No se quién la acuñó, pero coincido en la afirmación de que los cubanos sabemos mucho sobre tres cosas: pelota, política y meteorología. Somos valientes, dicharacheros, inteligentes, hospitalarios, creyentes, alegres, bailadores y conversadores, entre las principales cualidades positivas, aunque de forma negativa: localistas, impuntuales, malhblados, jugadores al azar, machistas, mujeriegos y no escuchamos.
Éramos en el comienzo de la Historia aborígenes arawacos, taínos o siboneyes que vinimos con los buenos vientos desde América Central y del Sur, trayendo nombres para poner a los parajes que, fielmente, se ajustaban a los bosques, ríos o praderas que habíamos abandonado para siempre.
Cuando el Gran Almirante, el genovés Cristóforo Columbus Fontanarosa, arribó a nuestra tierra y dijo que era la "más hermosa que ojos humanos hayan visto", llegó con ello la esclavitud, se produjo el encuentro de dos culturas o tuvo lugar la asimilación de una cultura por otra.
La población autóctona quedó reducida, aunque no extinguida, y hubo que traer a los negros del Africa, a quienes se les quitó todo menos su mundo espiritual, ese que hizo un largo viaje para imbricarse a nuestro conocimiento y costumbres.
De aquí en lo adelante, con el paso del tiempo, surgió el "criollo" con sentido de nacionalidad y bandera; mezcla de aborigen, negro africano y español, el que llevaba en su sangre lo mejor de esas tres etnias: el valor.
Como fuere, hay que reconocerlo, de los españoles recibimos más: en primer lugar el idioma que hablan más de 800 millones de personas en el mundo, o mejor decir, la lengua que por su riqueza en matices la consideran de "comunicación con los dioses".
Nos trajeron desde el otro lado del mar las costumbres para el arte culinario, la moral, religión y hasta la arquitectura de una gran nación por donde pasó todo el oro del Nuevo Mundo, aunque también nuestra mezcla tiene de francés, chino, japonés, alemán, árabe y, en menor medida, de otras nacionalidades.
Los españoles conquistadores fueron tenaces en mantener lo que nos habían quitado por la fuerza y nos obligaron a ser más valientes que ellos para arrebatarles sus armas a filo de machete. Recuérdese a Guamá, cacique asentado en la zona de Baracoa, quien protagonizó el primer acto individual de rebeldía (primer guerrillero y rebelde cubano) y tomemos en cuenta el hecho histórico que alguien describió y dio lugar, a que la "Atenas de Cuba": Matanzas, lleve ese nombre:
"Después de cometer diversas fechorías contra los aborígenes durante el desplazamiento desde el occidente de la isla de Cuba, donde su nave recaló desarbolada, una treintena de hispanos arribaron a la comunidad de Yucayo, ubicada entre los ríos Caonavaco (San Juan), y Yaguarimú (Yu-murí) y Sabicú, hoy desaparecido bajo la ciudad yumurina. Era el año 1510".
"A su llegada los recibió el cacique Guayucayex (Señor del Cayo Blanco, en lengua arahuaca), quien al conocer del interés de éstos por continuar rumbo al oriente, se ofreció para que cruzaran la bahía en canoas, lo cual aceptaron".
"Las embarcaciones se desplazaban sobre las aguas de la bahía de Guanina y en ellas viajaban los recién llegados, entre ellos dos mujeres. De pronto, sorpresivamente, los guerreros nativos emprendieron una lucha cuerpo a cuerpo en las naves y después en el mar. En la acción pereció ahogada la mayoría de los forasteros. Solamente siete llegaron a la costa. El cacique rebelde perdonó la vida de las ibéricas, mientras que su jefe, García Mexía, escapó de la muerte al caer prisionero del cacique Habaguanex".
Del nombre de Matanzas otorgado primero a la rada, después a la ciudad y finalmente a la provincia, derivó el gentilicio matancero para sus naturales,lo que debe ser motivo de orgullo, ya que expresa la rebeldía contra el invasor.
Ese episodio épico, ocurrido en un mes de septiembre, cumple en este 2001 los 491 años y es considerado, justamente, por muchos historiadores e investigadores, como el Primer Acto Colectivo de Rebeldía contra los conquistadores, por cuanto evidencia la valentía de nuestros ancestros al enfrentar a un enemigo dotado de un armamento superior.
También alguien dijo una vez: "la letra entra con sangre... " y quizás sea cierta esta sentencia en el sentido de que a fin de cuentas los españoles nos legaron un alto porcentaje de su idiosincrasia, aunque el cubano de hoy posea ingredientes en su personalidad que lo caracterizan muy bien. No existe lo química, física, social y espiritualmente puro, somos un gran corolario y no podemos soslayar que en la sangre llevamos también, mucho de español...