Según el censo de La Habana de 1827, que precede al que trataremos aquí, la población residente en la ciudad de la Habana se distribuía por barrios y grupos raciales, de diverso origen étnico (grupos reducidos de descendientes de los aborígenes, asentados principalmente en Guanabacoa, ya mestizados con inmigrantes que arribaron paulatinamente: europeos, canarios, africanos y hasta americanos, los yucatecos por ejemplo).
El total de la población municipal era de 94 023 habitantes. De ellos eran blancos 46 621; mulatos libres 8 215 y esclavos 1 010; negros libres 15 347 y esclavos 22830. Es decir, la población de blancos significaba más del 50% del total de habitantes del municipio habanero que también era la capital de la colonia desde 1607. Este hecho es significativo en la historia de los pueblos del Caribe insular.
En el recinto intramuros dividido en 16 cuarteles,[2] residían en total 39 980 almas. De ellas 19 190 (50%) eran blancos; negros esclavos 12 262 y libres 4 517; mulatos libres 3331 y esclavos solamente 330. Mientras que en Extramuros, que entonces comprendía los barrios de La Salud, Jesús María, San Lázaro, Horcón, Cerro, Regla y Casablanca, el total de población era 54 043, dividida en 27 431 blancos (50% plus); negros libres 10 830 (el doble de los que vivían en intramuros) y esclavos 10 568 (más de mil menos de los que residían en intramuros).
La población total de Regla era entonces de 5 693 almas de las cuales 3758 eran blancos; negros esclavos 1069 y libres 464; Mulatos libres 333 y esclavos 69 (lo que revela una tendencia al mestizaje baja). Casablanca tenia un total de 912 almas de ellas 498 (50%) eran individuos blancos; Negros esclavos 348 y libres 5; Mulatos libres 58 y esclavos 3 (tendencia al mestizaje baja). Se mantiene, en ambos casos, el patrón general del municipio de La Habana, no así el del recinto intramuros.
Estudios más profundos podrán ilustrar con más detalle los diferentes grados de desarrollo económico y social de las poblaciones que bordean a la bahía de La Habana, desde esa misma etapa. Sus patrones culturales son de una diversidad todavía poco estudiada para fundamentar una política socio cultural.
En el censo de población de 1829 puede comprobarse las diferencias en la situación de la vivienda (Caserío, p.25): el total de las casas en el recinto de intramuros es mampostería y teja (calidad superior), existen 3671 accesorias, 56 ciudadelas y 1157 cuartos interiores que se alquilan; mientras que en extramuros (que ocupa más área urbana y tiene más población) el patrón muestra 2653 casas de mampostería y teja, 3 361 de tabla y teja, 451 de tabla y tejamaní, 1503 de guano, 272 accesorias, 75 ciudadelas y 2047 cuartos interiores que se alquilan. Algo similar ocurre con los carruajes y animales de tracción, destacándose el uso de los bueyes en extramuros.
Conclusiones
El desarrollo inarmónico de la sociedad y del territorio que ocupa el reino de España en la Isla de Cuba ocurrió desde el inicio de la época colonial, y no fueron excepciones de la regla los asentamientos poblacionales de La Habana y de sus barrios ultramarinos. Estos últimos se organizaron mediante un largo proceso, desde el siglo XVIII hasta 1898, que continuó bajo la República, hasta 1976 inclusive, alrededor de la Bahía y del Puerto de La Habana. Regla y Casablanca, emergieron como una subregión histórica dedicada a diversos servicios portuarios, cuyo centro político administrativo fue el término municipal y partido judicial de La Habana hasta finales del siglo XIX.
Los estudios que se realicen en torno a los asentamientos poblacionales alrededor de la Bahía y el Puerto de La Habana, deben tener una visión relacional del territorio (ciudad-puerto-foreland-hinterland), con el fin de lograr un conocimiento más amplio e integral acerca de la situación histórico, social y cultural que rodea y caracteriza las zonas urbanizadas que bordean a la Bahía, y, desde luego, deberán destacar el interés patrimonial de todas las partes atendiendo a sus distintos grados, y respetar la identidad y diversidad cultural que en ellos se manifiesta como una característica importante de su desarrollo actual y futuro.
Es decir, guardando el debido respeto a la historia local de Regla y Casablanca, es necesario abrir nuestra interpretación al panorama de una subregión histórica para comprender mejor la significación de los asentamientos poblacionales localizados alrededor del Puerto de La Habana. Este fue el primer paisaje natural y cultural de alto valor patrimonial, que corresponde al gran escenario natural donde se desenvolvería en la primera mitad del siglo XX la única gran ciudad portuaria y metrópoli urbana de la Isla, La Habana, hasta hoy capital de la República de Cuba.
La Habana, 29 de julio de 2008