Cuba

Una identità in movimento

Nicolás Guillén: una pequeña antología — 5


Si tú supiera...

Hay que tené boluntá

Sigue...

Búcate plata

Mi chiquita

Tú no sabe inglé

Vine en un barco negrero...

West Indies, Ltd.

Balada

Canción de cuna para despertar a un negrito

¡Ay, señora, mi vecina!...

Un negro canta en Nueva York

A las ruinas de Nueva York

Sensemayá


Si tú supiera...
¡Ay, negra
si tú supiera!
Anoche te bi pasá
Y no quise que me biera.
Aé tú le hará como a mí,
que cuando no tube plata
te corrite de bachata,
sin acoddate de mí.

Sóngoro cosongo,
songo be;
sóngoro cosongo
de mamey;
sóngoro, la negra
baila bien;
sóngoro de uno
sóngoro de tre.

¡Aé,
bengan a bé;
aé,
bamo pa bé;
bengan, sóngoro cosongo,
sóngoro cosongo de mamey!


Hay que tené boluntá
Mira si tú me conose,
que ya no tengo que hablá:
cuando pongo un ojo así,
e que na hay na;
pero si lo pongo así,
tampoco hay na.

Empeña la plancha elétrica,
pa podé sacá mi flú;
buca un reá,
buca un reá,
comprate un paquete' vela
poqque a la noche no hay lu.

¡Hay que tené boluntá,
que la salasión no è
pa toa la bida!

Camina, negra, y no yore,
be p'ayá;
camina, y no yore, negra,
ben p'acá;
camina negra, camina,
¡que hay que tené boluntá!


Sigue...
Camina, caminante,
sigue;
camina y no te pares,
sigue.

Cuando pase por su casa
no le diga que me viste;
camina, caminante,
sigue.

Sigue, no te pares,
sigue,
no le mire si te llama,
sigue,
acuérdate que ella es mala,
sigue.


Búcate plata
Búcate plata,
búcate plata,
poqque no doy un paso má:
etoy a arró con galleta,
na má.

Yo bien sé cómo etáto,
pero biejo, hay que comé:
búcate plata,
búcate plata,
poqque me boy a corré.

Depué dirán que soy mala,
y no me quedrán tratá,
pero amó con hambre, biejo,
¡que ba!

Con tanto sapato nuebo,
¡que ba!
Con tanto reló, compadre,
¡que ba!

Con tanto lujo, mi negro,
¡que ba!


Mi chiquita
La chiquita que yo tengo
tan negra como è,
no la cambio po ninguna,
po ninguna otra mujé.

Ella laba, plancha, cose,
y sobre to, caballero,
¡cómo cosina!

Si la bienen a bucá,
pá comé,
ella me tiene que llebá,
o traé.

Ella me dise: mi santo,
tú no me puede dejá;
bucamé,
bucamé,
bucamé,
pa' gosá.


Tú no sabe inglé
Con tanto inglé que tú sabía,
Bito Manué,
con tanto inglé, no sabe ahora
desí ye.

La mericana te buca,
y tú la tiene que huí:
tu inglé era de etraí guan,
de etraí guan y guan tu tri.

Bito Manué, tú no sabe inglé,
tú no sabe inglé,
tú no sabe inglé.

No te enamore ma nunca,
Bito Manué,
si no sabe inglé,
si no sabe inglé.


Vine en un barco negrero...
Vine en un barco negrero.
Me trajeron.
Caña y látigo el ingenio.
Sol de hierro.
Sudor como caramelo.
Pie en el cepo.
Aponte me habló sonriendo.
Dije: — Quiero.
¡Oh, muerte! Después silencio.
Sombra luego.
¡Qué largo sueño violento!
Duro sueño.

La Yagruma
De nieve y esmeralda
Bajo la luna.

O'Donnell. Su puño seco.
Cuero y cuero.
Los alguaciles y el miedo.
Cuero y cuero.
De sangre y tinta mi cuerpo.
Cuero y cuero.
Pasó a caballo Maceo.
Yo en su séquito.
Largo el aullido del viento.
Alto el trueno.
Un fulgor de macheteros.
Yo con ellos.

