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Cuba |
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Una identità in movimento
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Presencia de instituciones culturales en la radio (1931-1960)
María Eugenia Mesa Olazábal
Es conocida la significación y trascendencia que para la cultura nacional tiene la radio desde su surgimiento. Ese avance científico técnico pronto trascendió en el acontecer de todo el país, a la vez que se establecía otra vía de expresión instructiva que se sustentaba de diferentes manifestaciones artísticas. El dinamismo con que fue creciendo el nuevo adelanto repercutió en todas las esferas de la nación y sus emisiones — según los especialistas — fueron
"... conformando otra línea de expresión cultural que aprovechaba las posibilidades de la literatura y del teatro las que iría fusionando con la música para crear un arte con especificidades propias".
"... hallazgo no sólo satisfizo las ambiciones de propietarios y comerciantes, ni benefició sólo a los interesados en importar y exportar modos y modas de la cultura extranjera".
Pues favoreció a muchos porque rápidamente se
"... convirtió en un medio idóneo... ".
... para difundir valores de la música y de las letras cubanas, además de generar...
"... otra manifestación artística resultada de la difusión de elementos diversos, incluso de corrientes estéticas... "
que se conocieron prontamente gracias a las emisoras.
La llamada "era radiofónica", había comenzado el 10 de octubre de 1922, con un concierto a través de la P. W. X — primera planta trasmisora que hubo en Cuba de algún alcance — con un concierto de canciones en la voz de Rita Montaner. Luego de este acontecimiento, a fines de 1923 aparece la revista especializada: Radio Gráfico, tal vez, la fundadora del naciente medio, le continuó, Radio Club y más adelante otras. En ese ambiente facilitador de comunicación social diferentes instituciones culturales acudieron al medio para difundir sus actividades y fijar programas o espacios radiales que las identificaran, a las cuales me referiré limitándome a comentar cuatro de ellas por su didactismo.
La hoy centenaria revista Bohemia a fin de celebrar los veinticuatro años de su fundación, en la edición del 17 de mayo de 1931, anunció la aparición del programa radial Hora Revista Bohemia. La página convoca a los lectores a sintonizar la C. M. K (en los 730 kilociclos) ubicada en el Hotel Plaza, e informa que comenzaría a perifonearse de 8 a 9 de la noche — de lunes a sábado. Las trasmisiones presentarían números variados y selectos tanto artísticos como literarios; al parecer, en correspondencia con las programaciones publicadas, éstas se mantuvieron durante las cuatro semanas comprendidas entre el 18 de mayo y el 14 de junio. Las emisiones contaron con la Orquesta de Bohemia, el Teatro Sintético del Aire — exclusivo para ese espacio — con radiodramas y radiocomedias, así como la participación de intelectuales como la del orador y publicista Miguel Coyula, el escritor Gerardo del Valle quien ofreció una disertación con el sugerente título "El feminismo y los mosquitos", y la de la narradora, entonces, luchadora feminista Ofelia Rodríguez Acosta a cargo los jueves de temas literarios, en su sección Poetas de Cuba, con los cuales garantizaba — afirma la redacción — su vibrante personalidad de escritora de vanguardia; dos de sus conferencias versaron sobre las poetisas María Villar Buceta y Dulce María Loynaz, la primera el 21 de mayo y la segunda el 11 de junio. La última emisión de la Hora Revista Bohemia fue publicada en el No. 15 del 7 de junio, para la semana comprendida del 8 al 14 de ese mes. En los números sucesivos de ese año 31, la revista, consagró una página a comentarios sobre el medio. Una de los señalamientos sobresaliente por su fuerza crítica, apareció en la edición del 8 de noviembre; redactado por Rafael Piñeiro del Villar. Su mensaje, dirigido a los propietarios de estaciones convoca a reflexionar en el por qué no prosperaban las emisoras cubanas. Plantea que mucho se hablaba del mejoramiento de los programas, pero ello no se apreciaba. Califica de vergonzoso la falta de consideración a los radioyentes, debido entre otras cuestiones a la poca atención y cortesía en espacios mal llamados artísticos donde se leían anuncios carentes de entonación, pues, en no pocas ocasiones, parecía escucharse la lectura de un rosario. Piñeiro, llama a los propietarios a convertir sus estudios en centros de verdaderos profesionales del arte, también, a estimular a los escritores para que se acercaran a los micrófonos, y los conmina a impedir que un Sr., cualquiera por el hecho de tener una voz más o menos aterciopelada, hiciera de anunciador.
