Cuba

Una identità in movimento

El Tango rioplatense en Cuba

María Argelia Vizcaíno



"En Cuba, el tango argentino y el corrido mexicano
enraizaron por igual en nuestro pueblo sensible y musical como pocos"
(Araceli Perdomo — el Nuevo Herald, 24 de junio, 1992).


Emilio Ramil, El Gardel CubanoAl hablar de la historia del tango rioplatense en Cuba tenemos que empezar comentando sobre la trayectoria de Emilio Ramil conocido por "El Gardel Cubano", porque de no ser por él, que además de haber sido una gloria artística internacional para honra de nuestro país, fue el primero que se dedicó a escribir profundamente sobre la incursión de esta música en nuestra nación.

Gracias a su hijo del mismo nombre, Emilio Ramil Jr., que tan amablemente me remitió las fotocopias de esos estupendos artículos autobiográficos, es que puedo compartir con mis lectores un resumen de tan interesante historia que fue publicada en la revista de New York El Tiempo en 1989, y como anotaría en la Enciclopedia Discográfica de la Música Cubana el Dr. Cristóbal Díaz Ayala

"... infortunadamente no está publicada como libro (...) contiene una minuciosa descripción de su vida artística, con interesante información".

Según nos refiere el propio Emilio Ramil en sus valiosos escritos, se puede asegurar que los comienzos del tango rioplatense en Cuba fueron al principio de la década de 1920. El se basa en la discografía que llegó primero de Europa y Estados Unidos y posteriormente de Suramérica, además por las partituras para ejecutar la pieza que se vendieron en esa época igual que el papel de música para las pianolas.

Aquellos primeros discos que se escucharon en las casas privadas y comerciales eran tangos "... bastante habanerizados y muy sincopados".

Del que más grabaciones se difundieron fue del cantante español procedente de Islas Canarias Juan Pulido "... con su tono azarzuelado de barítono tanguero" llamado el "Emperador de la Canción" por los cientos de discos que llegó a grabar. Junto a Pulido (que se casó con la actriz y poetisa cubana Dalia Iñiguez) se escuchaba a José Moriche natural de Navarra que trabajó con Gardel en las películas Cuesta Abajo y El Tango en Broadway. Fue tanto el furor del Tango en Cuba que cuando llegó el cantante originario de Palma de Mallorca Fortunio Bonanova con su potente voz especializado en Operas y Zarzuelas, el empresario le pidió que incluyera tangos en su repertorio y fue un éxito rotundo. Por lo que los precursores del tango uruguayo-argentino en nuestro país fueron los españoles.

Sin lugar a dudas el que mayor éxito logró en aquellos primeros tiempos fue José Bohr, un chileno hijo de inmigrantes alemanes que en sus inicios artísticos era locutor en Argentina, pero llegó a la celebridad presentándose con sus tangos-obras que aunque con poca voz, tenía una manera muy especial de decir el tango al estilo de Mauricio Chevalier, pero bailando, componiendo, recitando, diciendo chistes al público y dirigiendo su propia orquesta. Fue contratado junto a su esposa la pianista y compositora Eva Limiñana por el agente teatral cubano Meitín.

"Era tanto el éxito de este artista que se inventaron en La Habana las llamadas Matinales. Pues estas eran antes que las Matinees. Y Bohr actuaba así: Matinales, Matineé, Tanda y Noche, cuatro funciones diarias y en dos o tres teatros a veces (...) el público salía de un teatro en donde él actuaba y sin ver más el espectáculo que seguía a continuación seguían a Bohr, al siguiente teatro".

El agradecimiento de Bohr con el público de nuestra isla que tanto lo apoyó se hizo notar al componer un tango para nuestra mujer que tituló "Cubanita". Hubo otro tanguista apasionado por Cuba, el talentoso argentino Agustín Magaldi que nos dedica su composición "Cubanita mía" y la rumba "Viva el amor<".

A finales de la década de 1920 es que comenzaron a llegar las grabaciones de los tanguistas argentinos, pero de forma privada primero, porque comercialmente se distribuyeron para 1930, como los primeros discos de Gardel con la RCA Victor que se vendieron en 1933, 34 y 35, año de su fallecimiento.

