Cuba

Una identità in movimento


Palabras pronunciadas por Oscar Loyola Vega en el acto de entrega del Premio anual de la Crítica Científico-Técnica, efectuado el 27 de enero de 2011 en la Sala Federico García Lorca del Centro Cultural Dulce María Loynaz

Oscar Loyola Vega


Oscar Loyola VegaAmigos todos:

La cultura cubana tiene, en esta hermosa tarde, un momento especial. Hoy se reconoce y homenajea a los autores y editoriales que han obtenido el Premio de la Crítica Científico-Técnica 2009. A contrapelo de manquedades y estrecheces que nos circundan — o con probabilidad acicateados por ellas — los autores cubanos demuestran con sus obras, una vez más, la excelente salud de que disfrutan la investigación y la escritura en la patria de José Martí. La producción intelectual de la nación cubana, adarga y escudo del sujeto social colectivo del que todos formamos parte, emerge con fuerza notable en obras de amplio valor académico, que enriquecen y prestigian la creación literaria en la mayor de las Antillas.

Para aquellos autores que tuvimos la suerte de integrar el jurado, quedaron atrás decenas y decenas de horas de lecturas activas, de intercambios variados, de reuniones de alto tono profesional y elevado nivel analítico y, por sobre todo, de un especial interés por seleccionar y premiar, en los marcos de las Bases establecidas, aquellas obras de mayor calidad que a su vez reflejasen mejor el quehacer científico del país, sin dejarnos llevar — en la medida en que esto es posible en aspecto tan subjetivo como la valoración cualitativa — por menguadas subjetividades gremiales o gustos individuales. Armados de una fuerte y fraterna honestidad colectiva, logramos sortear el terrible escollo de convertirnos en "hinchas" de no pocas de las obras presentadas, y analizar, discutir, acalorarnos y escucharnos, en la muy firme creencia de que la calidad de una obra artística — y muchas de las presentadas lo son — termina por imponer su validez intrínseca. Mucho y muy bueno aprendimos, de muchos y buenos autores.

Un recuento somero del universo de libros a considerar arroja la cifra de 46 obras, presentadas para su valoración por 13 casas editoras. Las obras en cuestión revelan la pujanza de la investigación en muy diferentes regiones del país, y una encomiable representación de autores plenamente jóvenes, o no del todo conocidos, junto a creadores de prestigio intelectual indiscutible. Ramas de la cultura tan diversas como la oftalmología, la geología, la ecología, la medicina, la ingeniería, la inmunología, la genética, la estadística, la historia, la economía, la antropología, la etnología, la historiografía, la lingüística, la politología o la filosofía, expresadas de manera escritural en monografías, ensayos o biografías, si bien con destacables diferencias de número entre áreas que pudieran considerarse consolidadas de antaño, y otras que me atrevería a calificar de "nacientes", se hicieron notar en el conjunto de la producción analizada. De igual manera, editoriales de amplísima trayectoria compartieron espacios con casas que aún necesitan un perfil que las identifique. Sin que esto fuese una decisión del jurado, los premios y las menciones otorgados reflejan la muy conveniente diversidad descrita.

Ha resultado muy gratificante trabajar con libros de elevada calidad científica, en proporción nada despreciable. Desde sus inicios el proceso de valoración de los textos concursantes puso de manifiesto la dificultad que entrañaría la selección definitiva, habida cuenta la importancia, validez y trascendencia de muchos de los estudios. Esto hizo que los miembros del jurado, en alguna oportunidad, llegasen a pensar en la imposibilidad de culminar con éxito su escabrosa misión, de entre tantas obras que merecían ser seleccionadas. Los autores que obtienen hoy el premio de la Crítica, y aquellos que han sido mencionados, pueden sentirse altamente satisfechos con tan preciado galardón, ya que los materiales susceptibles de ser premiados superan con creces lo establecido para tal reconocimiento, y su abundancia demuestra la prosperidad del trabajo científico en la contemporaneidad cubana.

Cometería yo — y los colegas que han confiado en mí para expresar nuestro saludo a los autores laureados no me lo permitirían — un terrible pecado mortal si no dijese que nuestras múltiples sesiones de trabajo se efectuaron aquí, en el Centro Dulce María Loynaz, con el cariño, la eficiencia profesional, la cortesía y la ternura de sus maravillosas y lindas trabajadoras, y la amistad y experiencia del poeta Edel Morales, atentos ellas y él a facilitar con creces nuestro desempeño, en las circunstancias cotidianas actuales. Los que hemos participado habitualmente en jurados nacionales, sabemos que tal acogida no es siempre como la que aquí se brinda. Vaya entonces a estos colegas la gratitud más sincera.

Y para ustedes, autores de la nación proclamados hoy como Premios de la Crítica, el agradecimiento más sentido del gremio de los intelectuales cubanos, en la creencia real de lo mucho que con su trabajo han hecho, hacen y harán avanzar la cultura en nuestro país, sorteando escollos, escalando cumbres, trabajando siempre. Gracias, amigos autores, por las nuevas joyas con las que han adornado el quehacer cultural de la patria de todos. Al público presente, un imprescindible recordatorio: una obra artística de corte escritural sólo se realiza, cabal y plenamente, en la descodificación, transformación y recreación que de ella hace su lector. Ese es su esencial objetivo. No nos detengamos en reconocer la calidad, y premiarla. Ha llegado el momento fundamental de la creación. Asumámoslo. A leer todos, a leer, siempre a leer.

Muchas gracias.






Página enviada por Jesús Guanche Pérez
Fundación Fernando Ortiz
(2 de febrero de 2011)


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