El programa UNIVERSIDAD DEL AIRE, trasmitido por la emisora CMBZ — Casa El Mundo — Salas, inició su primera época el 13 de diciembre de 1932, con una hora de duración, martes y viernes de 9:00 a 10:00 PM. Cada audición tenía dos alocuciones separadas por un intermedio musical, éstas se articulaban en cursos impartidos por profesores universitarios y otros reconocidos intelectuales cubanos, entre ellos: Luis de Soto, Antonio Sánchez de Bustamante, Elías Estralgo, Salvador Massip, Emeterio Santovenia, Jorge Mañach, Emilio Ballagas, Medardo Vitier y Eugenio Florit, la mayoría jóvenes, luego, destacadas figuras de la cultura nacional. Ya para la segunda época, conferenciantes extranjeros también prestigiaron la empresa de docencia radial.
El profesor y escritor Jorge Mañach, artífice del programa, en su exposición introductoria al primer curso, presentó los objetivos recogidos en el reglamento en los siguientes términos:
El objeto de las disertaciones de la Universidad del Aire es, principalmente, despertar un interés en temas de la cultura. Por consiguiente, no aspiran a impartir conocimientos detallados o profundos, sino más bien nociones introductorias y generales que abran una vía inicial a la curiosidad de los oyentes.
Más adelante, especifica:
Generalizar los conocimientos para que lleguen a todos, y ampliar el repertorio de ellos para fecundar la curiosidad con múltiples semillas, es la gran necesidad de Cuba. A esa tarea quisiera contribuir la Universidad del Aire en su modesta medida.
A la presentación de Mañach, le continúo un intermedio musical, cubierto con música de Bach y Weber, seguido de la intervención del profesor Salvador Massip con la conferencia "Como se formó el mundo", de ese modo, quedó iniciado el curso titulado "Evolución de la Cultura" que finalizó en mayo de 1933, comenzando de inmediato el segundo curso: "Civilización Contemporánea" el cual concluyó en octubre de ese año con una exposición de Mañach, dirigida a rendir el balance de trabajo y a reflexionar acerca de los acontecimientos que convulsionaban al país derivados de la tiranía de Gerardo Machado; motivo suficiente para comprometerse con los radioescuchas y expresar:
"... si el menester nacional nos llama a más importante servicio, dentro de dos meses convidaremos la atención a un nuevo curso dedicado enteramente a Cuba".
Poco después, se produjo la caída del dictador y el programa fue interrumpido, pues predominaba un clima de inestabilidad sociopolítica.
Trascurrido más de quince años, el 9 de enero de 1949, Mañach reabría la segunda época de Universidad del Aire con transmisión dominical en el horario de 3:00 a 4:00 de la tarde, a través de las frecuencias de la emisora CMQ, entonces la de mayor audiencia nacional. Su formato, similar al de la primera, se diferenciaba por la asistencia de público al teatro-estudio de la emisora, éste auditorio enriquecía el espacio con preguntas a los expositores. Por allí desfilaron en más de una ocasión: Fernando Ortiz, Vicentina Antuña, Cintio Vitier, Max y Camila Henríquez Ureña, Carlos Rafael Rodríguez, Emilio Roig de Leuchsenring, Ángel Augier, y otros muchos nombres de literatos, científicos, historiadores, músicos, sociólogos y otras disciplinas. También ocuparon los micrófonos de Universidad del Aire, conferencistas defensores y colaboradores de regimenes corruptos y dictatoriales, autorizados por los empresarios de la estación, cuya presencia tenía el objetivo de dar una imagen de "imparcialidad" dentro de la política nacional.
Entre las personalidades extranjeras participantes, la filósofa española María Zambrano se distinguió con acierto. La discípula de Ortega y Gasset, autora de Pensamiento y poesía en la vida española, ofreció cinco conferencias en los cursos de 1949 y 1951, éstas — según comentarios de prensa —, convocaron gran cantidad de público.
