones. En distintas demarcaciones había cierta tenencia al machadato, pero en el caso del sureño territorio camagüeyano la mayoría abogaba por el coronel Carlos Mendieta.

También EL CAMAGÜEYANO publicó la noticia del resultado de la Asamblea Constituyente:

Aunque no existía la comunicación por carretera con la ciudad de Camagüey ya en Santa Cruz del Sur se realizaban gestiones para adquirir un automóvil.

El primer automóvil lo trajeron en un barco afirma Caridad Pérez Mesa:

Yo era una niña, pero jamás se me olvidará. Lo recuerdo plenamente. El día que transitó el auto por nuestras calles fue un escándalo. Un hombre pregonaba por las calles el suceso. Exhortaba a la población a no salir de sus casas y en especial a los niños, porque se exponían a un peligro.

Eran alrededor de las dos de la tarde cuando salió aquel artefacto móvil. Iba levantando una capa de polvo negro. Algunos intrusos se conglomeraron, asombrados, a lo largo de la calzada. Mi abuela se asomó por la puerta y me sostenía cargada. Cuando el automóvil pasó por la casa mi abuela me apretó contra su pecho.

— ¡Esto es el demonio! ¡Esto es el demonio! — exclamaba mi abuela dando gritos aterradores. Yo asustada, lloraba también.

Con el tiempo nos fuimos acostumbrando a verlo circular por las calles. Ya el automóvil no causaba el pánico inicial, pero siempre los adultos prevenían a los niños que tuvieran cuidado cuando lo vieran acercarse.

MENDIETISTAS ARROLLARON EN SANTA CRUZ DEL SUR

Eligieron al Presidente de la Municipal y a Los Dos Delegados a la Provincial.

Reinó Entusiasmo Entre los Partidarios del Ideal

SANTA CRUZ DEL SUR, mayo 11

La constitución de la Asamblea Municipal Liberal en este Término ha culminado, como se esperaba, en un extraordinario triunfo para las fuerzas políticas que siguen al ídolo de ese Partido, el Coronel Carlos Mendieta.

Los delegados a la Asamblea Municipal, por mayoría estupenda, eligieron Presidente del Comité Ejecutivo de esa Asamblea, al señor Ramos Barrios, siendo designados delegados a la Asamblea Provincial los entusiastas mendietistas señores Ricardo García Birba y Juan Paneque.



Lázaro David Najarro Pujol Lázaro David Najarro Pujol, escritor y periodista.
Labora en la emisora Radio Cadena Agramonte de Camagüey.
Autor de los libros Emboscada y Tiro de Gracia,
ambos publicados por la Editorial Acana de Camagüey.



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