Entrevista a Mariela Castro Espín, activista por los derechos de la diversidad sexual
Dalia Acosta
Reconocida por su labor en defensa de los derechos de las personas gays, lesbianas, bisexuales, travestis y transexuales, Mariela Castro Espín aboga por la promoción de un socialismo más justo, dialéctico, inclusivo y, sobre todo, participativo.
Castro Espín es directora del gubernamental Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) y principal impulsora de una resolución que aprobó, a mediados de 2008, la realización de operaciones de cambio de sexo en el sistema de salud estatal cubano.
La participación podría ser la clave del socialismo en el siglo XXI, sostuvo la experta, de 46 años e hija del presidente de Cuba, Raúl Castro, y de Vilma Espín, una luchadora por los derechos de las mujeres y minorías sexuales, líder histórica de la Revolución Cubana, fallecida en 2007.
En conversación con IPS, esta mujer que el 16 de mayo encabezó la primera conga callejera contra la homofobia en la historia de esta isla caribeña habló sobre los momentos que marcaron su vida para llevarla a ser lo que es hoy, sobre la participación socialista y las esperanzas de una Cuba sin el bloqueo de Estados Unidos.
IPS: En 2004, usted recibe a un grupo de travestis y transexuales que buscaban ayuda. Hoy se le reconoce como la impulsora de un grupo de reformas a favor de los derechos de la diversidad sexual en Cuba. ¿Siempre fue comprensiva hacia la diferencia?
MCE: Fue parte de un proceso de toma de conciencia como ciudadana
cubana que ve la realidad, escucha y pregunta. La vida en este país me
ha enseñado a no ser una simple interpretadora de la realidad sino a
formar parte de ella, a participar, incluso a tratar de cambiar lo que
no me gusta o lo que creo justo deba cambiarse.
IPS: ¿Algún momento importante para llegar a ser la persona que es hoy?
MCE: Muchos. Cuando estaba en el primer año de la Universidad viví el
proceso de profundización de la conciencia revolucionaria en las filas
de la Unión de Jóvenes Comunistas, un proceso que no me gustó y
enfrenté como pude y creí mejor.
Me molestaban mucho el extremismo, los prejuicios y detestaba la frase diversionismo ideológico porque la veía como un instrumento de los oportunistas.
También me marcó el éxodo masivo por el puerto del Mariel en 1980. Para mí fue un golpe de aprendizaje ver cómo muchas de aquellas
personas que eran muy extremistas cuando la profundización
revolucionaria salían corriendo para el Mariel y, aún hoy, muchos de
los que habían sido sancionados están aquí, participando de la Revolución.
Y me marcó el período especial (la crisis económica iniciada a
principios de la pasada década). Me hizo volver a pensar sobre cuál es
el socialismo que queremos. Es muy interesante ver todo lo que se ha
logrado en 50 años de Revolución en soberanía plena y en búsqueda de
justicia social, pero todavía tenemos que avanzar mucho en términos
muy amplios.
IPS: ¿Cuál sería su apuesta? ¿Cómo debería ser el socialismo para que
siga siendo una opción válida, tanto en el presente como en el futuro
de la nación?
MCE: Yo sí sigo apostando por el socialismo, pero por uno basado en un
enfoque dialéctico, donde estamos obligados a atender todas las
contradicciones que van surgiendo y marcando los cambios hacia el desarrollo.
IPS: ¿Cómo podría sumarse a esa joven generación que hoy se dice que
no siente compromisos con nada ni con nadie?
MCE: A través de mecanismos de participación. Para mí es fundamental
una democracia socialista participativa. No sólo a nivel de
declaración política o a nivel teórico, sino en la creación de los
mecanismos en la práctica social.
Esa es la salvación del socialismo como opción histórica y la única manera de que la juventud sienta que forma parte de este proyecto porque participa de él y porque le aporta sus criterios, inquietudes y críticas.
A la juventud hay que crearle un espacio en el que ella entre a formar parte de una realidad que se está inventando, que se está creando, en la que se está experimentando y en la que ella se está comprometiendo porque forma parte de esa realidad, que está haciéndola también.
IPS: ¿Ha llevado ese principio a la actual campaña del Cenesex a favor
de la diversidad sexual?
MCE: Es exactamente lo que estamos haciendo. El Cenesex abre espacios
de participación porque solo no puede, ni debe; lo que hacemos es
abrir el espacio e ir elaborando proyectos conjuntamente. No hay nada
más fascinante que la participación porque todos asumimos responsabilidades.
Si los mecanismos de participación se desarrollan y perfeccionan en la
sociedad cubana van a enriquecer mucho nuestro proceso y también al
socialismo pues ésta ha sido una arista floja en toda su historia.
Cuba, este país que es tan auténtico, original, delicioso y tan contradictorio, puede aportar también al socialismo como sistema el socialismo criollo del Caribe, de lo que somos.
