Hemos llegado hasta aquí, finalmente. Y no digo finalmente con un sentimiento de alivio o de descanso sino más bien con satisfacción y regocijo. Los doce meses invertidos en la preparación de este Séptimo Congreso han sido aleccionadores. Hemos desarrollado intensas jornadas de trabajo a lo largo de todo el país, visitando los Comités provinciales y asistiendo en grupos de trabajo a las asambleas de elección de delegados al Congreso, precandidatos al Consejo Nacional y a los Ejecutivos de las Asociaciones así como a discusiones sobre temas que se abordaron en las Trece Comisiones de Trabajo del Congreso. ¿Por qué satisfacción y regocijo? En primer lugar porque en la Comisión organizadora y su grupo de dirección hemos comprobado que el sistema de equipos que conformamos ha sido la piedra de toque de estas reuniones. La tradición de trabajo colectivo enraizada en nuestro país desde el triunfo de la Revolución dio los frutos que esperábamos en este arduo empeño de organizar el Congreso. Cada uno de los compañeros que visitó las provincias llevó el mensaje de la Comisión Organizadora. Se conjugaron modos de actuar, y múltiples criterios, todos en pos de los más fructíferos resultados. La UNEAC se vio representada en un coro de voces que le devolvió su sentido original de Organización Social. Fundada sobre sólidos cimientos por Nicolás Guillén y un grupo notable de escritores y artistas hace 47 años, entre los que se encontraban José Lezama Lima, Alejo Carpentier, René Portocarrero, Juan Blanco, Argeliers León, Roberto Fernández Retamar, entre otros, la UNEAC se ve hoy ante la circunstancia histórica que vivimos, obligada a rescatar lo más valedero de sus principios fundacionales. Nos enfrentamos, una vez más a nuevos desafíos con la voluntad de fortalecer la unidad de los escritores y artistas revolucionarios. Una unidad real basada en la tradición histórica que muestra la profunda integración de la vanguardia política y la vanguardia intelectual simbolizadas en Carlos Manuel de Céspedes, José Martì y Fidel Castro. Una unidad que se forjó con sangre de nuestros mambises y que fue interpretada por generaciones sucesivas como una bandera de lucha para una Cuba, libre y soberana, para una Cuba mejor.
La cultura como se ha dicho tantas veces es el alma de la nación y salvarla es salvar el conjunto de valores e ideales que nos identifican como pueblo. Cada día el imperio se muestra más hostil a nuestra Revolución y nuestro deber como artistas y escritores revolucionarios es enfrentarlo con plena conciencia y con la convicción de que nuestros valores han prevalecido sobre el hegemonismo cultural que pretende fragmentar la identidad de nuestra nación.
Así como enfrentar la banalizaciòn y el mercantilismo y afianzar lo más legítimo de nuestro acervo artístico y cultural.
Hoy la UNEAC no sólo se erige como una Institución que representa a lo mejor de la Literatura y el arte por su poder de convocatoria y su alcance nacional sino que se ha convertido en bastión de la defensa de la cultura cubana. Una cultura favorecida por el clima de libertad que caracteriza el pensamiento de nuestros creadores.
La convocatoria de nuestro Congreso signada por la convicción de Nicolás Guillén de que “vamos andando severamente andando, envueltos en el día que nace” es símbolo de nuestros más sólidos principios de unidad y solidaridad. Para que este lema no quede en el vacío y se convierta en una palanca de acción hemos abordado temas de gran interés y complejidad que han sido debatidos en trece de las comisiones de trabajo creadas. Algunos de estos temas están relacionados con la promoción de la cultura, la retribución adecuada del trabajo creador, los derechos de autor, las relaciones de la cultura con el turismo, la enseñanza artística, la proyección internacional y legitimación de la literatura y el arte cubanos, los temas directa o transversalmente vinculados a la sociedad, los estatutos y otros que nos han permitido tener una idea más realista y objetiva de los mismos.
