Hace unos días escribí una reseña en clave de humor, sobre la detención en Cuba de un cantante de rock acusado de "peligrosidad social pre-delictiva". No pensaba prestarle mayor interés al hecho, pero ha llamado mi atención la importancia que le han concedido al asunto los medios de información, sobretodo si estimamos que el afectado — líder de la banda "Porno para Ricardo" — tiene antecedentes por delitos de consumo y tráfico de drogas y ha estado en la cárcel en alguna ocasión. Al parecer el "mérito" del rockero, consiste en insultar a una Revolución que le da trabajo, subvenciona la renta de su vivienda, la electricidad, el gas que consume, y proporciona sanidad y estudios gratis a él y a sus hijos.
Desde el primer instante, Zoé Valdés y su pandilla, organizaron una recogida de firmas exigiendo su liberación. La celeridad con la que iniciaron la campaña, su publicación en Internet, y la actitud de los medios de prensa, huele que apesta a entramado organizado. Hasta llegaron a pedirle a Pablo Milanes que, en el concierto que realizó en la Tribuna antiimperialista de La Habana, efectuara una proclama pública a favor de un sujeto, mal considerado incluso en el joven movimiento rockero cubano. Pablo no se sumó a la farsa porque quien se manifiesta antiimperialista, no puede hacer causa común con el fascismo y sus servidores.
El delito de peligrosidad se aplica a quien de manera habitual se emborracha, droga, trafica, quebranta las normas elementales de convivencia y vulnera las reglas de convivencia de la comunidad. Todas esas "virtudes" están presentes en este sujeto. Los vecinos tuvieron que llamar a la policía por el ruido que provocaba con su música, aderezado con alaridos barriobajeros y obscenos efectuados a altas horas de la noche. Las autoridades, conscientes de la campaña orquestada desde el exterior — que tenía por objeto hacer un héroe de un pobre diablo — rebajaron el delito, que se quedó en falta por desobediencia (lo que en España sería, más o menos, "desacato a la autoridad") y el pago de una multa. De esa manera, la extrema derecha cubana se quedó sin su prefabricado mártir.
El despliegue de los medios, dando carácter político a una noticia banal, es harto sospechoso e invita a pensar que alguien entre bambalinas, movía los hilos de una marioneta esperpéntica. De todas formas, que la detención de un energúmeno sea portada en prensa y televisión, no es sorprendente si tenemos en cuenta los intereses a los que sirven y el nivel de degradación moral de la sociedad capitalista. Por lo que se ve, el mundo va bien, la crisis es pasajera, y no existen crímenes a diario en Iraq o Afganistán (cometidos por los "democráticos occidentales), que merezcan la pena comentar. Lo más relevante era Porno para Ricardo, o sea, la misma porquería, de los mismos puercos de siempre.
Elizardo Sánchez Santacruz, alias "el Camaján", dijo ante las cámaras de las cadenas de televisión que se concentraron en el juzgado donde fue conducido Gorki Águila Carrasco (nombre del espécimen elegido, desde fuera, para la ocasión), que si éste era condenado, se le podría considerar preso de conciencia. Bueno, algo hemos aprendido. Ya sabemos cuál es el perfil adecuado para los que aspiren a ser presos de conciencia cubanos: alcohólicos, consumidores habituales de droga, traficantes, groseros y provocadores. Todo un lujo de cualidades humanas.
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Página enviada por Eugenio Suárez Pérez — Acela Caner Román
(2 de septiembre de 2008)