Escribir acerca de los Macua, etnia de donde proceden los últimos esclavos traídos a Cuba, es tan importante como sería hacerlo de los Yoruba, Mandinga, Arara, Ibo, Gangá, Carabalí, etc.
Se trata de conocer y dar a conocer sobre estas étnias que constituyeron buena parte de nuestra propia existencia.
Limitarnos a un solo etnos africano al abordar la conformación de la cosmogonía cubana sería un grave error como erróneo y ridículo sería considerar solo la influencia africana desdeñando la de otros pueblos, como el aborigen, el hispano, el chino, los del Caribe, etc.
En correspondencia con lo anterior resulta conveniente llamar la atención sobre la tendencia a lo que un ilustre investigador ha dado en llamar el hegemonismo lucumí o yoruba, en lo que respecta a las referencias de lo africano en Cuba.
Si bien es cierto que mejor que "aquí el que no tiene de congo tiene de carabalí", sería decir:
"... aquí el que no tiene de congo tiene de yoruba o lokumí".
Esto es si nos referimos al aspecto cuantitativo e incluso cualitativo,habrá que tener en cuenta que además de estos grupos étnicos aquí estaban los Macuas, Gangá, Mandingas, Minas, Arará, Fulas, Yolofes, Ibos, hasta llegar casi a más de 200.
Yo descubro a los Macua leyendo a José Luciano Franco. En su libro "Las Conspiraciones de 1810 y 1812". Al abordar la conspiración de Aponte "quien era lucumí (yoruba)" él cita entre los seguidores de éste a los Macua. Posteriormente, repasando la obra "Los Negros Esclavos" del insigne Don Fernando Ortiz leo:
"Macua. Pueblo numeroso de la parte oriental de Africa, que confina con Mozambique. Dialecto bantú, según Hovelacque. Hay, sin embargo, una población llamada Makue en el interior del Congo francés; pero sin dudas los Macuás que con tal nombre llegaron a Cuba son de Mozambique, pues así lo confirman José M. de la Torre, T. Athol Joyce y E.T. Pichardo, en su mapa".
En la misma obra Don Fernando, al referirse a la psicología de los afrocubanos señala:
"Los Macuás o Mozambiques eran menos negros y menos resistentes a las faenas del campo que los esclavos de Africa Occidental. Eran muy propensos a la tuberculosis, amables e inteligentes".
Más adelante, el propio maestro nos informa:
"Así se sabe que el Venus negrero de Baltimore, salió de La Habana en 1838 y cargó esclavos en Mozambique con pabellón norteamericano y llegó a La Habana con 890 negros, bajo el pabellón portugués".
Siguiendo las pesquisas sobre la presencia de este pueblo en nuestro país, voy al no bien recordado Pedro Deschamps Chapeaux y en un artículo suyo publicado en la Revista Etnología y Folklore, donde trata acerca de las Marcas tribales en los Esclavos en Cuba, nos dice:
"Macua".
"El día 24 del presente, desapareció de la casa de su amo, el negro llamado Francisco, de nación macua tiene cinco marcas en las sienes que aparecen cicatrices y un medio círculo en la frente... (Faro Industrial de La Habana, abril 26 de 1843)".
"Lorenzo, negro macuá como de 40 años de edad, que había sido traído a Cuba de unos 28 años, presentaba, según Dumont las siguientes marcas: una multitud de rayas diseminadas por los pómulos y 16 puntos en el epigastrio. En la espalda tiene 7 keloides, en el brazo derecho 3, en el izquierdo 1 y 7 en el rostro".
"Juana, macuá de unos 25 años de edad, que había sido traída a Cuba de 22, presentaba, según Dumont... en cada lado de la sien se observaba un círculo compuesto de cinco grupos aislados de rayas muy cortas y unidas de dos en dos. Sobre el nacimiento de la nariz tiene una línea vertical situada entre dos curvas..."
Y Teodoro Díaz Fabelo en su "Ilorun" nos dice:
"... mientras congos y makuás conocen y usan muchos "palos", árboles, los yorubas, ararás y mandingas usan y conocen muchas yerbas o ewes".