La UNEAC muy pronto cumplirá su aniversario 47. El legado que dejaron sus miembros fundadores y la continuidad del trabajo que han desempeñado promociones siguientes la han convertido en una organización madura, sólida y de gran convocatoria. Su resonancia social y su alcance la han colocado en el mismo centro del debate contemporáneo de las ideas. En otras palabras, que si bien la UNEAC no es un sindicato ni un organismo ejecutivo del estado sí es el espacio idóneo para la reflexión y el diálogo entre intelectuales y artistas. Sabemos que cuando las puertas de la cultura se abren no se cierran jamás. Y que la expresión más alta de la política es la cultura. Como expresó Fernando Ortiz la cultura no es un lujo ni una contemplación, es una necesidad, y una energía.
Quiero reconocer aquí el arduo trabajo que han realizado los miembros de la Comisión Organizadora y particularmente los integrantes del grupo de Dirección que ha participado activamente en las decisiones que hemos tomado durante este último año para lograr resultados concretos, tanto en el trabajo de las comisiones como en los asuntos internos de la UNEAC. No voy a pasar por alto, la abnegada y juiciosa labor diaria que ha realizado la Dra. Graziella Pogolotti junto a nosotros. Ella ha sido es y será siempre un ejemplo de dedicación sin treguas a las tareas intelectuales y en defensa de los valores más legítimos de nuestra cultura frente a la improvisación, la estolidez y la desidia. Asimismo deseo felicitar a las Asociaciones y los Comités Provinciales que a lo largo de toda la isla y en el municipio Isla de la Juventud han contribuido con su esfuerzo a perfilar los destinos del Séptimo Congreso. A las compañeras y compañeros del sector administrativo que han dado su apoyo y garantizado cada uno de los objetivos que nos propusimos. Y a la presencia siempre útil del Partido, que ha contribuido a guiar nuestros pasos.
Convencido de que nuestros debates no culminarán aquí, y que cada día que pase tendremos que afrontar nuevos retos a la vida cultural del país queremos dejar bien definido que las ideas que aquí se expresen, así como los acuerdos que se tomen sean el umbral de un nuevo camino hacia la unidad de todos los escritores y artistas. Y hacia una UNEAC revitalizada y madura. Enfrentar toda manifestación de banalidad y seudocultura, favorecer la libertad creativa y exigir el respeto a nuestros artistas y escritores, consolidar espacios de reflexión, respetar la diversidad en todo sentido porque el ser humano es por esencia múltiple y diverso, elevar mediante el arte y la cultura los valores éticos de nuestra sociedad y fortalecer el compromiso inalienable con los principios de nuestra Revolución socialista, martiana y fidelista, debe ser nuestro compromiso mayor.
Quisiera antes de concluir estas palabras de bienvenida dedicar a nombre de la Presidencia de la Comisión Organizadora y de toda la UNEAC este Congreso al 50 aniversario de la Revolución Cubana, al indeclinable Comandante en Jefe y a nuestro querido Raúl.
Quiero recordar también ahora y con profundo dolor al gran actor, teatrista, poeta y amigo; Sergio Corrieri quien asumió temporalmente la Presidencia de la Comisión Organizadora. Su dedicación y entrega a las tareas del Congreso servirán siempre de ejemplo a todos y serán un acicate para nuestro trabajo.
Delegado electo a este Congreso, Sergio, está hoy más que nunca en el corazón de todos.
No vamos a olvidar, desde luego que no, a los miembros del Consejo Nacional anterior que ya no están con nosotros. Para ellos nuestros pensamientos más elevados por sus extraordinarios méritos y porque nos dejaron un legado precioso al que seremos fieles.
Ellos son por orden alfabético:
- Belkis Ayón
- Raúl Corrales
- Octavio Cortázar
- Iris Dávila
- Alberto Díaz (Korda)
- Manuel Duchezne
- Carlos Fariñas
- José Gómez Fresquet (Frémez)
- Joel James
- Tito Junco
- Rita Longa
- Rosario Novoa
- Enrique Núñez Rodríguez
- Raquel Revuelta
- Luis Suardíaz
Para Sergio y para todos ellos más que un minuto de silencio dediquémosles una ovación.
Compañeras y compañeros con 401 de 415 de quórum confirmado declaro abiertas las sesiones de este Congreso.
Miguel Barnet, Presidente del Comité Organizador
Página enviada por Froilán González y Adys M. Cupull Reyes
(3 de abril de 2008)