Como conoces, el año pasado la editorial Adagio tuvo a bien publicar otros tres libros de mi autoría que en su oportunidad comentamos. Me refiero a Africanía y etnicidad en Cuba: los componentes africanos y sus múltiples denominaciones, La Habana, 2009: 325 p.; Islas Canarias en la cultura cubana, La Habana, 2009: 254 p. y La cultura popular tradicional en Cuba: experiencias compartidas, La Habana, 2009: 190 p. Tanto estos como los que se publican ahora, son parte del esfuerzo editorial dirigido a las Escuelas de Instructores de Arte, que de un modo u otro también he empleado en otros formatos para diversos cursos de postgrado.
En relación con Iconografía de africanos y descendientes en Cuba, fue motivada por la intención de colaborar con el desarrollo de uno de los contenidos de las denominadas entonces actividades prioritarias derivadas de la Segunda Reunión del Comité Científico Internacional del proyecto La Ruta del Esclavo, de la UNESCO, efectuada en la ciudad de Matanzas, Cuba, del 4 al 6 de diciembre de 1995, que propuso la "Creación de un fondo documental relativo a la historia, la iconografía y la documentación visual (fotografía, video, cine y nuevas tecnologías)", lo cual forma parte de las actividades del Comité Cubano de la Ruta del Esclavo.
Este tipo de estudio se propuso una selección de más de quinientas imágenes en cuatro tipo de soportes: pintura, grabado, caricatura y fotografía; clasificarlas de acuerdo con un grupo de indicadores donde se vinculan a los africanos y sus descendientes con diversos aspectos de las relaciones socioculturales de Cuba; catalogar el conjunto de imágenes seleccionadas, lo que posibilita sistematizar el conocimiento al respecto según los siguientes epígrafes: clasificación, autor, título, técnica, fecha, tema, medida, pie de grabado, descripción y referencias (fuentes primarias y secundarias); luego se elaboró un amplio soporte de información visual con imágenes digitalizadas que sirven para la realización de textos, bases de datos, fotos, videos, multimedias, filmes y otros medios, para contribuir a la diseminación de esta fuente informativa; y finalmente valorar la significación iconográfica para el conocimiento del legado africano en la cultura de Cuba, el Caribe y América.
Para desarrollar el tema con una información tan dispersa, partimos de algunas consideraciones de trabajo: en primer lugar, de forma análoga a otras fuentes escritas y orales, la iconografía existente es capaz de reflejar la vida cotidiana de los africanos y sus descendientes en Cuba, vinculada de modo orgánico a los aspectos esenciales del proceso productivo durante el apogeo y decadencia de la época colonial (siglos XVIII-XIX), así como al conjunto de actividades y relaciones socioculturales propias de los sectores sociales más humildes; en segundo lugar, en el ámbito visual, los principales artistas plásticos (pintores, grabadores, caricaturistas y fotógrafos) abordaron el tema de la presencia africana y su descendencia, pero con diversidad de enfoques en el tratamiento formal y en su jerarquización conceptual.
Como la abundante información iconográfica a la cual se tuvo acceso es muy variada y sumamente dispersa. Le adjudiqué un orden clasificatorio de acuerdo con los tópicos esenciales, determinados tras el proceso inicial de compilación y según su significación testimonial. Esta fue la vía para elaborar un catálogo agrupado según: La actividad económica y los servicios. Esta abarca la plantación y la industria azucarera y cafetalera, el cultivo del tabaco, y otros oficios y ocupaciones. Estos últimos fueron subdividos (por orden alfabético) en: aguadora, agricultor, calesero, camillero, carretillero, cocinero, constructor, contramayoral, estibador, guardiero, guía o práctico, lavandera, maletero, militar, músico, paje, partera, pescador, remero, tonelero, torcedor, sepulturero y vendedor(a) ; otro aspecto es La vida doméstica, referida a determinadas actividades como ama de cría o nodriza y otras propias del servicio doméstico urbano; fundamental resulta el Modo de vida y costumbres. En él aparecen evidencias materiales como vivienda, cementerio, asociaciones y otras de la cultura cotidiana como fiestas, música y danza, teatro, relaciones interpersonales, religiosidad, tipos populares y otros vinculados con la vida diaria; en las Rebeldías, se muestran determinados castigos para reprimir a los esclavos mediante látigo, cepo, grillos y grilletes, maza, máscara y garrote, así como las imágenes de cimarrones y mambises; finalmente fueron estudiados los Biotipos de africanos y descendientes, que comprende retratos, enfermedades y signos corpóreos, los que incluyen algunos de los individuos y las enfermedades estudiadas por Henry Dumont en 1866 —el pionero de los estudios de antropología física en Cuba— y al mismo tiempo fotografiados, así como las escarificaciones observadas por este y las marcas corporales referidas por otras fuentes de la época.
