Muy apreciado Carlo:
Te escribo corto y rápido. Hoy, hace poco tiempo, me acaban de reparar el teléfono que fue afectado por los vientos y lluvias de Gustav mientras pasaba al oeste de Ciudad de La Habana, y estoy muy atrasada con el correo. Aunque los habaneros padecemos pocos daños, en comparación con lo ocurrido en la Isla de la Juventud y Pinar del Río, donde golpeó directamente, de todos modos pasamos un gran sofocón (angustia) debido a la fuerza de los vientos de ese huracán, categoría 4 casi 5. Esto ya ha sido evaluado detenidamente por los institutos científicos cubanos y en las últimas reflexiones de Fidel, nuestro líder. Realmente hemos presenciado una catástrofe climática de gran envergadura que mantiene todavía movilizado el país y cuyos efectos, irremediablemente, se hacen sentir en la economía cubana. (Faltan por llegar los meses de octubre y noviembre.)
Los verbos preparar, precaver, resistir, recuperar y avanzar, son los que mejor describen el ánimo y las acciones de los cubanos y cubanas por estos días, se han conjugado de mil modos unidos a las expresiones más variadas de solidaridad y agradecimiento que puedas imaginarte. Así es, y así fue posible evitar la pérdida de una sola vida humana. Dado el mundo en que vivimos, para mí es hermoso escribir y comunicarme con esas palabras.
En paralelo, se llevaban a cabo todas las medidas regulares para comenzar el curso escolar 2008-2009, que debió tener su momento de inicio el lunes 01 de septiembre; no obstante todo lo que te conté sobre el destructivo huracán, el martes 02 se hizo efectiva su inauguración prácticamente en todo el país. Ya sabes que aquí, en nuestro pequeño archipiélago antillano, ni un solo niño o niña, o adolescente, se queda fuera del aula, todos asisten a clases hasta 12º grado. Esta es una proeza que ronda la cifra de 4 millones, y más, de escolares matriculados y presentes, incluidos los niveles superiores de enseñanza; meta que es alcanzable únicamente dentro de un proceso sociocultural revolucionario. Me refiero a un país pequeño y de pocos recursos materiales, que hace poco más de 100 años rompió el yugo colonial (para ser atado al neocolonial yanki), arrastrando todas las inmundicias de un sistema capitalista-esclavista de 300 años de antigüedad (formalmente concluyó en 1886). La cultura cubana, neta, cuenta sus primeras dos centurias en esta primera decena del siglo XXI, del tercer milenio. Así es de buena y alegre esta segunda noticia. Por la magnitud de esta respuesta ante los desafíos de todo tipo, los cubanos de muchas generaciones tenemos fe en el presente y futuro.
La primera oportunidad para acceder al desarrollo humano es: ser sanos, educados, y, desde luego, aspirar a ser cultos para ser libres.
Un saludo muy afectuoso de
Lohania
La Habana, 04 de septiembre de 2008
