El asesinato del Che produjo una repulsa y condena que se inscribe en la historia de la humanidad de forma perpetua. Los obreros, estudiantes, campesinos, profesionales, intelectuales y gobiernos progresistas de todo el mundo expresaron su indignación.
Las manifestaciones de desaprobación y condena llegaron hasta las mismas sedes diplomáticas de Bolivia en las principales capitales del mundo y en los propios Estados Unidos. La prensa de la época constituye una fuente de infinito valor que precisa la repercusión del crimen.
En toda la América Latina se realizaron multiples actos, la ciudad universitaria de Loja en el Ecuador fue denominada "Ernesto Che Guevara", y se realizó un acto nacional de homenaje a su memoria. La oradora principal Nela Martínez, prestigiosa escritora ecuatoriana, entre otras cosas, expresó;
"Vi su retrato difundido bajo grandes caracteres gozosos de la prensa internacional y lloré. ¿Quién no se conmovió con la noticia? Hasta los propios cómplices del crimen buscaron maneras de limpiarse las manos. La máscara de Pilatos vuelve a ocultar los rostros de los verdugos a través de los tiempos".
"Tendido en una piedra de lavar su cadáver no era un cadáver. Los ojos abiertos nos miraban. En su rictus no se advertía el sello de la muerte. Desafiante su gesto en el último instante. Aquella sonrisa vencedora, de su otro triunfo, iluminaba el día. Su rostro de combatiente del mañana quedó impreso en los Andes".
"Viejas leyendas, de los que regresarán para continuar la guerra comenzada, circularán de boca en boca a oídas en el largo silencio del campo, en los caseríos de barro y paja, en la otra historia de los iletrados. ¿Cuánto tiempo anduvo Tupac Amaru haciéndole la guerra a la Corona de España, a la enemiga del indio? Largo fue el tiempo de la espera, hasta que no una, dos y cien veces, regresó. Toda la conmoción del levantamiento más grande en contra de la colonia no se perdió cuando su cuerpo fue partido y repartido en los cuatro puntos cardinales del Tahuantinsuyo. Nuevas epopeyas silenciadas, silenciosas por su propia naturaleza, han sacudido las entrañas de los pueblos del Ande".
"Los fuegos permanecen adentro, igual que en los volcanes. Cuando le sacuden al continente, se siente que la lava se les subió a los hombres hasta la conciencia... "
El famoso pintor Oswaldo Guayasamín declaró:
"Ernesto Guevara no ha muerto; nadie puede matarlo, la tierra de América está regada de su presencia, se multiplicarán los guerrilleros, el valor y el heroísmo serán de nuevo pan de los humildes. Las tiranías y golpistas caerán".
En México, el periodista Leopoldo Zea escribió en el matutino Novedades:
"Todos los pueblos de América, todos los pueblos que en el mundo luchan por su liberación y su libertad, sienten en sus corazones un dolor profundo por la muerte del Comandante Guevara, caído frente al enemigo común de los pueblos y los hombres".
En Nápoles, hubo grandes manifestaciones. En Florencia quemaron la bandera norteamericana. En Roma, miles de personas, encabezadas por el escritor Cesare Zavattini y dirigentes de varios partidos de izquierda, llegaron hasta la sede diplomática de Estados Unidos. Detuvieron al artista Alberto Moravia y al director de cine Pier Paolo Pasolini. Zavattini expresó que la muerte del comandante Guevara tocaba a todos, como a una familia, la familia de los hombres. El cineasta Francesco Rosi manifestó su intención de filmar una película dedicada al Che; la cantante Mina Mazzini declaró que el comandante Guevara se ha convertido en un héroe nacional en Italia.
En todas las capitales europeas hubo protestas, en un multitudinario acto efectuado en Italia, María Teresa León, en nombre de su esposo, el famoso poeta Rafael Alberti y de los españoles en el exilio, dijo: “Yo traigo el dolor y la pena de Rafael Alberti, y con la mía, la de todos los exiliados de España, y el dolor de los que se quedaron allá con la mirada vuelta hacia la libertad, el dolor de la juventud española que no doblan las rodillas y que había visto en el Che Guevara un héroe del rabioso tiempo presente de nuestra América Latina...
"Murió en su ley, próximo a la América más pobre, más abandonada, despojado de todo, menos de su esperanza. En el lugar en que lo asesinaron brotarán dos fuentes: la de la libertad y la de la justicia. Los indios bolivianos, los desheredados de un continente, murmurarán su nombre, dirán que está vivo, que golpea a sus puertas porque tiene sed y dejarán en las ventanas una jarra de agua para que el Che beba al pasar. Porque pasará y recorrerá todo un continente y su nombre será la fuerza del futuro, la alta estrella de la Cruz del Sur que llamará a toda la América a alzarse y luchar por su independencia política y económica contra todos los dominios extranjeros".
Las cadenas de televisión y estaciones de radio informaban sobre los sucesos en Bolivia y el asesinato del Che, en Nueva York, una nutrida manifestación recorrió las calles de esa ciudad con campanas, ataúdes, incienso y flores condenando el crimen, a las tres de la tarde se concentraron frente a la puerta de la misión boliviana en las Naciones Unidas.
El gobierno boliviano recibió elogios y felicitaciones de Estados Unidos. En un discurso pronunciado por el senador norteamericano Howard Baker, expresó públicamente el agradecimiento. En esta comparecencia afirmó que los sucesos tenían una honda significación para Estados Unidos; que los 460,6 millones de dólares designados a Bolivia era un precio muy bajo para la victoria que les había otorgado, ese era el costo de la guerra de Vietnam en una semana.
En Bolivia se realizaron diferentes actos, en el aula magna de la facultad de derecho, se comparó al Che con Simón Bolívar, Sucre y otros patriotas latinoamericanos y los estudiantes reclamaron que se le concediera la ciudadanía boliviana post morten, por ser él luchador de la liberación de Bolivia.
En Argentina, los estudiantes desfilaron por las principales avenidas de varias ciudades. En Rosario se produjeron actos de protestas contra el crimen cometido. La juventud peronista circuló una carta de Juan Domingo Perón, como un homenaje al Che y de condena por su asesinato.
Ese mismo día el sacerdote Hernán Benítez ofreció una oración fúnebre al Che, en una de sus partes dice:
“Los dos tercios de la humanidad oprimida se han estremecido con su muerte. El otro tercio, en lo secreto de su alma, no ignora que la historia del futuro, si caminamos hacia un mundo mejor, le pertenece al 'Che' por entero. Un día nada lejano el Tercer Mundo victorioso incluirá su nombre en el martirologio de sus héroes... "
Al inicio de su oración, el Sacerdote expresó:
"Ha muerto con las características de los héroes de leyenda, quienes en la conciencia popular no mueren. Como los judíos del Viejo Testamento creían siempre vivo al profeta Elías, los españoles del medioevo al Cid Campeador y los galeses a Artús, es posible también que, en los años venideros, los soldados del Tercer Mundo crean sentir la presencia alucinante del 'Che' Guevara en el fragor de las luchas guerrilleras".
En otra parte de su oración exclamó:
"Hace ya años había entrado en la leyenda. Sus enemigos podrán achacarle extravíos ideológicos todos los que quieran. Pero nadie sensato va a negarle pasión, coraje, heroísmo y una constancia en su vocación a toda prueba. Le dolía adentro del alma el dolor de las masas... "
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Página enviada por Froilán González y Adys M. Cupull Reyes
(11 de octubre de 2006)