Durante los años cincuenta el programa Universidad del Aire, transcurre paralelo al gobierno dictatorial de Fulgencio Batista, de ahí el surgimiento de hechos violentos en el teatro-estudio de la CMQ — relacionados con su política represiva y el sentimiento nacional de oposición; uno de los más trascendidos fue el ocurrido el 4 de mayo de 1952, cuando Elías Estralgo consumía su turno del curso "Saldo del Cincuentenario" organizado con motivo del Cincuentenario de la Seudorepública. El profesor fue interrumpido, precisamente, cuando se refería a la Constitución de 1940, momentos en que un grupo de batistianos amparados por la policía, lo agredieron, de igual modo lesionaron a varias personas del público entre las cuales se encontraban Armando Hart y Faustino Pérez, entonces dirigentes estudiantiles.
En Universidad del Aire predominaron las exposiciones de alta calidad y, aunque es difícil hacer una selección en detrimento de otras, vale mencionar algunas significativas por sus valores históricos formativos: "Evolución de la cultura en Cuba" impartida por: Jorge Mañach, en abril de 1933; "Utopía, ideología y mito en la política contemporánea" por Raúl Roa, en enero de 1949; "Valores de nuestra cultura musical" por Orlando Martínez, en septiembre de 1950; "Los valores literarios de Cuba en la cultura hispánica" por Camila Henríquez Ureña, en septiembre de 1950; "La enmienda Platt y el antiplatismo" por Emilio Roig de Leuchsenring, en enero de 1952; "La Sociedad Económica de Amigos del País de la Habana en la formación de la conciencia nacional de Cuba" por Fernando Ortiz, en junio de 1952, y "Contribución de la poesía al proceso histórico de Cuba en el siglo XIX" por Raimundo Lazo, en noviembre de 1952.
Las conferencias, grabadas a medida que se trasmitían, eran recogidas en los Cuadernos de la Universidad del Aire, éstos se distribuían a precio módico, contenían además de las conferencias radiadas, pequeñas bibliografías sobre el tema. La popularidad del programa se extendió por toda la nación y se fundaron grupos Amigos de la Universidad del Aire.
Una de las audiciones relevantes para la literatura tuvo lugar en 1937, en la Hora de Radio de la Dirección de Cultura de la Secretaria de Educación, entonces dirigida por el polígrafo José María Chacón y Calvo. El programa habilitado para los lunes estaba dedicado a la poesía y se denominaba "Lunes poético". A uno de los de diciembre, el Director de Cultura, llevó ante los micrófonos a Juan Ramón Jiménez, de quien explicaba
"... había llegado silenciosamente a La Habana mientras el mundo hispánico, estaba sacudido por la guerra de España",
situación dramática vivida por el poeta, un hombre "de sensibilidad profunda" que:
"Nunca había hablado sino de paz y de poesía inefable".
"En medio del vendaval furioso sintió más viva y penetrante su misión, su íntimo deber sagrado. Así, llegó a La Habana "para hablarnos de lo que toda su vida había hablado, de pura y eterna poesía".
Mas adelante, al concluir la presentación del invitado de la Institución Hispanocubana de Cultura, Chacón expresó:
"No podemos decirle otra cosa, no sabemos decirle otra cosa sino que señores, anhelamos, queremos con toda la plenitud de nuestro ser, la paz para su España, para nuestra España desgarrada, adolorida, sujeta a la más tremenda prueba de su historia. Esa España que es, sin embargo, haz y consoladora esperanza de todos".
Le continuó Juan Ramón diciendo a los radioescuchas:
"Amigos invisibles.
Mi querido compañero José María Chacón y Calvo, ilustre Director de Cultura y animador de estas misteriosas horas cubanas de belleza, tuvo un día la sinceridad de amenazarme por teléfono con un amistoso homenaje, uno de estos lunes poéticos. Le contesté asustado que si insistía en su ocurrencia no me quedaba otro remedio que huir de La Habana. Y para desagraviarlo de mi brusquedad, que no fue desagradecida, le dije, y caí en mi propio cepo huyendo del suyo, que era mejor que yo le dedicase esa hora a la inefable Poesía leyendo sencillamente en la sombra algunos de mis poemas, intento perenne y nunca logrado de hermosura. Queda explicado por qué estoy aquí ante este bastón de hierro negro y frío, cuya boca y oído duros me unen y me separan de vosotros, intentando llevaros (secreta un momento en lo más hondo de mi profunda pena universal de hombre) al patio abandonado de la tranquila contemplación.
