En la Ciudad de La Paz conversamos con el intelectual, escritor y poeta boliviano Guido Orías Luna, nos entregó su último libro "Sinfonía en Do Mayor", y también sus reflexiones acerca de los cambios que experimenta esta Nación de Nuestra América que se honra con el nombre del Libertador.
Hablamos de la poetisa boliviana, Silvia Mercedes Ávila Villanueva, su compañera, y nos entregó su libro titulado "Obra Poética".
Guido llamó al documento de Reflexión: TODO CAMBIA, TODO CAMBIA... en el cual responde a las inquietudes de los que, allá y en otras partes del mundo piensan en el proceso que experimenta su pueblo. Remueve los profundos sentimientos de identidad y plantea las irracionales contradicciones del ser humano. Y algunos de los hechos que le angustian. Por ello escribió:
Preocupado — como la inmensa mayoría de los habitantes de nuestro país — por todos los acontecimientos sociopolíticos que se están dando en nuestra Patria y como ciudadano que ama sus raíces nacionales, creo que es mi deber expresar mi desconcierto y asombro por la irracionalidad en el comportamiento de quienes son, o fueron, actores de la conducción de los destinos de Bolivia, al grado tal, que me lleva a rechazar terminantemente la definición tradicional del ser humano como "ser racional".
Por un lado, están los interesados y defensores de los grandes terratenientes, (como prueba increíble de esa condición irracional), que — según se informó en la prensa oral y escrita — algunos han llegado a acaparar hasta cerca de 200.000 hectáreas de tierra, equivalentes a 2,000 k2.
¿Se dan cuenta de que ese es un territorio casi tan grande como todo un país, como por ejemplo el Gran Ducado de Luxemburgo, cuya superficie territorial es de 2,586 K2 que alberga una población de 454.157 personas (hasta el 2003) reunidos en la capital, ciudades menores y aldeas, y que posee una gran industria basada en el hierro y el carbón, es sede de grandes bancos y un próspero comercio?
¿Es ético y es moral acaparar tanta tierra, con el agravante además de que no cumplen ninguna función social o económica porque no se la cultiva, no se la explota, no se la trabaja de ninguna manera, en tanto que, alrededor de ella, existen millones de ciudadanos bolivianos que no tienen un palmo de tierra para cultivarla y tener el sustento diario para ellos y sus familias?
¿Pensarán tal vez que son los Grandes Duques o Príncipes de éste país, bajo una mentalidad primitiva y vergonzante de una sociedad feudal? ¿No les parece que esa actitud recuerda mucho al refrán que dice: "perros del hortelano, que ni comen ni dejan comer"?
El poeta se refiere a LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE, a la constitución aprobada recientemente, a la preocupación permanente por el diálogo político.
Y expresa que es necesario que el egoísmo sea controlado por la inteligencia:
Pensábamos que todo eso ya era historia en el proceso de la evolución humana.
Pero no, y cada vez me convenzo más de que — en ese proceso de evolución de la humanidad — hay sectores que, si bien han adquirido la forma humana, en lo mental y en lo intelectual no han superado la mentalidad de un Australopitecus Aferensis. Se han quedado como congelados en la percepción de la realidad de ese nuestro original, lejanísimo (por lo menos así lo creíamos) y primitivo homínido antepasado del Hombre.
Personalmente acepto y comparto la tesis de Richard Dawkins expresada en su libro "El Gen Egoísta", donde afirma que el egoísmo es condición fundamental para la existencia de la vida, con él añadió de que, en el ser humano, ese egoísmo es controlado por la inteligencia (sea lo que sea lo que eso signifique) porque nuestros genes, así como el de todos los animales sociales, han comprendido que para la supervivencia de la especie, esa condición es indispensable y exitosa cuando entre sus individuos hay cooperación mutua, solidaridad y altruismo. Por eso recomiendo a mis amigos y familiares leer ese libro que marca un hito en el desarrollo de la conciencia y reflexionar serenamente sobre esa tesis.
Pero, volviendo a lo nuestro, toco el asunto de la Asamblea Constituyente y como miles y tal vez millones de conciudadanos me pregunto: ¿cuál es el problema para tanto lío? ¿No es la medida más acertada para rectificar una estupidez histórica? Recordemos que cuando se fundó la República , la población de Bolivia no llegaba al millón de habitantes que eran controlados por no más de mil o a lo mucho mil quinientas familias, que significaban mil o mil quinientas personas, porque las mujeres, en esa época no tenían voz ni menos voto en las decisiones de su propia familia. Eran consideradas sólo como animales de reproducción y por ende no eran ciudadanas. Es Carlos Urquizo Sossa quien hizo una investigación sobre el particular y creo que es un aporte importantísimo.
Junto a las mujeres sin derechos, ni voz, ni voto, estaba la inmensa masa de campesinos, artesanos, mineros, trabajadores de mil distintos oficios que no tenían acceso a la educación y por tanto no sabían leer ni escribir y consecuentemente marginados de todo derecho y participación en la vida pública. Sólo cabía el interés de esas mil, mil quinientas o tal vez, — estirando generosamente esa cifra añadiendo a los hijos varones de esa élite — cinco mil personas.
¿No es acaso correcto rectificar esa injusticia?
Parte I — Parte II
Página enviada por Froilán González y Adys M. Cupull Reyes
(18 de diciembre de 2007)