Seguimos hurgando y en el interesante libro del Dr. Jesús Guanche "Componentes étnicos de la Nación Cubana" observamos un gráfico acerca de la composición étnica de la población africana, según archivos parroquiales seleccionados donde en diez denominaciones de grupos étnicos africanos en Cuba, los aquí llamados Macua ocupan el 5to. lugar con el 4,45% por encima de Mandingas, Minas, Ararás, Ibos y otros.
Entonces, ¿quienes son estos macuas de donde algunos cubanos por muy pocos que sean, descendemos?, ¿cuál fue su origen, su vida, su historia, su cultura?
Insisto en la verdad de perogrullo que para saber quienes somos y a donde vamos se torna imprescindible saber quienes fuimos.
Tiene sobrada razón el profesor Argeliers León al referirse a la necesidad de nuevas monografías que contribuyan a desentrañar nuestras manifestaciones culturales, que pongan en nuestras manos los instrumentos de un conocimiento objetivo, que aclaren la casualidad que obra como antecedente a nuestras maneras de hacer, de decir, de cantar, de crecer..., que permitan un mejor conocimiento de todos nosotros y que nos sitúen como un conglomerado étnico perfectamente definible en el concierto universal de los hombres.
Aquí vale recordar que en una oportunidad, conversando en Lagos, Nigeria con el Profesor Wole Soyinka en ocasión de su primera visita a Cuba, lo alerté sobre estas “casualidades” de las que hablaba Argeliers León. Le hablé de la impronta africana en nuestra lucha por la independencia, en nuestra economía, en la religión, en nuestras comidas, en nuestra forma de hablar y de caminar.
Días después cuando me encontré nuevamente con el Premio Nobel de Literatura en el aeropuerto de La Habana, de regreso a su país, me comentó:
"... no se equivocó usted, hasta haciendo el amor".
Hoy, cuando el tema de la identidad cultural se torna cada vez más recurrente se impone sin lugar a dudas mirar atrás para avanzar hacia adelante, y cuando digo atrás, no me refiero al pasado inmediato (al que vale la pena tener siempre en cuenta si queremos ser buenos arquitectos en la construcción de una nueva sociedad), sino al más remoto de nuestros antepasados.
Pienso que en el marco de esta modesta reflexión no sería ocioso citar los apuntes certeros del Dr. Díaz Fabelo cuando escribía:
"Al tratar de contestar a la pregunta: ¿Quiénes somos los cubanos?, se hace necesidad, entre otros datos saber quiénes fueron los pueblos que nos formaron y cuál era la apariencia de los individuos físicos, tanto como qué forma y credos, conocimientos, actitudes y sentimientos tenían".
De eso se trata en este libro que le presentamos al amable lector, particularmente a aquel interesado en conocer de la raíz africana, la que tanta savia ha dado al árbol de la vida cubano.
ORIGENES
Cuéntase que el primer hombre, cuando fue creado, miraba todos los días a su alrededor y contemplaba la extensa planicie verde del monte Namuli, donde crecía toda especie de árboles y plantas. Un día, queriendo satisfacer su curiosidad, decidió descender del monte para conocer mejor el rico panorama y se paseó por los atajos perdidos entre las rocas.
Dícese que durante el peligroso descenso aquel hombre tropezó con una piedra y cayó al suelo, hiriéndose y desmayándose. Fue después de un largo y profundo sueño que despertó y al abrir los ojos vio su sangre mezclada con el agua de un riachuelo que por allí corría. Intrigado siguió el curso de esta sustancia y observó cómo se mezclaba misteriosamente entre las cavidades de las rocas, formándose lentamente, del líquido rojo, una figura semejante a un cuerpo humano, ¡era una mujer!; así nació del primer hombre (mulopwana), la primera mujer (muthiyana).
De la unión de esta pareja nacieron otros seres, que crecieron y se multiplicaron y así se fue poblando la Tierra. Para los macuas en este mito está el origen de su pueblo, del mundo y la humanidad.
Se dice que en el monte Namuli hay una caverna (considerada como seno materno de la humanidad, un huevo grande, símbolo del nacimiento del mundo). Del mismo monte nacen varios ríos y hay una laguna encima, símbolo de la fecundidad.