El libro ya está hecho y debe ser útil, pero siempre hay una distancia entre lo deseable y lo posible. Lo deseable hubiera sido un libro en el papel adecuado para reproducir imágenes, pero sé muy bien que tanto el tema como las condiciones no lo hacen posible. Eso es parte de una herencia cultural de la que es muy difícil zafarse por avanzado que sea el pensamiento tenido por humanista. Es más fácil ver libros de arte sobre arquitectura, urbanismo o cerámica que sobre las imágenes de quienes cayó todo el peso de la sociedad esclavista en Cuba. Por el contrario, este puede ser un paso más para luchar contra el racismo y sus secuelas.
El libro sobre Artesanía y religiosidad popular cubana: la diversidad de sus elementos plásticos, es una versión ampliada y revisada, además, mucho más ilustrada, de un texto que publicó la UNEAC en el año 2000. Para este trabajo, como ha sido habitual, conté con el apoyo del Museo Histórico de Guanabacoa y la Casa de África de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, para estudiar una parte de sus ricas colecciones. En un primer capítulo valoro algunas cuestiones relacionadas con la santería cubana y la identidad cultural, un tema que como sabes se ha internacionalizado y posee un sinfín de criterios al respecto. Este es un buen pretexto para estudiar las imágenes del sol en la regla de Ocha, tal como se efectúa en Cuba, independientemente de sus orígenes diversos; luego las expresiones artesanales en el arco y la flecha, así como su multiplicidad simbólica; le sigue un cuarto capítulo sobre la alfarería de uso religioso en la santería, que prácticamente abarca todo el ciclo vital de los practicantes; se incluye un estudio sobre la universalidad simbólica del itón abakuá, un tipo de cetro representativo en estas centenarias asociaciones masculinas, únicas en Cuba y América; y cierro con la diversidad de técnicas y usos artesanales de los elementos plásticos en tres religiones populares cubanas: santería, palomonte y abakuá, a partir de la colección la Casa de África de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.
En relación con el libro El cuerpo humano y sus símbolos, considero que la antropología del cuerpo ha ganado espacios de interpretación acerca de las cualidades que en diversas culturas se le atribuye al sostén anatómico del ser humano como portador de símbolos que lo identifican con su comunidad de pertenencia y al mismo tiempo lo diferencian respecto de otras, cual rasgo identitario y al mismo tiempo distintivo.
Como campo del conocimiento, la antropología del cuerpo es una rama ampliamente heterogénea que abarca el conjunto de prácticas, discursos, representaciones e imaginarios vinculados con el cuerpo humano. Como señala un conocido estudioso del tema, David Le Breton: "Por estar en el centro de la acción individual y colectiva, en el centro del simbolismo social, el cuerpo es un elemento de gran alcance para un análisis que pretenda una mejor aprehensión del presente".
En este sentido se efectúa un recorrido por fuera del cuerpo, por dentro y por sus imaginarios.
El cuerpo humano ha sido receptor y al mismo tiempo protagonista de diversos cambios biológicos y culturales a lo largo del desarrollo de la humanidad. Ha sido testigo, victimario y víctima, de la lenta transformación de los homínidos a los humánidos. En lo biológico ha sido objeto de una larga evolución que lo ha adaptado a las características de nichos ecológicos muy variados y cambiantes, desde la hostilidad del desierto y las regiones polares hasta el beneplácito de las zonas fluviales y costeras tropicales, desde pieles altamente pigmentadas hasta la casi desaparición de la melanina, junto con otras muchas características de las variedades antrópicas.
