Cuba

Una identità in movimento

Volaron los garitos mafiosos

Gabriel Molina


La primera reacción del pueblo al amanecer del 1º de Enero de 1959, al calor del triunfo de la Revolución, fue lanzar a las calles las máquinas tragamonedas.

Simbólicamente se acababa así con el inmenso garito en que la tiranía y la Mafia ítaloamericana habían convertido a la Isla.

El famoso mafioso italoamericano Santo Trafficante (primero a la izquierda), jefe de la familia del sur de la Florida, fue encarcelado en La Cabaña y se ofreció su extradición a Estados Unidos.

Pero las autoridades en Washington dijeron que no tenían cargos contra él.

Un año después, Trafficante y otros capos mafiosos italoamericanos, como Sam Giancana y John Rosselli (segundo y tercero), organizaban un atentado contra Fidel Castro por encargo de la CIA.

Hace ahora 44 años, el plan era convertir a La Habana en otra capital del juego semejante a Las Vegas, facilitado por las relaciones que la Cosa Nostra mantenía desde la década de los años 30 con el sargento devenido general Fulgencio Batista.


Fidel Castro reunie a los trabajadores del Hotel Nacional en La Arboleda

Fidel Castro pidió reunir a los trabajadores del Hotel Nacional en La Arboleda, para explicarles la política del gobierno revolucionario sobre los casinos y el juego en general.


Santo TrafficanteSam GiancanaJohn Rosselli
El famoso mafioso Santo Trafficante (primero a la izquierda), jefe de la familia del sur de la Florida, fue encarcelado en La Cabaña y se ofreció su extradición a Estados Unidos. Pero las autoridades en Washington dijeron que no tenían cargos contra él. Un año después, Trafficante y otros capos como Sam Giancana y John Rosselli (segundo y tercero), organizaban un atentado contra Fidel Castro por encargo de la CIA.


La preferencia había comenzado en los años 20, cuando la cercanía de la isla cubana facilitaba a mafiosos como Al Capone contrabandear ron para burlar la prohibición impuesta por la Ley Seca en Estados Unidos.

Una cadena de hoteles construida en los años 50 con financiamiento de capital cubano, mayormente, administrada por firmas norteamericanas, algunas de ellas ligadas a la Mafia, daban una imagen moderna a los turistas y los casinos, que eran la esencia de estas inversiones.

En esos hoteles, particularmente en el Riviera y El Nacional, se asentaron los dirigentes de las familias mafiosas en La Habana. Ellos no dejaron de operar el juego entre 1944 y 1952 con los gobiernos del Partido Auténtico. Pero a partir del golpe de Batista conquistaron vitualmente el país.

Muchos trabajadores fueron testigos de esos manejos. Uno de ellos es Jorge Jorge, quien comenzó a trabajar en el Hotel Nacional como temporero en 1936 y dos años después en el 38, con 16 años de edad, entra en nómina oficialmente como box boy, o sea, mochila. En el 48 pasó a waiter, es decir, dependiente de restaurante en el Salón Aguiar, comedor principal del hotel, y después en el servicio a las habitaciones.

La afirmación no se hacía esperar: Come on. Esa envidiable posición le permitió entrar en contacto con los elementos mafiosos que ya ejercían una gran influencia en Cuba.


Reuniones de Cosa Nostra

La mafia italoamericana ocupaba en arrendamiento desde 1950 la suite 212, que comprendía las habitaciones 210, 211, 213 y 214, las cuales remodelaron a su gusto. En ella vivía un mafioso encargado de atenderla para cuando venía alguno de los jefes. Allí se realizaban las más importantes reuniones de la Cosa Nostra, cuyo jefe principal en La Habana, de acuerdo a las observaciones de Jorge, era Meyer Lanski, quien presidía muchos de los encuentros. Otras veces lo hacía Michael McLaine. Llamaban mucho a los camareros que debían ser muy discretos.

Lanski no era italoamericano, sino jefe de una pandilla integrada por judíos como él. Pero se sabe por las memorias de Lucky Luciano, el más importante de los jefes históricos de la Mafia en Estados Unidos, que la amistad entre ambos desde la infancia, la convergencia de intereses en Nueva York y el genio financiero y organizativo de este gángster oriundo de Europa oriental, determinaron una estrecha alianza entre ambas pandillas, a pesar de la oposición de muchos de los sicilianos de esa ciudad y del resto de EE.UU.

Roman Norman, gerente del casino-cabaret Sans Souci, era uno de los que asistia a las reuniones allí. Medía cerca de seis pies y vestía siempre, como la mayoría de esos capos, de cuello y corbata, camisas blancas muy limpias, trajes de casimir o de frescolana. Norman estaba casado con la artista cubana Olga Chaviano. Jorge recuerda que una vez que ella coqueteaba con el cantante Tito Gómez, le dijo: "Recuerda que yo soy el jefe", con lo cual Chaviano recobró enseguida la compostura.

Michael Mc Laine fungía como dueño del casino, situado junto al Cabaret Parisién en la planta baja del hotel. El casino financiaba la mayor parte del cabaret, como el pago a famosos artistas que allí actuaban.