Además de las huellas del primer hombre y de la primera mujer en la piedra, están también las huellas de animales, espíritus de la naturaleza y muestras de semillas.
"Regresar al Namuli quiere decir morir, más también es, regresar al hueco donde está el ombligo del mundo (renacer)".
Otra leyenda relata que en épocas remotas vivían en las sierras de Namuli dos importantes grupos bantús dirigidos por dos hermanos de nombre Lomus y Achirim.
Después de ciertas diferencias entre ambos hermanos, el grupo de Lomus decidió abandonar el monte Namuli y establecerse en los montes Inago. Cuéntase que con el decursar del tiempo los dos grupos volvieron a unirse, pero finalmente Achirim optó por dejar la zona y fue a radicarse en la región de Nampula. De esta forma quedó predominando Lomus, lo que dio origen al clan Lomué y al Nihimo del mismo nombre Nihimo (palabra para designar familiar o clan matrilineal) de donde, según las versiones, los Macua son descendientes.
De acuerdo con otra tradición el primer grupo Macua que nació en el monte Namuli fue el Chirima, cuyos miembros fueron más tarde acosados y dispersos de aquel lugar por las hordas Mucuanganas (hombres que vestían pieles), venidos del norte en busca de marfil y esclavos para el comercio zanzibariano.
Como podrá observarse, la historia de los orígenes de los macuas siempre va a estar relacionada con el Monte Namuli.
Este monte se encuentra situado en la sierra de Gurue, al norte de la provincia mozambicana de Zambezia y sus tierras abarcan parte de Nampula, Niasa, el nordeste de Tete y el nordeste de Malawi. El pico del mismo nombre tiene una altitud de 2 700 metros y se encuentra rodeado por otros tales como Mruli, Mrai y Muacua, con alturas que varían entre los 2 000 y 2 500 m.
El mito del Monte Namuli está presente en la muerte y en las diferentes etapas de la vida de los Macúas, en cada rito, en cada celebración, en cada acto importante de su existencia.
Un canto popular se refiere a esta tradición:
Naxipa Murima — (el envidioso de mi salud).
Opanereni Namuli — ( tropezará contra el monte Namuli).
Nwako Motokwene — (monte muy importante).
Muluku Apattuxaiye Wo Atthu — (donde Dios creó a las personas).
"La expresión Miyo Kokkuma o Namuli (yo vengo de Namuli) encierra todo un significado de identidad personal y social. Equivale a decir nosotros somos alguien, sabemos de dónde venimos, conocemos nuestro origen y sabemos para dónde vamos, tenemos una finalidad en la vida".
Varias son las leyendas que se refieren al origen del pueblo Macua, el grupo étnico mayor de Mozambique, estimado en no menos de cinco millones de personas que constituyen alrededor del 30% de la población total del país. Se considera que las lenguas emakhuwa, e-lomwe y e-chuwabo, son habladas por cerca del 41,3% del pueblo mozambicano.
Los parlantes de la lengua macua se distribuyen principalmente por las provincias norteñas de Nampula, Cabo Delgado, Niassa y Zambezia. Existen los grupos Macuas del interior, los Macuas Meto y el Macua — Lomwe o Lomoué. Estos a su vez se subdividen en Rovuma, Chaca, Chirima y los del litoral.
Debido a una antigua emigración de particular incidencia en el último cuarto del siglo XIX y primeros decenios del XX dos importantes comunidades Macua de origen mozambicano viven hoy en Tanzania y Malawi, también en las islas del Océano Indico, particularmente en Madagascar, Comores, Seychelles y Mauricio. Todas ellas producto del comercio de esclavos durante los siglos XVIII y XIX.
