Santa Isabel de las Lajas surgió — como pueblo — el 29 de agosto de 1854, cuando un canario la consagró a su esposa, Isabel Castellón. Esta localidad en lo singular, la provincia de Cienfuegos en lo particular y Cuba en lo universal, tuvieron la dicha para que el 24 de agosto de 1919, en el barrio de La Guinea , naciera el niño negro con nombre rimbombante: Bartolomé Maximiliano Moré.
Con el apelativo de El Benny sería la excepción misma para alcanzar la gloria musical y así inmortalizar a su "rincón querido" con el genial son. No hubo obsatáculo,por difícil que fuera, que no venciera. Fue primero humilde e inadvertido cortador de caña en el central Vertientes, de Camagüey, para a la vuelta del tiempo convertirse en artista exclusivo de la RCA Víctor.
Cuentan que su mamá Virginia, cuando él sólo rebasaba los nueve años de edad, muchas veces iba a buscarlo por el pueblo en horas de la noche y lo encontraba siempre por algún bar cantando por el solo placer de descargar el sentimiento que ya llevaba dentro.
No tardó mucho para que su voz melódica se impusiera, pues era como si un ángel hubiera llevado tal prodigio a sus cuerdas vocales. Como nadie enamoraba, cautivaba y suplía al bailador — con la letra de las canciones — en el afán de galantear a la mujer que tenía entre sus brazos. Por esta última razón el pueblo lo bautizó como el Bárabaro del Ritmo, el inigualable Bartolo Maximiliano Moré (Benny), ese que le cantó a los barrios de Pueblo Nuevo, Guayabal y la Guinea.
Todo cienfueguero siente infinito orgullo cuando lo oye decir en una de sus canciones: "Cienfuegos es la ciudad que más me gusta a mí..." y mucho más los hombres y mujeres de su terruño, cuando inspirado expresa: "Lajas, mi rincón querido, tierra donde yo nací..."
En 1945, México, da el primer paso para que le conocieran en América. Con el conjunto de Humberto Cané grabó los primeros cinco números musicales y ya como solista. Ganó el lajero popularidad y con él — mucho más — las orquestas de Arturo Núñez, Rafael de Paz, Chucho Rodríguez y Mariano Mercerón.
Precisamente, en Ciudad México, le ofrecen el contrato de la RCA Víctor y de esa manera graba para la posteridad 60 discos, junto con la orquesta de Dámaso Pérez Prado, quien como se sabe llevó a la cima del género Mambo.
En 1952, después del regreso definitivo a la Patria, vuelve a incorporarse a la orquesta de Mariano Mercerón, con la que ya había estado en México, para cumplir contratos en la emisora Cadena Oriental de Radio, en Santiago de Cuba; de aquí viaja a nuestra capital para cumplir otro compromiso con la orquesta de Bebo Valdés (autor del ritmo Batanga) en la RHC Cadena Azul. Permanece por espacio de dos meses, pues el rimto Batanga no "pega" como se esperaba. Entonces forma parte de la última orquesta particular que lo acoge, la de Ernesto Duarte, por cierto, como las anteriormente mencionadas, de muy buena calidad.
En esta última llega a grabar alrededor de 20 números musicales, todos éxitos. El director de la agrupación utiliza a El Benny sólo para imprimir discos y lo mantiene alejado de los cabarets, de la radio, TV y bailes públicos, sobre lo que se supone, fuera por ideas racialesSurgen desavenencias y Moré decide formar su propia orquesta, la Banda Gigante, que llamó La "Tribu", con músicos TODOS ESTRELLAS como muy bien puede comprobarse, y la dirige a través de gestos y movimientos de su cuerpo musical, pues todo en él era natural y muy alejado a la teoría. El 3 de agosto de 1953 debuta en la radio con su Banda Gigante y en el programa de Cascabeles Candado, de la antigua CMQ.
De aquí en lo adelante lo solicitaban de todas partes y ya se podía asegurar que sus presentaciones habían abarcado desde la humilde tarima improvisada hasta los exclusivos escenarios de importantes capitales del mundo.
El Benny se entregaba siempre a fondo, en cada canción o giro melódico y así lo vio y disfrutó el pueblo de Palmira el 15 de febrero de 1963, cuando sólo faltaban cuatro días para que dejara de existir.
Desde entonces hasta los días de hoy comenzó un fenómeno único: el ruiseñor del son canta mucho mejor. Surgen otras generaciones y lo prefieren porque la letra de cada canción crea el maravilloso halo del amor y Lajas, el "rincón querido", sigue dejando de ser el simple y humilde pueblito de cañaverales en la región central de Cuba, pues lo tiene como el primero entre los hijos y allí están sus restos en la tumba modesta, que cada año visitan artistas de todo el orbe.
Ahora — después de tantos años — no puedo asegurar si me lo contaron hace poco o lo soñé, pero en aquel infausto día del cuerpo ya inerte del Bardo Mayor, escapaban para elevarse al cielo, signos o más bien notas musicales, que no habían tenido la posibilidad de realizarse y de esa manera emprendían el camino de regreso a su lugar de origen: los Querubines.