Uno de los fundadores del neorrealismo — posiblemente no haya una contribución italiana más importante, como tendencia, a la historia del cine — pensó a Cuba desde el compromiso intelectual, pero también desde el corazón. Cesare Zavattini sacó chispas estimulantes de los talentos que se encargaron de refundar la cinematografía cubana en tiempos de Revolución — Alfredo, Titón, Julio — y dejó una huella imperecedera en el guión de El joven rebelde, el filme que García Espinosa rodó en 1961. Contestatario, lúcido, implacable, desnudó su alma al escribir en el décimo aniversario de lar en el décimo aniversario de lauy íntimos que confiesan en el inicio "... cuando estoy sereno / digo que tengo los años de Cuba..." y concluyen en voz baja, pero de manera rotunda: "... cuando estoy sereno / a pesar de mi verdadera edad / con sacudidas de delfín / sigo la estela del Granma".

Para reciprocar ese amor y, sobre todo, recordar la magnífica dimensión de su legado, comenzó el día 5 de noviembre en el ICAIC, aquí en La Habana, una jornada de homenaje a Zavattini (que en este 2002 hubiera cumplido cien años), promovida por esa institución, las sociedades italianas ARCI y UCCA, la región de Emilia Romana y la Cineteca de Boloña.

El homenaje cuenta con dos momentos: este primero, inserto en la VII Semana de la Cultura Italiana en Cuba, consistente en una exposición fotográfica que puede verse en el Centro Cultural ICAIC, la puesta en circulación de un excelente número de la revista Cine Cubano (entre los textos de lujo figuran aportes de Gabriel García Márquez, Fernando Birri, Julio García Espinosa, José Massip y Rebeca Chávez), las presentaciones de los libros Zavattini, mago y técnico, de Giacomo Gambetti (viajó especialmente a Cuba), y Diario de cine y vida, introducido por el español José María Ibarrola, una mesa redonda y una gala fílmica en la sala Chaplin a base de la célebre Milagro en Milán.

Luego, durante el 24 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, en el cine Riviera se proyectarán, además de Milagro en Milán, otros dos clásicos nacidos de la colaboración de Zavattini con Vittorio de Sica, Umberto D y Ladrones de bicicletas, y Cuatro pasos tras las nubes (Blasetti) y El amor en la ciudad (Risi, Lizzani, Antonioni, Fellini, Lattuada y Maselli).

Al comenzar la jornada, en acto que contó con la presencia de Omar González, presidente del ICAIC, y Elio Menzione, embajador de Roma en La Habana, todos los que acudieron a la cita coincidieron en que, a Zavattini era imposible encerrarlo en un nicho. Birri evocó su orgánica relación con el cine latinoamericano y el novelista Reynaldo González nos trajo la imagen de un intelectual en permanente combate.

Fuente: Granma
http://granma.co.cu/2002/06/11/nacional/articulo07.html

Página señalada por Gianfranco Ginestri, Bologna (Italia)