La Yagruma
De nieve y esmeralda
Bajo la luna.

Tendido a Menéndez veo.
Fijo, tenso.
Borbota el pulmón abierto.
Quema el pecho.
Sus ojos ven, están viendo.
Vive el muerto.
¡O Cuba! Mi voz entrego.
En ti creo.
Mía la tierra que beso.
Mío el cielo.
Libre estoy, vine de lejos.
Soy un negro.

La Yagruma
De nieve y esmeralda
Bajo la luna.


West Indies, Ltd.
Para encontrar la butuba
hay que trabajar caliente;
para encontrar la butuba
hay que trabajar caliente:
mejor que doblar la frente.
De la caña sale azúcar,
azúcar para el café:
de la caña sale azúcar,
azúcar para el café:
lo que ella endulza, me sabe
como si le echara hiel.
No tengo donde vivir,
ni mujer a quien querer;
no tengo donde vivir,
ni mujer a quien querer;
todos los perros me ladran,
y nadie me dice usted.
Los hombres, cuando son hombres,
tienen que llevar cuchillo;
los hombres, cuando son hombres,
tienen que llevar cuchillo;
¡yo fui un hombre, lo llevé,
y se me quedó en presidio!
Si me muriera ahora mismo,
si me muriera ahora mismo,
si me muriera ahora mismo, mi madre,
¡qué alegre me iba a poner!
¡Ay, yo te daré, te daré,
te daré, te daré,
ay, yo te daré
la libertad!


Balada
Ay, venga, paloma, venga,
y cuénteme usted su pena.
— Pasar he visto a dos hombres
armados y con banderas;
el uno en caballo moro,
el otro en potranca negra.
Dejaran casa y mujer,
partieran a lueñes tierras;
el odio los acompaña,
la muerte en las manos llevan.
¿A dónde vais?, preguntéles,
y ambos a dos respondieran:
Vamos andando, paloma,
andando para la guerra.
Así dicen, y después
con ocho peuñas vuelan,
vestidos de polvo y sol,
armados y con banderas,
el uno en caballo moro
el otro en potranca negra.
Ay, venga, paloma, venga
y cuénteme usted su pena.
— Pasar he visto a dos viuda
como jamás antes viera,
pues que de una misma lágrima
estatuas parecen hechas.
¿A dónde vais, mis señoras?,
pregunté a las dos a verlas.
Vamos por nuestros maridos,
paloma, me respondieran.
De su partida y llegada
tenemos amargas nuevas;
tendidos están y muertos,
muertos los dos en la hierba,
gusanos ya sobre el vientre
y buitres en la cabeza,
sin fuego las armas mudas
y sin aire las banderas;
se espantó el caballo moro,
huyó la potranca negra.
Ay, venga, paloma, venga
y cuénteme usted su pena.


Canción de cuna para despertar a un negrito
Una paloma
cantando pasa:
— ¡Upa, mi negro,
que el sol abrasa!
Ya nadie duerme,
tú está en su casa;
ni el cocodrilo,
ni la yaguaza,
ni la culebra,
ni la torcaza...

Coco, cacao,
cacho, cachaza,
¡upa, mi negro,
que el sol abrasa!
Negrazo, venga
con su negraza.
!Aire con aire,
que el sol abrasa!

Mire la gente,
llamando pasa;
gente en la calle,
gente en la plaza;
ya nadie queda
que esté en su casa...

Coco, cacao,
cacho, cachaza,
¡upa, mi negro,
que el sol abrasa!

Negrón, negrito,
ciruela y pasa,
salga y despierte,
que el sol abrasa,
diga despierto
lo que le pasa...

¡Que muera el amo,
muera en la brasa!
Ya nadie duerme,
ni está en su casa...

Coco, cacao,
cacho, cachaza,
¡upa, mi negro,
que el sol abrasa!


¡Ay, señora, mi vecina!...
¡Ay, señora, mi vecina,
se me murió la gallina!

