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Cultura popular e identidad: los Coches de Bayamo
Milagros Yadira Coromina Sánchez — Yamila Marrero Montero
A pesar de los 170 años que cumplió Bayamo de ostentar el título de ciudad continúa siendo una singular urbe debido a su encanto urbanístico, histórico y cultural, es más que una simple urbe, ha sabido conjugar tradición, historia y modernidad, en la conformación de su identidad como ciudad única y auténtica.
Precisamente es lo sucedido con nuestro coche actual, el cual aunque tiene su génesis en Europa forma parte importante de la cultura popular y la identidad bayamesa; porque
"(…) lo extranjero se convierte en nacional cuando es aceptado y asimilado durante un largo periodo y cuando se convierte en parte integrante de su tradición. Estos requerimientos ya los tiene cumplidos el coche por el prolongado, sostenido y dinámico período (THI) en el que se fue adaptando al entorno como resultado del proceso histórico; enriqueciendo viejas expresiones y aportando un producto transculturado, auténtico, con sello local".
El carácter tradicional que posee el uso del coche en nuestra ciudad es una característica importante de la cultura popular, porque
"(...) la tradición es una ley que define y determina la perdurabilidad de las manifestaciones culturales, así como su índice de desarrollo a partir de un continuo proceso de asimilación, negación y renovación (….), [tradiciones que] llegan a trascender, por lo general, hasta los diferentes medios de producción en las diversas formaciones económico-sociales. Es el caso del uso del coche, proceso que se manifiesta en la región desde el periodo colonial, que hasta la actualidad ha sobrevivido debido, fundamentalmente, a su carácter utilitario, que unido a la enseñanza y transmisión, así como a la continuidad de la práctica aseguran la permanencia. Toda esa experiencia y conocimiento que se ha acumulado en estos siglos ha sido aprovechada en función de su uso, no sólo por la parte de los creadores sino también de los consumidores del proceso".
Las expresiones que conforman la cultura popular poseen carácter colectivo porque tienen vigencia social (...) responden a su carácter utilitario y en su génesis expresiva comprenden los criterios y convicciones de las masas populares las que, a fin de cuentas, garantizan su permanencia, su vigencia en la sociedad. Esta misma masa poblacional se ocupa también de transmitirlos de generación en generación por vía oral; porque
"(...) el colectivismo expresa valores propios, identitarios, en la medida que la mayoría comienza a aceptar y a utilizar un elemento determinado se convierte en común para todos los de esa región, por lo tanto los identifica dentro del gran conjunto poblacional".
En el caso del coche de Bayamo ha habido un constante enfrentamiento, o tal vez dinámica e interacción entre la herencia y la adaptación, siendo aquella la privilegiada por la fuerza y el mantenimiento de factores esenciales como: la funcionalidad y el diseño, aún cuando las circunstancias socio-económicas han influido en pequeñas variaciones en el uso de algunos materiales y colores, lo que, en modo alguno, ha comprometido la imagen en relación con el proyecto primario, con el que sigue comprometido.
En la ciudad existen familias que desde el período neocolonial poseen coches que, actualmente, son manejados por integrantes de ellas, ya que de padres a hijos se ha ido transmitiendo toda una tradición familiar, Pedro Méndez, Pepe Oliva, Nené Guevara y Manuel Vázquez, fueron de las primeras familias en incorporarse al oficio, en otras ocasiones son dados en alquiler a personas de entera confianza que continúan el proceso. El hecho que desde el periodo republicano las propias familias designaran a un miembro o más para el manejo del coche demuestra una aceptación cultural del vehículo y un respeto al conductor, podemos colegir que el calero de la colonia debió haber sido igualmente respetado, aun en su condición de doméstico o como trabajador de un oficio; pues, más que la posible significación social y racial que tenía este desempeño, pesaba la utilidad y la distinción del servicio.
En la capital bayamesa existen una fábrica de coches y varios talleres particulares, en ambos se les da mantenimiento y para su fabricación utilizan modelos preestablecidos, destacándose la diferencia entre los elaborados por la fábrica y los particulares, los primeros siguen normas en la creación en cuanto a las medidas y la unión de las diferentes piezas y materiales, mientras que los segundos no tienen en cuenta esto, sólo utilizan su criterio para hacer modificaciones y trabajan sobre la base de lo empírico y la observación, sin afectar la cualidad estética.
