Ante los hechos que ocurren, una vez "terminada" la primera ocupación militar de Cuba y dejan atrás una larga lista de jugosas ganancias y prebendas para el gobierno yanqui, que comprometieron la independencia de Cuba y la soberanía de su flamante gobierno — entre ellas la base naval de Guantánamo —, ¿cuándo hubo de parte de los gobernantes de los Estados Unidos propósito alguno de imponer la idea de la democracia en Cuba, entre los cubanos? Esta fue una falacia que la historia desmintió plenamente antes de 1959.
Con Enmienda Platt o sin ella, los mecanismos de dominación neocolonial implantados por el sistema imperialista no aportaron aliento democrático al país. Ni los nuevos, como la república formal , o el arribo a nuestro archipiélago de la mafia de origen italiano, importada directamente de las grandes ciudades norteamericanas; ni los viejos, que se extrapolaron de la Colonia a la Cuba del siglo XX: la corrupción, el racismo, la segregación económica, el elitismo de grupos de poder de diversos tipos, incluida entre ellos la nobleza criolla que ostentaba sus títulos de Castilla, sus palacetes y el estilo de vida aristocrática, con chismes y todo al estilo de las cortes europeas (aún cuando ya no éramos oficialmente vasallos del rey de España). Esta última obstaculizaba, de cierta manera, la identificación con los patrones ideológicos burgueses.
Todo el andamiaje era hollywoodense, hecho de cartón e ilusiones ópticas, y se desechó a sí mismo ¡en menos de sesenta años! Podría escribir también:¡se "desmerengó" el cake de la democracia en Cuba! O, en tiempo histórico y también a ritmo cubano, la democracia burguesa ¡duró menos que un merengue a la puerta de una escuela!
Para un certero analista de la economía cubana, el historiador irremplazable Ramiro Guerra Sánchez, dotado de altura de mira y objetividad científica, la derrota de la democracia burguesa no sería causa de asombro. El autor de Filosofía de la Producción Cubana (Agrícola e Industrial)[1] — un ensayo crucial sobre la economía nacional escrito en los momentos en que terminaba el primer gobierno "legal" de Batista, y ya habían transcurrido alrededor de cuatro años de vigencia de la Constitución de 1940 — era pesimista ante el futuro de la nación burguesa; él conocía profundamente los rasgos de la sociedad esclavista de donde procedíamos (Azúcar y población en las Antillas, escrita en 1927)[2] y las ataduras que nos sometían a la dependencia norteamericana, cuyas características expansionistas e imperialistas también había estudiado, muy cuidadosamente, en su obra maestra publicada en 1935: La expansión territorial de los Estados Unidos, a expensas de España y de los países hispanoamericanos,[3] que debieran reeditar periódicamente en Cuba, porque es un libro fundamental para la cultura histórica latinoamericana y caribeña.
No obstante la derrota sufrida en Cuba, 1959, el sistema neocolonial es el preferido por los gobiernos estadounidenses imperialistas para su dominio sobre otros países. Actualmente en Irak se impone por la fuerza y la violencia de toda índole, el tránsito hacia una neocolonia norteamericana; el producto estratégico en lugar del azúcar es ahora el petróleo. Los tres esquemas planteados por Cirules para Cuba, no han cambiado mucho en este nuevo caso de conquista bárbara, si acaso se mezclan entre sí con gran celeridad.
El protectorado de la sofisticada y poderosa fuerza militar estadounidense, contiene ahora un equipo de torturadores profesionales Made in USA, prisiones extraterritoriales con este innoble fin, y todo tipo de anulaciones "legales" de los derechos humanos para hacer lo que mejor les plazcan con seres humanos cuyo mayor delito es resistir, defender la independencia de su país, de su cultura, su propia libertad individual y colectiva contra el invasor yanqui. El tráfico libre de drogas, la prostitución, la corrupción de los colaboradores iraquíes con las fuerzas de ocupación extranjera, todo delata el estado delincuencial y el de violencia. La política norteamericana más reaccionaria, el neofascismo, no aporta ideas nuevas; quizás lo nuevo sea una mayor participación antitética de los científicos en una causa tan cobarde, inhumana, y anti democrática.
¿Dónde está el rostro de la mafia norteamericana? En todas partes, dentro y fuera del territorio estadounidense; su actuación es escurridiza pero inocultable, por sus objetivos, métodos, y resultados. Fulgencio Batista Zaldívar fue uno de sus cómplices criollos, nada ejemplarizante nos legó su "obra" para la posteridad. Solamente nos reafirma en la convicción de que un personaje ambicioso, servil, oportunista y traidor, como el que él encarnó en vida, no tiene lugar en Cuba Socialista. Los que piensan en transiciones hacia atrás, recurren a su fantasma y tratarán de redimirlo en vano. Esto también es un avance, con el que Cirules nos invita a estar a la espera de su próximo libro.
