Cuando la muerte de quepis y coturno paseaba libremente por la América silenciada,
la isla de Cuba dió voz a los masacrados, abrigo a los guerreros y argumentos para la esperanza.
Cuando los perros de la guerra se lanzaron sobre la tierra negra de Angola,
los soldados de Cuba ayudaron a cortar el paso del odio y del racismo.
El tiempo pasó,
los muros se desmoronaron.
Cobatiendo a las tinieblas, continuaron los médicos y profesores de Cuba,
en los cuatro puntos del planeta.
El precio de la generosidad es alto.
Bloqueos, infamias, sabotajes.
Hace cuarenta años Cuba también recibe
cariño y solidaridad.
En América, los pueblos que enfrentaron
a los Videlas, a los Pinochets, a los Garrastazus, a los Somozas
y ahora enfrentan
al Alca, FMI y Bush
aprecian Cuba.
En estos tiempos en que todo es mercancía, no es fácil encontrar una isla
que no se vende ni se rinde.
Nos gusta Cuba,
si esos motivos fueran pocos
habría otro
que resume todos los otros.
La Isla de Cuba quiere transformar el mundo
Nosotros, de Belém
también.
La Isla de Cuba está gobernada por millones de hombre y mujeres,
entre ellos no existe un único santo.
Hombres y mujeres en el medio de una guerra real y sanguinaria,
comandada por Estados Unidos.
En estas cuatro décadas,
estos hombres y mujeres,
acertaron mucho,
también fallaron.
El imperialismo no tiene dudas:
los aciertos son mucho mayores.
Por eso recrudecen sus ataques.
Pienso en eso ahora, cuando los dueños del mundo, aún manchados por la sangre iraquí,
vuelven a exigir que las conciencias del mundo condenen a Cuba.
Disculpe,
vivimos debajo del Ecuador, pero no somos locos.
El Imperialismo lucha contra Cuba en nombre de la usura, de la sumisión y del crimen.
En nombre de la igualdad, la soberanía y la justicia,
Cuba resiste.
Vuelvo a decir,
Somos indios
No somos bobos
En el medio de la batalla
¿quién traicionaría a su compañero
delante del enemigo?
El pueblo de la selva es sabio
La lucha es larga y nosotros queremos vencer
Al lado de Cuba,
Naturalmente.