Fue el Trío Argentino integrado por Irusta, Fugazot y Demare los que llevaron el verdadero tango a Cuba sin giros europeos o norteamericanos entre 1931-32. Ellos se desprendieron de la Orquesta de Canaro en Argentina y se encaminaron a España donde filmaron algunas películas de éxito internacional como Ave sin rumbo que en otros países le llamaron Mi musa campera, pero la que precedió su actuación personal en Cuba fue la titulada Boliche estrenada en el teatro Payret en La Habana. Después, el público cubano llenaba siempre los teatros donde quiera que se presentaran a pesar de la depresión económica, y todos cantaban sus canciones "Dandy", No te engañes corazón", "Rosa Peregrina, etc.

El tango rioplatense era la moda en el mundo civilizado por eso casi todos los artistas querían cantarlo. Para ese tiempo en nuestro país se popularizaron como ya dijimos los españoles Pulido, Moriche, Bonanova, el chileno Bohr, el Trío Argentino de Irusta, Fugazot y Demare, además de Margarita Cueto, Rodolfo Hoyos, Azucena Maizani, Rosita Quiroga, Carlos Mejía, entre los primeros extranjeros junto a los nacionales Mariano Meléndez y Pilar Arcos, desde luego, el que mayor impacto causó fue Carlos Gardel que el pueblo cubano se quedó esperándolo en su gira triunfal que se tronchó con el accidente aéreo ocurrido en Colombia.

Posteriormente entre los argentinos más populares que recorrieron nuestro país saboreando aplausos y vítores se destacan Hugo del Carril, Alberto Gómez, y la extraordinaria Libertad Lamarque bautizada La Novia de América cuando fue presentada por el periodista cubano Ciro de la Concepción en su primer viaje a Cuba el 2 de enero de 1946; regresó en 1951, en el 55, 56 y 57. Fue también la primera artista en ser entrevistada desde un avión mientras sobrevolaba la ciudad de La Habana. Todo gracias al Tango Rioplatense y a los avances de la radiodifusión en nuestra bella y otrora próspera nación.


"Con esas grabaciones empezaron
los primeros troveros cubanos del tango"
(Emilio Ramil — "Capítulo I", El Tango en Cuba).


De los primeros cubanos que cantaron Tango Rioplatense en nuestro territorio no se guarda recuerdos porque todavía en la década de 1920 no se hacían grabaciones en nuestro país, hasta 1935, como anota el Dr. Cristóbal Díaz Ayala en su documentado libro Del Areyto a la Nueva Trova

"... que Miguel Gabriel le compra a la propia RCA-Victor un equipo de grabación y lo instala en la CMQ y ya no hay que salir de Cuba para grabar".

En opinión de Emilio Ramil, conocido como el Gardel Cubano, que además ha sido un gran coleccionista de música, el primer cubano en grabar tangos en forma profesional fue el profesor de canto, cantante y músico Mariano Meléndez en 1926 con el sello Brunswick ("Es un golfo"; "Oh, Julián"; "Todo para ti"). Después, a raíz de la muerte de Gardel en 1935, nos dice que salieron unos ocho números grabados por el cubano Luis Madrid para el sello disquero Columbia, sin embargo antes, la cupletista Pilar Arcos ya había grabado tangos en New York ("Mocosita"; "Sentencia" en 1926 y en 1927 "Tango Negro"; "Fea"; "Fumando Espero") lo que Ramil no la tiene en cuenta por no estar seguro de que era cubana ya que se dedicaba más a los géneros de la Madre Patria, por algo fue llamada La Reina del Cuplé.

Explica Ramil en sus interesantes artículos que "... los intérpretes cubanos agarraban escuelas ya hechas de tanguistas disqueros", eso se debía a la carencia de compositores para su repertorio en nuestro país. El mismo Ramil aclara que es porque "... en gran parte los estilos individuales de cantantes se forman por su repertorio que obtienen de la primicia de los compositores que hacen música para ellos". Y pone de ejemplos a Manolo Fernández imitando el estilo de Agustín Irusta; Miguel Angel Penahad a Alberto Gómez; Che Quiroga a Agustín Magaldi; Nilda Espinoza a Mercedes Simone; Olga Chorens a Libertad Lamarque; El Trío Argentino de Nadio-Naffia y Espinoza, al original Trío Argentino de Irusta-Fugazot y Demare. Y yo le agrego a su listado a Rolando Leyva que él mismo dice que cantaba todo el repertorio de Bohr, aunque Ramil asegura que "... con más voz por supuesto"; Armando Figueroa, conocido posteriormente como Armando Bianchi el esposo de Rosita Fornés, imitando a Hugo del Carril; y el propio Ramil con su voz y figura tan parecida al Morocho del Abasto Carlos Gardel. Logrando éxitos internacionales Manolo en 1945 en México y la Chorens en 1949 en la misma Argentina. Claro, todos tenían a su vez "... un color de voz propio (algo caribeño) como es natural", adquiriendo poco a poco un matiz exclusivo y se reconocía la diferencia entre el original y el cubano.

