Queridos hermanos:
Somos habitantes de esta casa común llamada mundo o planeta tierra.
Somos millones de seres humanos que aspiramos a la paz y a la felicidad, queamamos cada uno de nosotros el pedazo pequeño de tierra donde le tocónacer o vivir. Sabemos, no obstante, que el mundo es ancho, y como miembros de la humanidad, compartimos esa patria común que debemos defender y curar de todos los males que la amenazan o agobian.
Si nosotros, habitantes de países de todas las latitudes y hablantes de todos los idiomas, les demostramos amistad y hermandad, si hacemos nuestra la causa que los llevó y los mantiene injustamente en las cárceles de alta seguridad de los Estados Unidos, es, queridos hermanos, porque "los héroes son propiedad humana, comensales de toda mesa y de toda casa familiares", según sentenciara José Martí, y porque "son héroes los que pelean y padecen por defender una gran verdad".
Por estas razones queremos que llegue a cada uno de ustedes, algunas ideas esenciales, una compañía con consuelo y aliento, una solidaridad y una admiración que tengan las cualidades de la caricia y del amor más entrañables.
¿Cuántos recuerdos de segundos, minutos, horas y días sin contacto físico con Ivette, tu hija menor, y con Olga, tu esposa, suman y multiplican, René, esos quince años en la prisión? ¿Cuántos besos y te quieros lejanos, sin ningún contacto físico con Adriana, tu esposa, pueden enviarse en cartas y telefonemas, Gerardo, durante una prisión de dos cadenas perpetuas más 15 años? ¿Cuántos sueños de hijos por concebir y caricias de tu esposa, Rosa Aurora, caben, Fernando, en 19 años de prisión injusta?
¿Cuántos abrazos y retozos de hijas y amor de tu esposa, Elisa, dejan de concretarse, Ramón, en una prisión de una cadena perpetua? ¿
Cuántos poemas realizados y fallidos, esas flores del pensamiento y de los sentimientos, pueden pasar por la mente, Tony, durante una prisión de una cadena perpetua? ¿Cuántos abrazos y besos de madres estoicas, esperan por realizarse, René, Antonio, Fernando, Gerardo y Ramón, en tantos años de prisión cruel e inhumana? ¿Cuántos abrazos y saludos de gentes del pueblo esperan por concretarse en un día cualquiera durante esos años?
Necesitamos preguntar y contestarnos esas interrogantes que llegan no sólo a la razón, sino al alma. Necesitamos compartir con ustedes la dura realidad de un tiempo consumido detrás de los barrotes de las cárceles despiadadas de Estados Unidos, cumpliendo prisión y condenas que no merecen hombres dignos y valientes, con una entrega heroica a la causa mejor de todo hombre: la defensa desinteresada de la patria amenazada, acosada y agredida.
Es hora de expresarles que la hermandad surge de la sangre familiar
compartida. Pero también emana y se desarrolla a partir de experiencias y vivencias conjuntas, o de ideas, sueños y valores asumidos como un compromiso irrevocable. La hermandad se expresa con múltiples características distintivas, con gestos y acciones específicos. La hermandad lleva en sí la emoción y el aliento que conmueven y vivifican la existencia humana.
En la soledad acompañada de esas prisiones de los Estados Unidos, llegue esta carta que brota de nosotros como una fuente inagotable que se derrama al compás de los latidos emocionados del amor y la solidaridad.
En esta lucha por la libertad de ustedes, enarbolamos las banderas de la justicia, la libertad y la fraternidad frente a las ergástulas del odio y la venganza. Esperamos verles libres nuevamente en medio de la alegría del heroico pueblo cubano. Deseamos festejar, de un confín a otro del mundo, ese día hermoso de la liberación, que llegará indefectiblemente, como un día llegó la libertad de Nelson Mandela y de otros prisioneros ilustres de las buenas causas. Volverán a ser libres porque el imperio, por muy colosalmente poderoso que parezca, no podrá nunca hacer añicos los principios del bien, de la moral y la justicia, ni podrá aplastar las fuerzas indomables e indestructibles del espíritu humano.
Sabemos que entonces respirarán el aire de la libertad con el pecho tan ancho como el mundo.
Sepan desde ahora que les esperamos también con un abrazo tan grande como ese mismo mundo.
SUS HERMANOS DE TODAS PARTES DEL MUNDO QUE NO SE CANSARÁN DE LUCHAR POR SU LIBERTAD
Página enviada por Wilkie Delgado Correa
(4 de octubre de 2006)
Dr Wilkie Delgado Correa
Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Medicas de Santiago de Cuba