Cuba

Una identità in movimento

Fidel en sus 75 primaveras

Octavio Pérez Valladares



Fidel Castro Ruz es un gigante, genio que hubiera podido guiar los destinos de una extensa nación, pero vino al mundo para dirigir este país pequeño: Cuba. Sin exagerar o dudas, ha sido el orador y estadista más brillante que dio el siglo XX; dos, entre otros tantos méritos, que reconocen hasta sus más encarnizados detractores. Puede considerársele, además, uno de los grandes personajes del milenio recién concluido.

Nació en la zona oriental cubana de Birán, Mayarí, el 13 de agosto de 1926, hijo de un emigrante español y cuando se gradúa en la carrera de Derecho, en la Universidad de La Habana, manifestó — junto a otros jóvenes — su oposición a los gobiernos venales de la época.

Organiza una insurrección armada contra la tiranía de Fulgencio Batista Zaldívar y el 26 de julio de 1953 encabeza el asalto al cuartel Moncada. Condenado a prisión, funda entonces el Movimiento 26 de Julio, que sería la fuerza principal que lleva a cabo la Revolución y junto al Directorio Revolucionario 13 de Marzo, el Partido Socialista Popular y el Segundo Frente Nacional del Escambray.

Desde México, junto a 82 expedicionarios, regresa en el yate Granma e inicia la lucha armada en la Sierra Maestra. Crea entonces el Ejército Rebelde y logra el triunfo el primero de enero de 1959. Como líder del pueblo cubano, ha conducido al país por una profunda transformación económica y social, a pesar de la gran hostilidad de los Estados Unidos durante más de 40 años de bloqueo, esencialmente económico.


Más allá de la casualidad

Analizando los eventos casuales conocidos, una fuerte gripe hizo posible que reemplazaran al oficial que le correspondía estar de guardia en el vivac de Santiago de Cuba aquel día y que en su lugar estuviera entonces el teniente Sarría, oficial de honor que no permitió su asesinato.

Puede también alguien desconocedor de la Historia ubicar en el terreno de la casualidad el triunfo del primero de enero del 59, como algo que sería del momento, cosa de un grupo de jóvenes para lograr un cambio radical y que luego las cosas volverían al "quítate tú para ponerme yo". Pero fue todo lo contrario: él, como jefe, y los demás dirigentes de la Revolución, aprendieron a ser ministros o generales, y a través del difícil y escabroso camino de cometer errores e irlos rectificando.

¡Cuántos momentos difíciles — Playa Girón y Crisis de Octubre — ha pasado este proceso político hasta hoy!, donde aún se enfrenta una fuerte crisis económica que el propio Fidel ha dado en llamar "período especial". A lo largo de toda la historia, desde que se conoció la lucha de clases, ha existido esta fórmula: la economía determina en última instancia la superestructura, pues cualquier cambio o crisis en esa base económica repercute de inmediato en la política.

Muchos se preguntan: ¿cómo puede haber crisis económica, sin haber crisis en la política? Ello se debe a que la Revolución, proceso político puro, tiene como objetivo esencial el hombre, ya que en su propia base existen de hecho los mecanismos para rectificar.

Ahora que se lucha en Cuba por resolver problemas tan esenciales como la alimentación, la vivienda y el transporte, el máximo líder de este proceso político, ha trazado el camino inmediato: la cultura del pueblo, el conocimiento, éso es lo que salvará a la Revolución.

Lógico que saber el porqué se produce el fenómeno, cuáles son las desventajas de una y otras sociedades, cómo la subjetividad del propio hombre hace más difícil el período especial, remitirnos a la Historia, no dejarnos llevar por "cantos de sirenas", comprender que "nuestro vino es agrio", pero a fin de cuentas nuestro vino, son los argumentos que salvarán la nación. La solución está en lograr ser suficientes nosotros mismos, para realmente resolver los problemas de tipo económico o social.

Fidel — lo reconocen sus enemigos — ha sido en este siglo que concluyó el hombre que jamás se ha equivocado, aunque la Revolución que dirigió y dirige haya sido al mismo tiempo la que más reveses enfrentó.

A la vuelta de la esquina, cuando dejamos de recibir la ayuda del Campo Socialista, muchos amigos vinieron de buena fe a darle las condolencias, porque a la Revolución le quedaba muy poco tiempo. Sin embargo, él supo adoptar las mejores decisiones en aras de la defensa del país y en el sentido de repartir la riqueza entre todos los ciudadanos, a pesar de que fuera poco y ello no llegara a satisfacer las elementales necesidades.

La atención a los niños, ancianos, discapacitados, mujeres, los campesinos, a los jóvenes, y poner en el lugar que corresponde a la intelectualidad, constituyen hechos tangibles. Por eso los molestos apagones, las escaseces y otras penurias, no han podido disminuir la fe de que el mañana será promisorio.

Esto último ha hecho posible — y esto no es casualidad — que Fidel esté al frente de Cuba por más de 40 años, pues físicamente ha envejecido, pero su espíritu, pensamiento e inteligencia, se consolidan, logran más alcance. Ha llegado a convertirse en la conciencia política de todos los pueblos de América Latina, que a través de él ya reconocen la necesidad de la unidad.

Una Revolución hecha desde dentro, que ha sido la trascendental oportunidad para cientos de miles de hombres y mujeres, y que ha realizado obras colosales, tiene la posibilidad real de, junto a sus mejores hijos, encontrar el camino para el bienestar material y espiritual de todos.

Fidel ha sabido, durante estos años, aplicar en la política tácticas de guerrilla. Eso significa escuchar al pueblo primero o como en la visita del Papa Juan Pablo Segundo a Cuba, cuando los medios de prensa extranjeros imaginaban que estaría distante, ganar de inmediato el respeto y la admiración del Santo Padre, que en varias ocasiones rompió el protocolo para saludarle y testimoniarle devoción.

Para el enemigo Fidel es impredecible y, sin embargo, quienes dirigen los centros de "tanques pensantes", realizan análisis sobre lo que vaticina, pues posee el don de la "luz larga" para escudriñar en la maraña del incierto futuro que espera a la humanidad, si continúa la gran desproporción en el reparto de la riqueza.

Algunos creen en la teoría de que el fenómeno Revolución Cubana, es cosa de una generación y que cuando ésta desaparezca, mueran las principales figuras, el proceso por sí mismo se autodestruye. Creo que si vencimos en Playa Girón y la Crisis de Octubre, si ya el período especial pasó de la crisis a la recuperación, el relevo está asegurado para con dignidad dar solución a nuestros propios problemas y llegar objetivamente a la sociedad que daremos a las nuevas generaciones.

Todavía hay Fidel para rato y de faltarnos él por evento natural, le seguirá Raúl, a quien le sobra experiencia acumulada durante todos estos años, quitando cuanto obstáculo se ha interpuesto para que la Revolución siga inmaculada, porque los hombres son siempre efímeros y erráticos.

¡No hay descanso, Comandante! El pueblo de Cuba lo admira por sus desvelos de muchos años, por su virilidad, ternura para con los niños y la familia, por su sentimiento de solidaridad hacia cada desposeído del mundo.

¡Muchas felicidades en sus 75 primaveras!!!



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Webmaster: Carlo Nobili — Antropologo americanista, Roma, Italia

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