En aquellos años muchos artistas que alcanzaron la fama comenzaron su vida artística cantando tangos uruguayo-argentino como Olga Guillot que debutó a la corta edad de nueve años con un tango, y el polifacético amigo Rosendo Rosell que empezó cantando este estilo con el pianista Gustavo López en la emisora CMCJ de Rodríguez y Hermano que estaba en las calles Monte y Estevez en La Habana. Otra gran parte que lograron triunfar gracias al impulso del programa La Corte Suprema del Arte que trasmitía CMQ-Radio, compitieron cantando tangos como el actor Carlos Badías; el Trío de Servando Díaz, el Trovador Sonriente; el también trovador, guitarrista y locutor Berto González; el bautizado Tenor de Las Antillas René Cabel; Carlos Alas del Casino quien se especializó en música guajira; Roberto Espí, el conocido bolerista y sonero del Conjunto Casino.

Hubo cantantes de tangos muy originales como los interpretados por Ramón Espígul, el bailarín, actor, compositor, grabando para la RCA-Victor simpáticas parodias como "Bebiendo espero" por "Fumando espero" que Ramil recuerda decía:

"Bebiendo espero a la negra que yo quiero, allá en la esquina de una calle mezquina".

En el tomo III del libro Vida y Milagros de la Farándula en Cuba su autor Rosendo Rosell menciona a un tal

"Millonario Carioca que se mandaba unos tremendos tangos en broma, que hacían desternillarse de risa al público".

Además del cine que estrenaba casi constantemente películas argentinas, la radio fue el gran impulsor de la cultura tanguista con programas muy escuchados por Radio García-Serra; Radio Lavín; Radio O'Shea luego RHC; Radio Cadena Suaritos; La Casa de las Medias donde transmitía Ramil como locutor Tangos al atardecer; y el más famoso, Ritmos del Plata, conducido por el cantante Tony Alvarez. También hubo exquisitos bailarines de tango, algunos trabajaron en películas como Sergio de Karlo, Pacheco y su pareja Mireya.

Desde 1922 a 1942 el tango tuvo "casi un primer plano detrás de la música cubana", por eso la destacada periodista Araceli Perdomo narró para El Nuevo Herald bajo el título "Un corcho de mala suerte" y publicado el 24 de junio de 1992 que "En Cuba, el tango argentino y el corrido mexicano enraizaron por igual en nuestro pueblo sensible y musical como pocos"; pero yo agregaría a tan formidable artículo, que por la cantidad de tanguistas que hubo en comparación con los rancheros cubanos, el primero superó al segundo.

Aclaro, que esto es sólo un resumen que podría motivar a los historiadores, así que muchos datos y nombres se me escapan, aunque no me puedo perdonar olvidar a los tanguistas Bertha Pernas de la época de Ramil; Carmencita Falgas; Magaly Alou; Xenia Marabal; Héctor Riopelle; Kiko Hernán; Alfredo Cataneo; y a Luis Conte Agüero, que aunque algunos eliminan por político (como fue quizás Manolo Fernández) y cante otros estilos, ha sido uno de los mejores exponentes y defensores de la música rioplatense en el exilio cubano en Miami, igualmente recuerdo a Filiberto Fraíz, un hijo muy querido de Guanabacoa que, cuando era pequeña nos honró en mi propia casa cantando sus tangos y nos hacía vibrar con sus interpretaciones igual a los más famosos y que me trae a la memoria unos versos de "Barra querida" que grabara Ramil:

"Quién pudiera activar el tiempo cruel y volver a vivir aquella edad, quien pudiera cantar en un portal canción dulce de amor".


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