Voy a cumplir 56 años en La Habana, a fines de este diciembre. Después de 40 de fervorosa pasión lírica de mi instinto y mi conciencia, sigo seguro, como a los 45, a los 35, a los 25, a los 15 años, de no haber logrado nada a mi gusto en idea, sentimiento ni palabra. Lo que quiero expresar, ¡qué lejos se queda de lo que expreso! Más lejos cada vez, en el fondo eterno, negro o dorado, del camino de luz y sombra. Me sorprendo cada vez más extrañamente, cuando oigo a otro poeta, joven o viejo, jactarse satisfecho de sus conquistas estéticas. "Poeta, creador oculto de un astro no aplaudido", escribí una noche española ya lejana.
Lector oculto, ahora, del poema menos aplaudido. No me gusta leer lo mío a nadie. Ni me parece nunca bastante lo mío, ni nadie me dará lo que yo no consiga. De las tres veces que recuerdo haber leído a otros, obligado por las circunstancias, como hoy, una fue ante extranjeros, otra ante niños y otra ante ciegos. Esta cuarta vez estamos todos ciegos. El o la radio, como queráis, me reconcilia con el auditorio, como suele llamarse impropiamente al videtorio teatral. Me parece que estoy leyendo en el desierto o en el mar y de noche. Ante este sutil nicho profundo que el micrófono oscuro orada a través de aire y piedra y sabe a no sé qué muerte o no sé que vida, se calma mi animosidad. No sé tampoco si el público es de vivos o de muertos o de vigilantes; si mi voz natural va a lo humano o a lo eterno, a la firme negrura cerrada o al ámbito azul con estrellas. El que sea no me mira, yo no sé si es uno o ciento, no soy espectáculo inerme de ninguno, suceso siempre lamentable. Luego, y sobre todo, no existe para mí el peligro del ruido final, choque automático de manos, o peor, sonoridad y amenaza del ingenuo y avergonzador entusiasmo".
Después de la anterior alocución Juan Ramón procedió a leer sus poemas.
La Institución Hispanocubana de Cultura fundada por Fernando Ortiz en 1926, tuvo su primer contacto con la radio desde sus comienzos con la finalidad de amplificar las voces de los conferencistas ante un gran auditorio, pero ello se hizo con muchas dificultades, como las de la trasmisión del sonido durante las disertaciones del médico español Gregorio Marañón en diciembre de 1927, en el teatro Payret. Sin embargo, la experiencia obtenida contribuyó al uso directo del medio en la segunda etapa de dicha Institución, ya para 1938, utilizaba diariamente los servicios de la radioemisora CMCW para promocionar sus actividades.
Al empeño de la Hispanocubana de contar con un espacio radial, también hizo su aporte el destacado escritor Alejo Carpentier, unos de los más entusiastas propagandistas del medio como instrumento de divulgación cultural El novelista, brindó dos conferencias donde expuso sus conocimientos radiofónicos aprendidos en Francia. La primera, el 17 de septiembre de 1936, denominada "La máquina al servicio de la poesía", y la segunda, el 27 de junio de 1939 titulada, "Las zonas inexploradas del sonido".
Con esos antecedentes la prestigiosa Institución presidida por Ortiz, inauguró el 1º de noviembre de 1939, la Hora-Ultra, Complemento Radiofónico, con ella alcanzaba ampliar el área de difusión y proselitismo cultural que practicaba y publicaba en su órgano de prensa la Revista de revistas Ultra. A partir de ese día y durante tres meses la Hispanocubana a través de la radioemisora CMC de Autrán y Carbó, que trasmitía en 1140 Kilociclos, tuvo su programa diario en horario nocturno de 9 a 10, y los sábados de 9:15, a 9: 45. Sus emisiones serían conducidas por José Antonio Portuondo .La presentación de éste así como la del programa, estuvieron a cargo de José María Chacón y Calvo, y de su voz los radioyentes escucharon:
"Con la mayor complacencia asisto y presto mi colaboración modestísima a esta hora inaugural de un periódico aéreo que nace bajo el signo, cargado de premisas, de la Institución Hispanocubana de Cultura y de la Revista Ultra y dirigido por el joven brillante José Antonio Portuondo. Todo un programa de afirmación de los más auténticos valores espirituales se sintetizan en estos tres nombres. Y los mismos evocan en todos nosotros la figura austera y creadora del hombre que ha sabido en la vida cubana de nuestro tiempo aunar los impulsos más entrañables del espíritu nacional con la aspiración humanística de la universalidad. No es necesario que lo nombre para que en nuestro ánimo brote una palabra cordial y viceversa del más sentido homenaje y de la gratitud más íntima que fue gracias al cubano insigne y al grupo eficaz de colaboradores, asistimos hoy a la primera jornada de una nueva empresa de cultura cubana hispánica por la lengua universal, por el espíritu, ya libre por su más característica tonalidad".