La Habana, sábado, 23 de julio de 2005.
Notas
- Ramiro Guerra Sánchez, Filosofía de la Producción Cubana (Agrícola e Industrial), La Habana, Cultural S. A. 1944.
- Ramiro Guerra Sánchez, Azúcar y población en las Antillas, La Habana, Cultural S.A., 1927.
- Ramiro Guerra Sánchez, La expansión territorial de los Estados Unidos, a expensas de España y de los países hispanoamericanos, La Habana, Cultural.
Parte I — Parte II
Investigadora.
Lic. Historia.
M.SC. Estudios en América Latina, el Caribe y Cuba.
Colaboradora periodística del Portal de la Cultura Cubana.
Miembro de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
Enrique Cirules, Nuevitas, Cuba, 1938. Narrador y ensayista.
Da a conocer en el universo literario cubano con su primer libro de cuentos: Los perseguidos, en 1972, premiado en el Concurso Literario 26 de Julio.
Un año más tarde obtiene de nuevo con el Premio de Literatura en el mismo Concurso, con su afamado Conversación con el último norteamericano, donde se aborda la fundación, auge y destrucción de una ciudad de norteamericanos en el mítico valle de Cubitas, al norte de la provincia de Camagüey, en los primeros años de la seudo república. Este libro, con numerosas ediciones, fue traducido y publicado por una editorial alemana.
Otros de sus libros de cuentos: En la corriente impetuosa, 1976; La otra guerra, finalista del Premio Casa de las Américas 1977; y El corredor de caballos, 1980. Durante la década del ochenta publicó tres novelas: La saga de La Gloria City, 1983; Extraña lluvia en la tormenta, 1984; y Bluefields ganadora también del Concurso Literario 26 de Julio, en 1986.
En 1983 publicó un libro de historias y relatos sobre las operaciones de guerra desatadas por la mafia terrorista de origen cubano, desde sus enclaves en la península de La Florida.
Durante más de dos años estuvo visitando ensenadas, cayos, pesqueros y canalizos de las cayerías del norte y sur de la Isla, para encontrarse con pescadores, tortugueros y navegantes de aquellos parajes, a fin de conformar este libro que tituló Los guardafronteras.
Otro de sus éxito fue El iceberg de Ernest Hemingway en la cayería de Romano, Mención especial en el Premio Casa de las Américas en 1999. Se trata de un texto donde se revelan numerosos aspectos desconocidos o muy poco estudiados alrededor de la obra y vida del escritor estadounidense en Cuba.
Durante largos años, de manera paralela, realizó una profunda investigación histórica sobre la presencia de la mafia norteamericana en Cuba. Y en 1993 obtiene el Premio Casa de las Américas con su afamado libro El imperio de La Habana; y al año siguiente el Premio de la Crítica, este libro empezó a ser conocido con rapidez en diversos espacios de América Latina, Europa y los países de habla inglesa, incluyendo Estados Unidos. Por primera vez se revelaban los complejos y secretos entramados de la mafia norteamericana en Cuba, como poder real en la sociedad cubana.
Diez años más tarde, daría a conocer un segundo tomo sobre la mafia en Cuba, esta vez con: La vida secreta de Meyer Lansky en la esplendorosa Habana. Se trata de las memorias del chofer guardaespaldas del financiero de la mafia norteamericana, durante 1957 y 1958, en momentos en que se está desencadenando la guerra mafiosa entre el clan Habana-Las Vegas y los grupos sicilianos de Nueva York, por el reparto de los fabulosos negocios que se estaban generando en la capital cubana, en tanto se extendía la rebeldía revolucionaria encabezada por Fidel Castro desde las montañas de la Sierra Maestra.
Enrique Cirules es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y de la Sociedad Cubana de Estudios Filosóficos. Ha recibido distintas distinciones y premios y ha integrado en distintas épocas los jurados nacionales de literatura, y publicado artículos y crónicas especializadas en numerosas revistas nacionales y extranjeras. Ha impartido conferencias en Universidades y centros especializados de diversas partes del mundo.
Libros suyos se han traducidos al inglés, portugués, francés, ruso y alemán.
Página enviada por Froilán González y Adys M. Cupull Reyes
(23 de julio de 2005)