ORIGEN BANTU
Al margen o no de mitos y leyendas, lo cierto es que está bastante generalizado el criterio indiscutible del origen bantú de los Macuas. Según algunos registros, el término bantú fue usado por primera vez en 1862 por Wilhem H.I. Bleek (1827-1875), filólogo alemán que dedicó la mayor parte de su vida al estudio de las lenguas sur-africanas y significa gente, persona. Con esa palabra se designó a un conjunto de lenguas de la misma familia, con características comunes, habladas mayoritariamente en Africa Austral, al sur de la línea divisoria que va desde los montes del Camerún hasta la desembocadura del río Tana (Africa Oriental). Francisco Gavicho de Lacerda en su libro Os Cafres. Seus Usos E Costumes señala que el término Bantú fue fundado por Frederico Muller (viajante historiador alemán nacido en 1705 y fallecido en 1783) y significa gente.
Según algunas fuentes los árabes, al parecer convertidos en el Islam, llamaron Kafirs (infieles) a los pueblos denominados bantu, palabra que los portugueses transformaron en cafres.
Desde el punto de vista histórico, se recoge que en tiempos muy remotos (hay quien dice que hace dos mil trescientos años) de la región de los Grandes Lagos — hay quienes estiman que de las zonas donde hoy se encuentra ubicada Uganda, otros consideran que el Congo —, partieron rumbo al sur oleadas de hombres y mujeres, en lo que se dio en llamar la expansión Bantú. El sur del continente africano en aquella época estaba habitado por Bosquimanos y Hotentotes.
"Parece indudable que los Bantus estuvieron en tiempos antiguos en contacto con los egipcios, tal vez por medio de los Hamitas, sólo así se explica que, cuando iniciaron su progresión para el sur del Congo, trajeron consigo un complejo de costumbres y culturas que revelan una organización ya bastante adelantada y que presupone cierto trato con las civilizaciones del Medio Oriente".
El culto a los muertos y algunas prácticas entre los Bantu, como la circuncisión y hasta cierta ley de familia como la que obliga al cuñado a tomar a la viuda del hermano como esposa, tiene correspondencia con lo citado anteriormente.
Estas migraciones fueron ocupando sucesivamente la franja ecuatorial Camerún-Kenya hasta El Cabo llegando a Mozambique, de donde se dice expulsaron a los Hotentotes.
Durante el trayecto los invasores absorbían o se fundían con otros grupos que encontraban en el camino. Este fenómeno repetido a lo largo de siglos (siglos en que nuevas invasiones se sucedieron), dio origen al surgimiento de nuevos grupos étnicos, entre ellos los Macua de Mozambique. En la revista Arqueología y Antropología de la Universidad Eduardo Mondlane No. 3. Maputo, junio, 1987 se lee:
"Alguna evidencia arqueológica sugiere que los macuas se expandieron para la región norte de Mozambique de la Tanzania Central a través de Malawi y/o el este de Zambia alrededor del año 1000 Ad, donde ellos asimilaron a los agricultores, bantus de la Edad de Hierro inferior y grupos de cazadores — recolectores en el área. Más tarde, en la costa, ellos fueron absorbiendo elementos incluyendo inmigrantes arabes y swahiles".
Mozambique es de los países de Africa Austral en cuyo territorio no existen otras lenguas africanas que no sean de la subfamilia Bantú de la cual se dice se hablan ocho en el país.
Para Abel Dos Santos Baptista "los mal llamados" Macuas deben haber sido los primeros bantú que alcanzaron la costa oriental, al sur del Río Rovuma. Su cruzamiento con los Bosquímanos es antropológicamente evidente y está testimoniado por la tradición oral de los indígenas. En Zambezia se conocen varias leyendas de "pigmeos" habitando las serranías del Ile y que salían de noche "con lanza de palo" (sic), lo que constituye parte, ciertamente, de un conjunto de recordaciones de la raza primitiva que los negros vinieron a encontrar aquí.
También el Doctor Santos Junior conoció en Zambezia (Maravia) la tradición de una raza de hombres muy pequeños y de mujeres que estiraban la piel de la barriga, a los cuales los Maraves (Macuas) llamaban "macafulas".