No existe un interés directo de los creadores de revelar su identidad, las piezas de manera individual y el coche como obra terminada no son firmadas, son el resultado del trabajo colectivo y especializado al mismo tiempo, ya que los miembros del taller dominan una tarea específica del complejo proceso de elaboración, forma de trabajo muy vinculada al sistema gremial donde los miembros tenían un concreto protagonismo en el proceso, en aras de aumentar la producción y sin dejar un rastro de individualidad en la firma. Esta concepción del trabajo, el respeto al anonimato y la seriación como principio para lograr rapidez, especialización, abaratamiento de costos y aumento de beneficios son rasgos esenciales de expresiones insertadas en la cultura popular.
Los encargados de conducir el coche, los cocheros, adquieren el conocimiento de forma empírica, de padres a hijos o por vía oral, no existe formación académica, es la práctica la vía posible de aprendizaje para estas personas que deciden iniciarse en el oficio; de igual manera sucede con los responsables en la confección de estos carruajes, incluyendo los pertenecientes a la fábrica, donde los de mayor edad y experiencia transmiten a las nuevas generaciones las consideraciones generales relacionadas con el trabajo, los detalles los aprenden sobre la marcha.
Las personas responsables de la construcción de estos antiguos carruajes se han convertido en practicantes de la cultura popular, porque son
"... los grupos de individuos que cultivan de modo permanente estas tradiciones (…) ejecutando conscientemente los requerimientos y las acciones de la actividad demanda, y dependen de las regulaciones en el ángulo conservador que la tradición impone".
Los fabricantes, los cocheros y toda la amplia masa poblacional que diariamente usa los coches para transportarse de un lugar a otro, son los llamados portadores:
(…) en cuanto al condicionamiento cultural que poseen no depende de sus voluntades, sino del proceso de formación histórico-social del que forman parte, y ello les permite reflejar de modo más preciso los valores adquiridos e influir directamente en el proceso histórico de transmisión, desarrollo y transformación de estos valores.
Esta es la posición asumida por los bayameses quienes desde los tiempos coloniales integraron al antiguo vehículo a casi todos los aspectos de sus vidas sociales: paseos, fiestas, entierros, salidas al teatro, visitas a las haciendas y actualmente muchas de estas actividades continúan: festejos carnavalescos, entierros, celebraciones matrimoniales. Todos los 14 de febrero en conmemoración al día del amor 14 parejas desfilan por las calles en nuestros coches; ejemplos estos que catalizan la reacción
"(...) afectivo-emocional que produce al apropiarse del pasado, el presente (…) de la tradición del uso del coche en Bayamo".
Como parte de una estrategia referente a las salidas terrestres de la ciudad se han realizado varias pinturas murales que recrean de manera metafórica los principales elementos que conforman la historia, la cultura y la identidad regional. Se reconocen en ellos coches, cocheros, pasajeros y hasta la rueda de La Demajagua. Con el mismo objetivo se emplazó en la salida de la ciudad hacia La Tunas una pieza metálica que representa uno de los carruajes que circulan por las calles, realizados a tamaño normal. Esta pieza es una forma de rendir homenaje a estos tradicionales vehículos y de sentirse orgullosos y satisfechos de su presencia aún cuando ya han trascurrido muchos años desde su llegada. Lo mismo sucedió con el hotel “La Calesa” perteneciente al Partido Comunista de Cuba, cuyo simpático nombre crea un lazo emocional tanto con los naturales como con los visitantes.
La historia y la sociedad le han dado el merecido lugar que se han ganado los cocheros; se ha fijado el día 8 de enero para celebrar este oficio, teniendo su génesis en la antigua fiesta del Día de Reyes, el último día de estos festejos se dedicaba a estos trabajadores, de ahí les llega por tradición la celebración de su día.
Estos ejemplos demuestran el lugar que ha adquirido el tradicional uso del coche en el Bayamo, lugar en el que se ha ido asumiendo por un largo período de tiempo donde en parte, se ha heredado y transformado como elemento de identidad, sin imponerse, porque entonces se considera falsa, un esteriotipo.
"(…) el arte del pueblo es expresión de su capacidad creadora y elemento fundamental para el patrimonio, al mismo tiempo que constituye premisa indiscutible para la afirmación de la identidad cultural".
Otorgarle el verdadero lugar y la merecida importancia que tiene el tradicional uso del coche en Bayamo, es autentificar su importancia y valor más allá de una discusión estética, es darle el reconocimiento en el ámbito identitario, es afianzar las raíces de un ser y sentir nacionales, ya que
"... la identidad no es un problema de elucubración estética ni un concepto de ocasión: es la garantía contra la colonización cultural (...)".
Lic. Milagros Yadira Coromina Sánchez
Lic. Yamila Marrero Montero.
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