Le continuó el Presidente fundador explicando la organización de las trasmisiones:
"Desarrollando nuestro programa tradicional, el elenco de esta nueva Hora-Ultra cada noche será cambiado y se compondrá de informaciones cultas y amenísimas al alcance del gran público apetente de progreso y enemigo de chabacanerías, vulgaridades y sectarismos, los cuales serán acompañados de intermezzi de música, clásica y popular, pero siempre selecta. Los trabajos radiofoneados por la Hora-Ultra serán debidos a conferenciantes, profesores e intelectuales, nacionales y extranjeros, trasmitidos oralmente por sus autores si se hallaran en La Habana o tomados y traducidos especialmente de los mejores y recién llegados libros y revistas del mundo entero".
Carlos del Toro, autor del valioso libro Fernando Ortiz y la Hispanocubana de Cultura, apunta que en esa intervención Ortiz,
"... dio muestras de su humor criollo cuando comentó":
"No quiero terminar sin cumplir con un encargo… Al salir para esta estación me dijo mi nieta, con la ingenuidad de sus seis años: ¡Dale recuerdos a Catuca! Y yo saludo contento a Catuca, a Cucufate, a Chicharito, a Popilio, a Chain-Li-PO y a los demás personajes del folklore del aire, que dan humor y gracia popular al arte habanero de la radiodifusión. Y ellos también son promotores de cultura. Al fin, entre las horas más seriamente cultas de la vida, están aquellas que nos dan la plenitud de la alegría".
La programación de la Hora Ultra, en su horario de los miércoles, estaba a cargo del doctor Miguel Jorrín, quien orientaba el espacio "El Abogado Popular"; los jueves, los "Cuadros Históricos de Cuba" fueron conducidos por Julio Le Riverend con una versión dramatizada; los viernes, Fermín Peraza se ocupaba de los "Momentos bibliográficos", presentaba a un escritor nacional o extranjero disertante sobre sus obras recientes, y resumía las publicaciones recibidas; los sábados, Herminio Portell Vilá hacía los "Comentarios Internacionales".
Ese programa radial contó con participantes de reconocidos méritos intelectuales, tales como el escritor Enrique Serpa, Premio Nacional de Novela con su obra Contrabando; el historiador Gerardo Castellanos García, autor de Pensando en Agramonte; el peruano José Antonio Encinas, disertante sobre reformas de la enseñanza; el poeta chileno Juan Arcos, conocedor de la música folklórica de su país, y la del crítico de arte cinematográfico José Manuel Valdés Rodríguez, cuya exposición sobre los principios fundamentales del cine, así como sus comentarios acerca de las diez mejores películas exhibidas durante 1939, tuvieron amplia repercusión. La Hora–Ultra dejó de trasmitirse en enero de 1940, no obstante el corto tiempo de su trasmisión radiofónica fue una empresa considerada de vanguardia para contribuir a la culturación del pueblo cubano.
Salta a la vista que las emisiones de Universidad del Aire, permanecieron por más tiempo en la programación docente radial, esencialmente en su segunda época de 1949 a 1960, año en que cesaron sus ediciones a causa de las nuevas expectativas de desarrollo en la educación y la cultura propiciadas por el triunfo revolucionario. Su aporte abarcó mayor amplitud y alcance nacional, pues no debe obviarse el hecho de haber sido beneficiada con el perfeccionamiento y avances tecnológicos del medio. No obstante, este programa junto a los de las instituciones comentadas demostraron la eficacia del medio, al tiempo que contribuyeron de una forma u otra con el enriquecimiento y afianzamiento de la identidad cultural de la población cubana.
María Eugenia Mesa Olazábal
Playa, septiembre 2009
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