En la actualidad algunos estudios realizados en nuestro país por aquellos que defienden y contribuyen a la preservación de las identidades nacionales ante las imposiciones hegemónicas han contribuido sin dudas a una mayor comprensión de la diversidad a través de aquellos procesos culturales que conservan y estimulan las identidades locales ante la tendencia homogenizadora de la era global. En un contexto donde ha crecido la visión de la cultura como fenómeno antropológico por una parte, mientras que por otra la conciencia de que lo tradicional es un proceso de continuidad y no del pasado, evitando el congelamiento de nuestros valores tradicionales y por supuesto, lo que significa el mantenimiento de nuestros propios símbolos en cada una de las prácticas sociales de las diferentes expresiones o manifestaciones de la Cultura Popular Tradicional en los propios escenarios donde han germinado durante generaciones como patrimonio cultural vivo en cualquiera de las denominaciones existentes (marco familiar, grupos o comunidades) en el que nos corresponde el reto mayor del respeto, estimulación, conservación y promoción de los llamados tesoros humanos vivos como fuentes inagotables de sabiduría de aquello que nos pertenece, dado su carácter arraigar y costumbrista; lo nuestro, lo propio y lo singular de todos los cubanos.
Nuestro modesto análisis debe partir precisamente del comportamiento actual de algunas de las manifestaciones de la Cultura Popular Tradicional, así como de vivencias, experiencias y concepciones como resultado a través de varios años de contacto con algunas prácticas sociales pertenecientes al abanico de expresiones tradicionales registradas o no en el Atlas Etnográfico de Cuba y que son de significado sin igual en campos, barrios y ciudades de nuestra geografía; su relación entre ellas como sistema, la necesidad de la búsqueda de las zonas de conflicto para su verdadero afianzamiento y salvaguarda, el significado o descodificación de cada uno de sus elementos que la tipifican y lo esencial de escrudiñar todo un horizonte para el conocimiento de las nuevas generaciones, es para nosotros lo más significativo e inmediato por desarrollar; tanto con nuestra labor institucional como con el desafío espontáneo y motivacional de la población.
La Religiosidad popular en Cuba y su relación con la comunicación oral cotidiana, caracterizada por matices de gracia, humor y pircardía que son de uso diverso por nuestra población y heredadas por generaciones, el incremento y participación en la actividad religiosa, el sincretismo y su incidencia actual en las localidades, así como su repercusión heterogénea y controvertida del tema a través de respuestas brindadas por practicantes o no, también suelen ser de significativo en la identificación y difusión en nuestro desempeño. El gran universo irreal, maravilloso, infinito y mágico por vocación tendrá la fundamentación del otro, el de la oralidad, porque siempre han sido cuentos cantados, cuentos añorados, fábulas dichas, mitos trasmitidos, hechos fantasiosos, que han tomado corporeidad en las mil una leyenda que se escucha en cada rincón de nuestro país. La tradición oral de los pueblos es el depósito sagrado donde se conservan los valores autóctonos y asumidos como propios. Asomarse a su estudio es por tanto, tarea ineludible, dado que su conocimiento es una vía perfecta no solo para imbricar al ser humano en su medio sino para comprender la relación recíproca y dual que lo convierte en parte de él.
Las Fiestas Populares Tradicionales constituyen la manifestación más diversa y por sí la que mayor número de expresiones tradicionales representa en su práctica social, de gran arraigo popular en nuestras comunidades e identificadas desde su germen y desarrollo hasta nuestro días, transmitidas por varias generaciones, en las que muchas ya cuentan con varias centenas de duración de forma ininterrumpida, sus celebraciones en un nuevo contexto diferente, las causas de aquellas que han desaparecido y las que peligran hacerlo, la identificación y tratamiento de las verdaderas tradicionales, rescates y revitalizaciones de algunas de ellas, los elementos que verdaderamente la tipifican, instrumentos necesarios para su conservación y conocimiento de la población como los inventarios , registros y dossier, entre otras acciones e iniciativas que constituyen por un lado la pretensión de varios especialistas, investigadores, funcionarios y promotores de diversos lugares del país que durante varios años promocionan, conservan y socializan a través de sus rigurosos y acertados estudios todo lo relacionado con el desarrollo de las festividades que constituyen tradición y por otro el de poner en práctica en sus respectivas localidades todo el desempeño cultural para celebrar con el pueblo como principal depositario y protagonista de su propia, esperada y recreada expresión.
Rafael Lara González
Metodólogo Nacional de Cultura Popular Tradicional
Consejo Nacional de Casas de Cultura, Ministerio de Cultura de Cuba
Página enviada por Jesús Guanche
(24 de enero del 2008)