Lo otro es ponerse un traje que no te sirve, que no tiene que ver contigo.
IPS: Con la llegada de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos
se ha hablado mucho de la posibilidad de una flexibilización de las
sanciones de ese país contra Cuba. ¿Cómo imagina a esta isla sin bloqueo?
MCE: Una Cuba sin bloqueo es una Cuba prospera. Y, como le pedí a San
Pedro cuando fui al Vaticano, prosperidad para Cuba. Primero, pensé
pedir el fin del bloqueo, pero me dije que esa sería sólo una parte de
la solución. Prosperidad, con y sin bloqueo.
El día que quiten el bloqueo nos quitarán un peso muy grande para
sobrevivir en relación con el mundo.
Pero, junto con eso, será fundamental perfeccionar los mecanismos de
la democracia socialista, porque el levantamiento del bloqueo por sí
sólo no impulsará la prosperidad. Tenemos que mejorar nuestro sistema social.
IPS: ¿Qué piensa de la teoría de que el sistema socialista cubano no
resistiría el impacto del levantamiento del bloqueo?
MCE: Estar vivo es peligroso y la Revolución Cubana ha estado siempre
en peligro. Más peligro del que ya hemos vivido, creo que no. Creo que
sería una oportunidad, peligrosa, pero una oportunidad, y tenemos que
aprovecharla al máximo.
Sería fundamental para Cuba, como para cualquier país. ¿Qué país puede
sobrevivir a un bloqueo? Cuba sobrevivió, pero con qué alto costo en
muchos sentidos.
IPS: ¿Comparte la opinión de que vivimos en un país en que todo se ve
a través del prisma de las relaciones con Estados Unidos?
MCE: Todo pasa por ahí. Hemos elaborado la cultura del bloqueo y
tendremos que elaborar los aprendizajes de la Cuba sin bloqueo que
quiere sobrevivir con un sistema socialista, en mi criterio, más
desarrollador, más inclusivo y dialéctico.
El socialismo no podría despegarse de un enfoque dialéctico de
interpretación y de desarrollo, si vamos a resistir al impacto del
levantamiento del bloqueo. Todo lo que hagamos tendrá que estar en
función de garantizar la soberanía, sin descuidar los mecanismos
internos que no deben ser tan estrechos como han sido.
Yo tengo todavía energía, ilusión y fuerza para seguir luchando por
este socialismo. Sé que la Revolución ha desarrollado muchos
mecanismos de defensa ante la hostilidad constante y con mucho recurso
del imperialismo estadounidense.
Y no es una frase trillada, es un sistema imperial expansivo,
intensivo, muy cruel y hay que seguir luchando para no ceder ante la
violencia, ante las presiones que vamos a seguir teniendo. Cuando hay
convicción en un camino no se cede, pero lo importante es que ese
camino lo hagamos de la manera más inteligente posible.
IPS: ¿Que no se vire contra la propia población cubana?
MCE: Exactamente. Que no se vire contra nosotros mismos. Por eso el
desarrollo de mecanismos de participación es la clave. ¿Cómo queremos
que sea el socialismo cubano? ¿Cómo queremos hacerlo? ¿Cómo lo vamos a
hacer? ¿Y cuáles son los principios en los que no podemos ceder?
Por supuesto, dignidad nacional, soberanía, justicia social, porque
buscando desarrollo no vamos a caer en mecanismos de explotación, pero
sí hay mecanismos ¬tal vez de cooperación en el plano de la economía¬
que nos pueden permitir prosperar, satisfacer las necesidades
crecientes de la población y fortalecer, tal vez a través del sistema
fiscal, las posibilidades del Estado.
IPS: ¿Qué espera de Obama?
MCE: En mi criterio personal, no tiene muy buenos asesores para Cuba
ni para América Latina. Ojalá podamos tener un diálogo, un
acercamiento. Por su biografía personal me parece una persona
maravillosa, pero ya cuando asume el rol de presidente tiene que usar
otro traje. Y es muy difícil. Me imagino que él quisiera hacer muchas
cosas que no puede hacer.
IPS: ¿Piensa que, aunque Obama no logre cambios sustanciales durante
su mandato, el solo hecho de haber sido elegido es un importante
síntoma de cambio?
MCE: Sí, pero el mundo necesita una respuesta de Obama. El mundo
necesita cambios en Estados Unidos, ese país que le exige tantos
cambios al mundo, en función de los intereses de pequeños grupos de poder.
El mundo le está exigiendo a Estados Unidos cambios profundos para sobrevivir.
No podemos aspirar a que Estados Unidos deje de ser el imperio, por
ahora, y mucho menos sólo por Obama, pero, por lo menos, que los
estadounidenses le hayan elegido es un síntoma de que ellos también
quieren cambios.
Como dicen en la Santería (religión afrocubana) cuando se le desea
suerte a alguien, siempre digo Aché para Obama. Aché para que logre
todo lo que pueda, todo lo que le sea posible.