Con su cresta colorada
y el traje amarillo entero,
ya no la veré ataviada,
paseando en el gallinero,
pues señora, mi vecina,
domingo de madrugada;
ay, señora, mi vecina,
domingo de madrugada.

¡Mireme usted cómo sudo,
con el corral enlutado,
y el gallo viudo!

¡Mireme usted cómo lloro,
con el pecho destrozado
y el gallo a coro!

¡Ay, señora, mi vecina,
cómo no voy a llorar,
si me murió la gallina!


Un negro canta en Nueva York
Una paloma me dijo
que anduvo por Nueva York:
volando anduvo,
pero no vio
ni una estrella ni una flor.

Piedra y humo
y humo y plomo
y plomo y llama
y llama y piedra y plomo y humo
siempre halló.

— Paloma ¿y usted no vio
a un negro llorando?
— No
— ¿El negro cantaba?
— Sí
Cuando lo ví,
me saludó.
Cantó,
siguió cantando así:
— Tengo un pedazo de sueño,
paloma,
que un soñador me dejó:
con ese sueño, paloma, voy hacer yo
una estrella y una flor.

(La estrella y su resplandor.
El resplande en la flor).

Tengo un pedazo de canto,
paloma,
que un cantador me dejó;
con ese canto, paloma,
voy a hacer yo
un himno y una canción.

(El himno contra Jim Crow.
De paz y paz la canción).

Tengo un pedazo de hierro,
paloma,
que un herrero me dejó;
con ese hierro, paloma,
voy hacer yo
un martillo y una hoz.

(!Doy con el martillo, doy!
!Corto y corto con la hoz!)


A las ruinas de Nueva York
Esta, ñinos, ciudad que vei ahora

A los vientos errantes ofrecida,
con blanca furia y llama dirigida
de otros tiempos cruel gobernadora,
rindió por fin su lanza retadora
y hoy yace en rota piedra convertida,
Nueva York, en el siglo conocida
por puta mucho más que por señora.
Aquí Broadway lució su rica empresa,
la Bolsa dilató su griterío
y la virtud murió golpeada y presa.
Este desierto páramo sombrío
a guardar no alcanzó reliquia ilesa,
sino la sangre, enorme como un río.


Sensemayá
Canto para matar a una culebra

!Mayombe-bombe-mayombé!
!Mayombe-bombe-mayombé!
!Mayombe-bombe-mayombé!

La culebra tiene los ojos de vidrio;
la culebra viene y se enreda en un palo;
con sus ojos de vidrio, en un palo,
con sus ojos de vidrio.

La culebra camina sin patas;
la culebra se esconde en la hierba;
caminando se esconde en la hierba,
caminando sen patas.

!Mayombe-bombe-mayombé!
!Mayombe-bombe-mayombé!
!Mayombe-bombe-mayombé!

Tú le das con el hacha y se muere:
!dale ya!
!No le des con el pie, que te muerde,
no le des con el pie, que se va!

Sensemayá, la culebra
sensemayá.
Sensemayá, con sus ojos,
sensemayá.

Sensemayá, con su lengua,
sensemayá.
Sensemayá, con su boca,
sensemayá.

La culebra muerta no puede comer,
la culebra muerta no puede silbar,
no puede caminar,
no puede correr.

La culebra muerta no puede mirar,
la culebra muerta no puede beber,
no puede respirar,
no puede morder.

!Mayombe-bombe-mayombé!
Sensemayá, la culebra!
!Mayombe-bombe-mayombé!
Sensemayá, no se mueve...
!Mayombe-bombe-mayombé!
Sensemayá, la culebra!
!Mayombe-bombe-mayombé!
Sensemayá, se murió.




Nicolás Guillén: una pequeña antología — 1
Nicolás Guillén: una pequeña antología — 2
Nicolás Guillén: una pequena antología — 3
Nicolás Guillén: una pequena antología — 4
Nicolás Guillén: una pequena antología — 6


Cuba. Una identità in movimento

Webmaster: Carlo Nobili — Antropologo americanista, Roma, Italia

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