Una apasionada conferencia sobre la mafia norteamericana en Cuba fue ofrecida por el consagrado escritor Enrique Cirules (Nuevitas, 1938), durante la tarde del 21 de julio en el Teatro del Centro Cultural Dulce María Loynaz. El autor nos hizo partícipes de las ideas principales que animarán su próximo libro, que titulará El golpe de Estado de 1952 y la mafia norteamericana — al parecer este es la última parte de una importante trilogía iniciada ya con El imperio de La Habana y La vida secreta de Meyer Lansky.
En la parte introductoria de su disertación Cirules destacó varias cuestiones de interés general que enmarcan actualmente su estudio del tema de la mafia en Cuba. Hay una intención de "reordenamiento" de la Historia de Cuba, entre algunos de los escritores que sirven a la contrarrevolución y a las posiciones pro anexionistas contemporáneas. A pesar de los profundos análisis de la historiografía cubana en torno a 1898 (y hasta de la norteamericana más científica y honesta), hay quienes tratan de probar que el gobierno de los Estados Unidos "apoyó" la última guerra independentista finisecular del XIX, "olvidando" mencionar, como si fuera algo irrelevante, el acoso que sufrió José Martí en aquellas tierras y sus denuncias contra las ambiciones del imperio yanki hacia Cuba y Nuestra América. En fin, cínicamente quieren "restaurar", a inicios del siglo XXI, la idea anticientífica y descabellada de que Cuba sí debe su independencia a los Estados Unidos. Y esto aparece, con toda la mala intención posible, en algunas guías turísticas publicadas fuera de Cuba.
Otros aspectos notables de la historiografía más conservadora sobre Cuba son los indignos ataques contra los íconos revolucionarios del siglo XX, como es el Comandante Ernesto (Ché) Guevara entre otros. Pretenden tergiversar sus acciones en la lucha por la total independencia de Cuba y contra los asesinos, torturadores y corruptos miembros de la dictadura de Fulgencio Batista y Zaldívar (1952-1958). Para los lectores más jóvenes, que no vivieron directamente los sufrimientos de la mayor parte de la juventud cubana de los años cincuentas del siglo pasado, que no sintieron en su carne y conciencia lo que fue la dominación norteamericana en la Cuba neocolonial, se escriben estas "historias" a capricho (post modernas, irracionales y cargadas de subjetivismo); casi todas ajenas a la verdadera historia de Cuba, de su cultura, a la identidad propia del cubano.
Oportunistamente, en el plano de las ideas, aprovechan insidiosamente todos los problemas que nos causa el bloqueo comercial impuesto por el gobierno de los Estados Unidos a Cuba (desde 1960), cada vez más riguroso y asfixiante, para "denunciar" las difíciles condiciones de vida en que sobrevive el pueblo cubano, la escasez de muchos productos y servicios que afectan una mayor calidad de la vida cotidiana. Claro está, omiten aquella causa principal de la terrible situación, que sí padece la población del país, particularmente niños, jóvenes y ancianos; pero, nunca alzan su voz contra las políticas imperialistas con que se agreden despiadadamente a Cuba o a otros países del Tercer mundo, como Irak.
Jamás reconocen justamente que, no obstante los obstáculos (inimaginables) que nos interponen, sí adelantan vertiginosamente los programas educacionales, de salud e higiene públicas, científicos, de seguridad climática y culturales; sobre todo, que no pierde ímpetu, ni apoyo popular la defensa de la Patria cubana socialista. Ante esta parte feliz de la realidad, cierran los ojos, los oídos, y sus picos de auras tiñosas.
En estas circunstancias, afirmaba Cirules, hay que escribir con más profundidad y detalles la historia verdadera de la neocolonia, hacerla llegar a las nuevas generaciones con los nombres y apellidos de sus actores primeros y secundarios, sus genealogías y relaciones intergrupales, con la relación de sus hechos y fechorías, de su falta de eticidad y su moral corrupta, como los mecanismos básicos de su dominación bajo la lógica deshumanizada del sistema neocolonial, y de sus progenitores yankis.
Porque el verdadero enemigo de Cuba ha sido el mismo desde el siglo XIX hasta hoy día, pero sus "mascaras" han evolucionado, se han movido entre el poder aparente (político) y el real (económico y militar). Definió las fuerzas de la mafia norteamericana en Cuba en tres grupos, grosso modo:
1) la mafia de origen cubano, emigrante después de 1959, pero no extinguida sino revitalizada en Miami;
2) Clan La Habana-Las Vegas, poder real cuyo rumbo y destino aún no se ha estudiado suficientemente, y
3) el grupo financiero nuevo de los cincuentas, con objetivos hoteleros-turísticos, dominado por la mafia norteamericana y detrás del cual se escondían las mayores perversiones: narcotráfico, prostitución, pornografía, y la corrupción política sistematizada.
