A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, comienzan a formarse en Cuba los primeros asentamientos de la Cultura Bantú con carácter definido, que se unificaron al principio del siglo XIX. Se decía que eran de origen Congo porque ellos, con sus fuertes rasgos, dominaron el resto de los grupos étnicos que eran Mondongo, Bisongo, Timbiseros, Mandingas, etc. de raíz Imbisa, traídos de lo que son los actuales estados de Zaire, el Congo, Angola y Mozambique. Ninguno conservó la pureza de su origen y, sin embargo, es el segundo grupo en importancia de los cultos de origen africano en Cuba.
Se dividen en tres Reglas principales: Mayombe (la más pura o menos sincretizada), Briyumba o Brillumba (mezclada con Regla Ocha) y Kimbisa, esta última creada por Andrés Petit, para unificar los poderes de la santería y el catolicismo en el culto congo, (dando nacimiento como en la Briyumba a la forma mixta de practicar la religión, a lo que se le llama santo Cruzado o Palo cruzado), que rápidamente se extendió a las otras, por la necesidad de fortalecerse, asimilando ciertos elementos yorubas-cristianos, por eso las vírgenes y santos católicos, los Orishas santeros y los mpungos (deidades paleras) son como un mismo santo.
Lydia Cabrera escribió en el libro La regla Kimbisa del Santo Cristo del Buen Viaje que Petit, su creador, para proteger y defender de venganzas y maleficios a sus partidarios (de la secta abakuá principalmente) decide fundar la Regla Kimbisa, dejándonos en ella el modelo más acabado de sincretismo religioso que se produce en Cuba (...) Petit hizo un ajiaco, un revoltillo, cogió de todo: trabajó con Palo, con Ocha, con Santo, metió el espiritismo, la brujería, la iglesia, cuanto encontró, para vencer (...) sin embargo (...) tomó más de los congos que de los lucumí. De esto hablaremos más adelante en Agrupaciones afrocubanas y El nacimiento de las Reglas Sincréticas.
Así como el jerarca mayor santero es el Babalawo, aquí el mayombero es el Tata Enkise, el Padre Nganga, el padrino, el que tiene los conocimientos para funcionar ante la Prenda (Nganga-Nkiso) o "cazuela", que es como la casa de su muerto esclavizado, del cual se posesionan en medio de cantos, para predecir y aconsejar. Mediante un trato con el muerto que vive en la "cazuela", ellos lo atienden, por ejemplo le derraman sangre de un pollo recién sacrificado y a cambio el muerto lo obedecerá y protegerá contra todo lo malo.
El palero, emplea para adivinar el Mpakeo Mpaka Menso, que es un cuerno que tiene en su interior ingredientes mágicos y cuya abertura está tapada por un espejo que el brujo va ahumando y a través de él lee las figuras que aparecen de entre el humo. Para ellos es básico ver el futuro para arreglar la vida de manera rápida y eficaz.
Los muertos forman parte de la vida diaria como miembros de la misma familia, y aunque no hay una rica mitología como en los Yorubas, sí tienen un conocimiento herbolario o botánico bien desarrollado, adorando las plantas (la presencia del Palo Monte es básica, es el elemento mágico), también adoran todas las fuerzas de la naturaleza: los vientos, el mar, los metales. Tienen una música y cantos pobres comparados con los Yorubas, pero con sus instrumentos musicales propios, usando como su lengua ritual una mezcla del kilongo con el español.
A la Regla Bantú como hemos visto en sus distintas Reglas, la enriquecieron además de los Yorubas y el catolicismo impuesto, algunos elementos de los ritos espiritistas, por lo que hace esta heterogeneidad étnica (lo mismo que los Santeros, hacen que los cultos africanos no sean tan exactos en Cuba como en su país de origen) que sea exclusiva de Cuba, con sus orígenes en el Congo.