Nasi Pereira se refiere a todo este proceso de la siguiente forma:
La desagregación de los Macuas se produjo en los primeros tiempos por expansión lenta, seguida más tarde de pequeños movimientos migratorios. La expansión lenta fue a continuación de la dispersión de los bantú. Los grupos humanos, salidos de la lejana y enorme cuenca del Congo vinieron hasta la costa occidental del lago Niassay antes de llegar al Zambeze, que otros bantús atravesaron, trocaron para Oriente, dispersándose después en todas las direcciones. Lentamente ordenadamente, por curiosidad o por necesidad, fueron avanzando a lo largo de los ríos, deteniéndose donde las tierras eran más a su gusto, practicando la agricultura itinerante cuando era necesario y dejando el ganado pastar y multiplicarse. Se encontraron grupos humanos diferentes — bosquimanos y hasta hotentotes.
Si damos crédito a la tradición oral, también encontraron pigmeos que huían o se refugiaban en el monte de las regiones más internas.
En otra parte de su tesis, Nasi Pereira señala cómo otras olas vinieron más tarde impulsadas por causas físicas, demográficas, sicológicas o técnicas.
La ocupación hecha por estos últimos que llegaban no siempre fue ordenada y pacífica, si bien la lucha por la tierra o por la supremacía nunca haya alcanzado, como se cree, grandes proporciones.
Sobre estos movimientos cuenta la tradición que en tiempos pasados pueblos del interior descendieron al valle de Chire por su margen derecho, llegando a las tierras de Kundo, en la confluencia de Chire con Zambeze, donde pararon. Aquí se dividieron y fraccionaron en diferentes clanes. De estas fracciones, unas siguieron para el Sur, atravesando el Zambeze; otros cruzaron el río Chire, encaminándose por el naciente, siguiendo el valle de Zambeze; otros por fin se dirigieron a las regiones montañosas de Morrumbala. Forzados nuevamente a emigrar, abandonaron este lugar dirigiéndose hacia el Nordeste, por donde alcanzaron las márgenes del Lugela.
En los grupos migratorios iban individuos de los diferentes clanes para asegurar la perpetuidad del grupo, dado que el casamiento entre elementos del mismo clan o linaje uterino (Nihimo) estaban prohibidos. Así, estos pueblos fueron ocupando las planicies fértiles en las márgenes de los ríos que abundaban en la región y los planaltos donde comenzaron a cultivar las tierras y a construir casas en pequeños grupos familiares.
Ricardo Texeira Duarte en su contribución para el estudio de los grupos poblacionales en Mozambique concluye en afirmar que desde el punto de vista histórico y con base en los resultados de recientes investigaciones arqueológicas, los macuas son el resultado de un complejo proceso de población al cual no está ajena una larga evolución in loco de pueblos agricultores y metalúrgicos que desde el inicio de Nuestra Era se establecieron en aquella región, refiriéndose al Norte del país.
¿Cuál fue la razón del éxodo? ¿Por qué abandonaron los macuas las tierras en abundancia y caminos de la cordillera zambeziana? No están perfectamente esclarecidas las razones. Las leyendas transcritas no son concordantes; los Achirima habrían abandonado los Namulis, huyendo de las devastaciones de los pueblos guerreros venidos del Norte (Macuanganas); los Lomues de Molbase, en virtud de un diluvio.
Lo que parece más probable es que el abandono de las montañas se debió a presiones producidas con la llegada de nuevas hordas. Es decir, ya sea por causas violentas o pacíficas, con el aumento de la población se vieron necesitados a salir los macuas a la búsqueda de nuevos territorios.
Jefes tribales, al frente de sus familias o clanes, hoy uno, mañana otro, fueron buscando, unas veces refugio, otras fortuna, en las tierras que se extendían a sus pies y se perdían a la vista. Del núcleo inicial de los pueblos de Morrumbala, olas sucesivas se fueron dispersando por montes y llanos. Suponen algunos que las migraciones fueron realizadas por clanes independientes que se desmembraban de la tribu madre. Bajo el comando de su jefe, el clan partiría a la búsqueda de nuevos dominios y destinos. De este modo habían surgido nuevas tribus, equivalentes, en su origen, a agregados familiares o clanes. De cualquier forma, con el tiempo estos grupos fueron estableciéndose definitivamente, pasando de pueblos nómadas a pueblos sedentarios.
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