Cuba

Una identità in movimento


Zenaida, la superabuela

Juvenal Balán Neyra


"No se sienten en mi cama que me van a quitar el marido", sentencia Zenaida cada vez que una de las jóvenes doctoras, que la ayudan en las labores de la cocina, osa recostarse en su camastro, en la misma tienda de campaña, donde elabora diariamente los alimentos.

Con orgullo, Zenaida muestra a todos su bisnieto. Foto: Juvenal Balán NeyraZenaida Jiménez Sánchez siempre tiene una sonrisa en los labios. Sus manos, curtidas por las labores domésticas, desde hace 33 años son hábiles en cocinar frijoles, hacer una carne en salsa o preparar una rica ensalada. Es la cocinera de la brigada médica del Contingente Internacionalista Henry Reeve que labora en el hospital de campaña en Bakot, Paquistán.

    "Cuando veo a estos jóvenes médicos trabajar con tanto entusiasmo y dedicación, y hacer de la Medicina cubana un ejemplo internacional, me digo que mi granito de arena es elaborar una comida rica, que todos la disfruten, que se sientan bien, porque se merecen eso y mucho más", señaló.

Zenaida dejó en Cuba a su esposo de 72 años, dos hijos, tres nietos y a Diego, su bisnieto de un mes de nacido. Con 61 años y cocinera del hospital Aballí, en Arroyo Naranjo, es su primera misión internacionalista.

    Las jóvenes doctoras de Bakot la quieren como su propia abuela. Foto: Juvenal Balán Neyra"Nunca imaginé tener esta oportunidad. Estoy contenta. Me siento útil. Me levanto a las cinco de la mañana, a pesar del fuerte frío, preparo el café y después la leche para el desayuno y así comienza una larga jornada, que concluye en la noche cuando, para calentar el estómago, preparo un chocolatín".

    "Diariamente hay dos integrantes de la brigada que me ayudan en estas labores. Imagínese usted, yo con dos ayudantes y que son médicos. Hay mucha juventud y me agrada conversar con las muchachitas, enseñarles los secretos de la cocina".

Zenaida es inquieta y siempre tiene un buchito de café para aquellos que necesitan a menudo mojarse los labios con el néctar negro. Es querida por todos por el empeño y amor que pone en su trabajo. También es buena jugando cartas o dominó en los ratos libres, ya avanzada la noche.

Personas como Zenaida hacen la vida más placentera a los colectivos. Con esa labor anónima que a diario todos agradecen, ella también pone lo mejor de sí en esta misión médica cubana de ayuda al pueblo paquistaní.

De seguro que los trabajadores del hospital Aballí, donde labora desde los 28 años, la extrañan. Sus familiares también. A todos enseña con orgullo la foto que trajo consigo del bisnieto. La mira y se le aguan los ojos, pero de inmediato dice:

    "Me siento bien y que nadie se preocupe, aquí estaré hasta el final, no importa el frío, ni las condiciones de campaña, me tiro fotos y escribo todo en una libreta, porque esta experiencia la tengo que compartir con mi familia y mis compañeros de trabajo".

Por estas y mil razones más, Zenaida Jiménez Sánchez es querida por todos y para muchos es la superabuela de la misión.


Fuente: Granma Diario
http://www.granma.cubaweb.cu/2006/05/13/nacional/artic01.html



La Habana, sábado 13 de mayo de 2006. Año 10 / Número 133


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