¿Cuál es el gravísimo problema que enfrenta a los bolivianos? Segunda y última parte de las reflexiones del intelectual, escritor y poeta boliviano Guido Orías Luna. Un documento en el que remueve los profundos sentimientos de identidad de su pueblo multiétnico, multicultural y poli lingüe.
En su reflexión el poeta se refiere a sus antepasados, dice:
Vuelvo a preguntar: ¿Cuál es el gravísimo problema que nos enfrenta tan obcecadamente a los bolivianos?¿El asunto de los dos tercios o mayoría absoluta? Encuentro ridícula esa postura y me parece que sólo enmascara intereses egoístas de individuos y algunas clases sociales que sólo buscan beneficios para sí, olvidando que éste es un país multiétnico, multicultural y plurilingüe, como la mayoría de los Estados del planeta. Están queriendo que nos ahoguemos en un vaso de agua porque en Bolivia no existen, al presente, más de una treinta y siete etnias mientras que en otros países, conviven sin mayores problemas hasta centenas de etnias diferentes, idiomas diferentes, culturas diferentes.
(...) Desde niño, escuché siempre a personas de diferentes etnias bolivianas citar un refrán que creo que todos lo hemos oído: "Hablando se entiende la gente" y, si sinceramente, y apartados de todo interés mezquino nos pusiésemos a conversar exigiendo y cediendo en busca del interés colectivo, la nueva Constitución sería realidad rápidamente.
Si este planteamiento les parece muy idealista y poco práctico, pues bien, búsquese otro mejor pero hablando, por favor y rápidamente antes que se colme la paciencia del pueblo.
En los últimos tiempos he estado meditando sobre el concepto Pachacuti y me lleno de asombro por la inmensa sabiduría de nuestros antepasados indios que esperaban y sabían que iba a llegar un tiempo de cambio, de reforma, de reestructuración del mundo.
"Todo cambia, todo cambia" dice una canción popular que nosotros 'entonces jóvenes' cantábamos en reuniones clandestinas y herméticas para eludir la represión de las dictaduras impuestas por intereses extranjeros, con el propósito de no perder nuestra alma, nuestros sueños, nuestra "utopía" por forjar un mundo más humano, más equitativo, más racional y coherente.
Y es que no está cambiando sólo el planeta en que vivimos (hay que ser ciego para no ver que el mundo está cambiando), no es que está cambiando solamente la vida, con la extinción de muchas especies de animales y es probable que estén surgiendo o surgirán otras formas de vida nuevas; no está cambiando solamente el Hombre en un proceso de ampliación de la conciencia — incipiente aún —, pero está cambiando".
En su análisis el poeta afirma que no hay raza pura y habla acerca del racismo ancestral semejante al implantado por el fascismo, y la discriminación aún más dolorosa que han sufrido los mestizos a través de los siglos:
Por el otro lado, están los que pregonan la "pureza" étnica, en un país multiétnico, multicultural y plurilingüe, como si a estas alturas del crecimiento demográfico del planeta todavía existiesen "razas puras".
¿No les parece que esto tiene un penetrante olor a hitlerismo?
¿Vamos a seguir sosteniendo tan soberana estupidez, proclamando la "superioridad" y "pureza" del pueblo camba, cuya élite se considera aria? Si ambas etnias fuesen "puras", hace mucho tiempo que se habrían extinguido porque como sostienen biólogos y genetistas de todo el orbe: etnia que no se mezcla, es etnia que se extingue.
A estas alturas del desarrollo de la Raza Humana, hablar de etnias puras, es un anacronismo impensable.
Yo entiendo, comprendo que cinco siglos de sometimiento hayan creado anticuerpos y un profundo resentimiento por la historia pasada. Los mestizos también compartimos ese drama, quizá con más intensidad que los indios pues se tuvo que sufrir la segregación y maltrato del pueblo de sus padres, así como el de sus madres, toleraban la presencia de los hijos surgidos de la violación y el abuso de los dominadores, pero no los querían y consecuentemente eran discriminados.
Discriminados por los unos y discriminados por los otros, los mestizos intentaron sólo sobrevivir a esa tragedia, poniendo un pie en las raíces de su origen materno y el otro en la cultura universal para intentar no ser menos que sus padres. Y hoy, aún siendo mayoría en el conjunto demográfico del país, no hemos sido capaces de encontrar nuestro propio camino. Es tiempo ya de empezar a pensar en nosotros mismos y ordenar la cultura indo mestiza que se fue abriendo paso dificultosamente y enriqueciendo la cultura universal. No al margen de nuestra raíz materna, pero tampoco al margen de los logros del intelecto humano que no es propiedad de ninguna etnia en particular, sino de la humanidad entera.
Parte I
— Parte II
Página enviada por Froilán González y Adys M. Cupull Reyes
(18 de diciembre de 2007)