La hija de MacLaine, Lyne Daroff, vino recientemente a La Habana y quiso ver a Jorge. Daroff, quien posee una tienda de artículos deportivos del mar, le dijo saber que su padre lo había dejado como gerente del casino al triunfo de la Revolución, cuando la Mafia se vio obligada a abandonar el país, entre otras cosas por el grado de comprometimiento en los negocios del juego con la tiranía. En el propio libro de sus memorias, Luciano confiesa que desde los años 30 ya hacían millonarias contribuciones a Batista.

Jorge Jorge nació en Esmeralda, Camagüey, el 8 de mayo de 1922, y vino a la capital desde los 10 años. La familia llegó a La Habana huyendo. El padre fue mecánico electricista de varios centrales, el último de los cuales fue el Central Violeta. Por sus actividades contra la tiranía de turno entonces, la del general Gerardo Machado, lo deportaron a La Habana sin dejarle siquiera buscar su ropa. La madre tuvo que liquidar la casa antes de poder unírsele, días después.

El joven supo abrirse paso en el Hotel Nacional. Tocaba en las habitaciones y se identificaba como room service, enseguida le abrían.

"Cuando entrabas y veías algo raro llamabas al jefe del room service, Aguacate, quien después recibía orden de mandar 'sólo a este waiter, no a otro'. Así encontré a gente como Frank Sinatra, Paco Prío, Domingo Méndez, Errol Flynn. Ava Gardner se alojó en el hotel más de una vez; en la segunda, que vino sin Sinatra, la acompañé durante toda una noche en cabarets como Tropicana, de lo cual guardo un maravilloso recuerdo".


La era de los grandes hoteles y casinos

"A veces había muchachitas en comienzos de orgías. Tomaban whisky Ancestor, Cutty Sark, Old Smuggler. Comían aceitunas, maní, espárragos rellenos con crema, canapés de caviar, anchoas..."

Cuando se inician en 1955 y 56 los trabajos de construcción de los hoteles Hilton y Riviera, aprendió a hacer la normación de los trabajadores para saber el número exacto de mozos, cantineros, camareros, los empleados de gastronomía y los de las mesas de juego y los que debían cubrir las vacaciones.

Dino Cellini, representante de Meyer Lansky, se enteró de que Jorge sabía hacer la normación y lo llamó para hacerla en el hotel Plaza. Vio a un ítalo-americano de parte de Dino y realizó la encomienda. En la sala de juego, para la parte del servicio de bar, se usaba poner lo que llamaban "poras" (servidores negros que traen tragos gratis a los que están jugando). Jorge recuerda que le puso uno de más y un experto dijo que a pesar de saber de eso, el cubano cometió esa falta.

Lansky comía en el salon Aguiar con varios escoltas muy altos. Al jefe neoyorkino le dijeron que Jorge había hecho aquel trabajo de normación y éste al pasar le estrechó la mano, dejándole en ella un billete de 100 dólares. Eso ocurrió varias veces; nunca le habló, pero le sonreía.

El capo mafioso lo observaba todo sin decir nada en el momento, pero cuando veía algo mal mandaba enseguida a tomar medidas disciplinarias; él manejaba a los hombres con gran habilidad, se llevó a Dino para el Comodoro y después al casino del Riviera dejando en el Comodoro al hermano de Dino.

Cuando el gobierno cayó, Lansky y la mayoría de los mafiosos se fueron. Otros se quedaron o volvieron. Ante la reacción popular, los casinos fueron cerrados durante 15 días. Pero los trabajadores de los casinos pedían que no se cerrasen esos negocios pues quedarían en la calle. En medio de esa contradicción, McLaine fue detenido en el aeropuerto y liberado por gestión de Jorge en nombre de los trabajadores, pues él era entonces delegado general federal de los 8 sindicatos de trabajadores del Hotel Nacional. A principios del 60, durante un banquete en el Cabaret Parisién del hotel, asistió el entonces presidente Urrutia y Jorge le fue a hablar del casino, pero no le quiso hacer caso.

Cuando salió Urrutia, por azar entró Fidel Castro y se lo pudo decir. Enseguida el líder de la Revolución le pidió que reuniese a los trabajadores en la Arboleda. Jorge le sirvio de bastón a Fidel al hablarle a los trabajadores. Al día siguiente salió en el periódico que se había decidido la intervención de los casinos. Una nueva era había comenzado. Y la Revolución mostraba cómo se acaba de verdad con la Mafia: arrancando el terreno que les permite existir.

Otro mafioso famoso, Santos Trafficante, fue detenido en junio de 1959 y encarcelado en La Cabaña. Se ofreció extraditarlo a Estados Unidos. Pero las autoridades en Washington dijeron que no tenían cargos contra él. Un año después, Trafficante y otros capos como John Roselli y Sam Giancana tramaban un atentado contra Fidel Castro por encargo de la CIA.





Fuente: Granma
http://www.granma.cu/espanol/diciembre02/vier27/52garitos.html

Granma. Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba

Página señalada por Gianfranco Ginestri, Bologna (Italia)


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