Cuba

Una identità in movimento


En el Dia del Amor. Humanización versus deshumanización

Lohania Aruca Alonso


El sentido común nos lleva a considerar la certidumbre: existe una tendencia paralela y contraria a la del proceso de humanización, la deshumanización que a lo largo de la historia de la Humanidad, ha persistido, sin tener en cuenta a la razón, la justicia, al amor y el respeto al prójimo. Inevitablemente el avance de la sociedad y la cultura se mueve entre esos dos polos, de forma dialéctica. Hoy en día ¿cuál es la fuerza que prevalece? ¿Esta determinada como algo absoluto, irremediable e irreversible?

La esclavización de hombres y mujeres, su explotación por grupos sociales minoritarios, que detentan un gran poder económico y represivo, que cometen crímenes de genocidio y “ecocidio”; la práctica de todo tipo de crueldades en la vida común; la violencia contra los más débiles, niños, mujeres y ancianos; las guerras imperialistas, cada vez más devastadoras debido al uso de los resultados de la ciencia y la tecnología más avanzada; el terror de los pueblos a causa del hambre, de la miseria, de la falta de oportunidades para vivir a costa del trabajo propio, justamente remunerado; el terrorismo de estado como imagen de una civilización en plena decadencia, constituyen en la práctica, la negación del pensamiento humanista.

La elaboración de paradigmas reaccionarios, llámese la era americana o del primer mundo capitalista “trasnacionalizado”; la “superioridad” racial, sexual o étnica, la imposición de dioses y religiones (evangelización, hégira…), el maltusianismo; inclusive, enarbolar el ideal político de la “democracia” y su defensa hipócrita por parte de la plutocracia universal (¡nada menos!), han acompañado e intentado la justificación ideológica de las acciones imperdonables, consumadas por unos seres humanos contra otros.

El instinto de conservación, por ejemplo, es constantemente manipulado por la clase explotadora cuando empujan a contingentes de desempleados, como carne de cañón, hacia los antipopulares cuerpos represivos, los ejércitos mercenarios invasores. La mentalidad del hombre enemigo del hombre, la imposición de valores negativos a través de la educación y la formación técnica o profesional, tales como la competencia, generalmente desleal, en la lucha por la subsistencia, o por aspiraciones a vivir mejor que otros; la mezquindad en lugar de la solidaridad y la cooperación; la descalificación del oponente para evadir una argumentación seria y convincente de las razones políticas que asisten realmente a quienes detentan el poder, o que aspiran a obtenerlo, son solamente pinceladas en un cuadro que intente reflejar la complejidad del mundo en que vivimos.

Nunca antes, las ciencias sociales y las humanidades habían alcanzado un grado tan alto de desarrollo y de posibilidades de participación directa en el destino de la sociedad humana. Nunca antes los medios de comunicación masiva habían contado con recursos tecnológicos tan sofisticados, ni con tanto personal especializado en la comunicación social. Sin embargo, hay quienes violan continuamente la ética profesional a favor de ciertos poderosos intereses.

Hay quienes, cínicamente, mienten, ocultan, omiten o tergiversan una verdad, y, en su lugar, exponen hechos inciertos o irreales, o los crean de modo virtual. Y esto, a veces, halla respaldado en la “autoridad” mal comprendida, y peor ejercida, de personalidades de la ciencia, o, de la cultura literaria o artística; así, reniegan de sus compromisos sociales, pero garantizan egoístamente su bienestar particular, su "zona de paz privada".

Se repite y aún no se cree: el mundo vive al borde del abismo. Es el momento en que la conciencia crítica debe despertar y ejercer su función valorativa y orientadora. Las guerras, el cambio climático, las enfermedades mortales extendidas como pandemias, la pobreza llevada hasta los niveles más degradantes de la miseria, los vicios, activos desintegradores del espíritu humano, deben ser denunciados, repudiados, eliminados, para evitar el desastre que nos afectará a todos. La hecatombe no tendrá fronteras.

Nuevos puntos de partida en beneficio de toda la humanidad son necesarios tener en cuenta para enfrentar el futuro inmediato. Además, para esta labor de salvación y sanación mundial se necesitan muchas voluntades políticas guiadas por liderazgos responsables, constructivos, al frente de las naciones y de las organizaciones internacionales. Esta debe ser una exigencia de la opinión mundial, de los movimientos sociales que en el planeta existen.

Una gran riqueza de pensamiento y de acciones prácticas se ha venido acumulando en torno a la vida de los seres humanos, producida desde las sociedades y conciencias más diversas. La historia universal ha registrado durante centurias, y milenios, hechos del pasado que demuestran, irrefutablemente, las graves consecuencias a las que conduce la crisis de un sistema económico social que no ofrece soluciones, ni alternativas posibles, viables, que mitiguen el impacto negativo de su decadencia a gran escala, acelerada por un cúmulo de contradicciones visiblemente antagónicas, internas y externas. Es el caso particular del imperio estadounidense.

En vísperas del Día del Amor es imprescindible atender al llamado por la paz mundial, por la salvación y la conservación de la Naturaleza y de la especie humana, como parte inseparable de aquella.

Es urgente influir sobre la educación y la cultura de las nuevas generaciones, para que estas alcancen un nivel más alto de humanización. Luchar en defensa de la Humanidad, con plena conciencia de la importancia de esta acción, con sentido altruista, debe ser el objetivo más universal de los educadores, de los científicos y de todos aquellos en cuyas manos está el destino de los pueblos.

    La Habana, miércoles, 13 de febrero de 2008



Página enviada por Lohania Aruca Alonso
(13 de febrero del 2008)


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