Este planteamiento de Cirules merece la mayor atención de parte de los historiadores; sus antecedentes se encuentran ya en la colonia española de la Isla de Cuba, en la corrupción de la sociedad y de sus virtudes cívicas como mecanismos de dominio sobre la población desposeída de bienes materiales, mediante la vagancia (estudiada por José Antonio Saco), la "cogioca" y la "botella" de los funcionarios públicos (denunciada en Mi tío, el empleado de Ramón Meza), o el estudio de los bajos fondos sociales realizado por Fernando Ortiz a inicio del siglo XX. Es este un aspecto de larga duración en la historia económica, política y social cubana, en la conformación de un modelo de país capitalista subdesarrollado, periférico, monoproductor y consumista, con más de un 40% de analfabetos totales, dominado, y sin más destino que la rendición total ante el amo rico y todopoderoso del "Norte revuelto y brutal". Vale la pena continuar las reflexiones en torno a esta conferencia.
La Habana, viernes, 22 de julio de 2005
Parte I — Parte II
Investigadora.
Lic. Historia.
M.SC. Estudios en América Latina, el Caribe y Cuba.
Colaboradora periodística del Portal de la Cultura Cubana.
Miembro de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
Enrique Cirules, Nuevitas, Cuba, 1938. Narrador y ensayista.
Da a conocer en el universo literario cubano con su primer libro de cuentos: Los perseguidos, en 1972, premiado en el Concurso Literario 26 de Julio.
Un año más tarde obtiene de nuevo con el Premio de Literatura en el mismo Concurso, con su afamado Conversación con el último norteamericano, donde se aborda la fundación, auge y destrucción de una ciudad de norteamericanos en el mítico valle de Cubitas, al norte de la provincia de Camagüey, en los primeros años de la seudo república. Este libro, con numerosas ediciones, fue traducido y publicado por una editorial alemana.
Otros de sus libros de cuentos: En la corriente impetuosa, 1976; La otra guerra, finalista del Premio Casa de las Américas 1977; y El corredor de caballos, 1980. Durante la década del ochenta publicó tres novelas: La saga de La Gloria City, 1983; Extraña lluvia en la tormenta, 1984; y Bluefields ganadora también del Concurso Literario 26 de Julio, en 1986.
En 1983 publicó un libro de historias y relatos sobre las operaciones de guerra desatadas por la mafia terrorista de origen cubano, desde sus enclaves en la península de La Florida.
Durante más de dos años estuvo visitando ensenadas, cayos, pesqueros y canalizos de las cayerías del norte y sur de la Isla, para encontrarse con pescadores, tortugueros y navegantes de aquellos parajes, a fin de conformar este libro que tituló Los guardafronteras.
Otro de sus éxito fue El iceberg de Ernest Hemingway en la cayería de Romano, Mención especial en el Premio Casa de las Américas en 1999. Se trata de un texto donde se revelan numerosos aspectos desconocidos o muy poco estudiados alrededor de la obra y vida del escritor estadounidense en Cuba.
Durante largos años, de manera paralela, realizó una profunda investigación histórica sobre la presencia de la mafia norteamericana en Cuba. Y en 1993 obtiene el Premio Casa de las Américas con su afamado libro El imperio de La Habana; y al año siguiente el Premio de la Crítica, este libro empezó a ser conocido con rapidez en diversos espacios de América Latina, Europa y los países de habla inglesa, incluyendo Estados Unidos. Por primera vez se revelaban los complejos y secretos entramados de la mafia norteamericana en Cuba, como poder real en la sociedad cubana.
Diez años más tarde, daría a conocer un segundo tomo sobre la mafia en Cuba, esta vez con: La vida secreta de Meyer Lansky en la esplendorosa Habana. Se trata de las memorias del chofer guardaespaldas del financiero de la mafia norteamericana, durante 1957 y 1958, en momentos en que se está desencadenando la guerra mafiosa entre el clan Habana-Las Vegas y los grupos sicilianos de Nueva York, por el reparto de los fabulosos negocios que se estaban generando en la capital cubana, en tanto se extendía la rebeldía revolucionaria encabezada por Fidel Castro desde las montañas de la Sierra Maestra.
Enrique Cirules es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y de la Sociedad Cubana de Estudios Filosóficos. Ha recibido distintas distinciones y premios y ha integrado en distintas épocas los jurados nacionales de literatura, y publicado artículos y crónicas especializadas en numerosas revistas nacionales y extranjeras. Ha impartido conferencias en Universidades y centros especializados de diversas partes del mundo.
Libros suyos se han traducidos al inglés, portugués, francés, ruso y alemán.
Página enviada por Froilán González y Adys M. Cupull Reyes
(23 de julio de 2005)