En lo cultural, la amplia diversidad de los ecosistemas también ha condicionado diversas formas de adaptación cultural que van desde el cuerpo a toda piel transformado mediante pigmentos, tatuajes, escarificaciones, estiramientos o constricciones, hasta toda la gama de telas, pieles y avalorios que lo cubren de manera parcial o total.
Paralelamente, el cuerpo ha sido destinatario de una amplísima gama de símbolos generados por la mente humana ante diversas situaciones del ciclo vital de las comunidades y los sujetos que la integran, lo que lo convierte en epicentro del antropocentrismo, en paradigma de sí mismo.
El cuerpo humano es al mismo tiempo, como refiere Celis "... soporte biológico de cambios que a lo largo de la vida de un individuo, evidencia su crecimiento, maduración y envejecimiento. También es la primera instancia de identificación individual, y uno de los canales que más frecuentemente se utiliza en la comunicación. Pero a su vez emerge de una base social a partir del cual este es reconocido, admirado, despreciado, y hasta incluso negado".
En este sentido se efectúa un recorrido imaginario por diferentes partes del cuerpo humano que nos permitirá distinguir un conjunto muy variable de símbolos externos, desde el cabello hasta los pies, y otros internos, desde el esqueleto hasta los intestinos, con la necesaria inclusión de determinadas sustancias como la saliva, la sangre y la orina, por ejemplo. Estas características simbólicas varían en el tiempo-espacio y de una cultura a otra, pero marcan de manera indeleble a la persona en sus hábitos de convivencia y en su intimidad cotidiana.
Este es un tema de fundamental interés para muchas personas que emplean su cuerpo como instrumento de comunicación, desde las artes escénicas hasta las formas no verbales de comunicación que se encuentran pautadas por las culturas y sus códigos.
C.C. ¿Existe información visual complementaria en esas obras que ilustren los temas estudiados?
J.G. En esta ocasión tampoco han existido dificultades con diversas ilustraciones (fotos, dibujos, mapas, gráficos, tablas…) intercaladas en las obras, pues un libro para la enseñanza sin ilustraciones, como te comenté en una ocasión anterior, es algo así como un ladrillo inhóspito, el problema fundamental sigue siendo el gramaje del papel que, por su baja calidad, afecta la presencia misma de cada libro. Un libro para la enseñanza que no sea atractivo formalmente, junto con la adecuada calidad del contenido, el estudiante no lo aprecia y puede que ni se lo lea. Incluso si se lo lee puede que al poco tiempo se rompa con un mínimo de uso. Resulta en este sentido tirar por la borda el arduo trabajo, por ejemplo de Eliseo Palacios García en el diseño y la composición digital para que luego la poligrafía no esté a la altura de todo el trabajo realizado. Este es un tema que hay que resolver en relación con la buena u óptima calidad, no solo del contenido, sino del libro como objeto atractivo.
C.C. ¿A qué otro tipo de público puede ser de interés o de material de consulta estas obras?
J.G. Potencialmente puede ser de interés a un público muy variado, pero en esta ocasión están destinados a las Escuelas de Instructores de Arte y a las Casas de Cultura. Es lógico que también sean distribuidos en diversas bibliotecas. Como conoces, no tengo acceso a los procesos de distribución de estos materiales.
C.C. ¿Está trabajando otras propuestas que puedan convertirse en libros?
J.G. En estos momentos la Editorial Adagio tiene listos varios títulos en diversas fases de realización, aunque prefiero hablarte de temas y no de títulos, pues estos pueden cambiar a última hora. Un tema de gran interés puede ser el Nomenclador de los dos Atlas culturales, que nunca se realizó, pues implicaba una lectura pormenorizada y sistematizadora de todas las clasificaciones propuestas según el nivel de conocimientos alcanzados en ese momento. Es una cuestión que puede ser muy útil para su actualización y superación en el tiempo. Otro libro es un conjunto de ensayos sobre El patrimonio cultural vivo y otros temas de antropología cultural, que plantea y discute cuestiones de actualidad sobre hasta dónde se pueden generar conceptos aberrados de espaldas al desarrollo actual de las ciencias. Hay otro tema de gran interés para los estudios sociorreligiosos comparados, pero prefiero esperar a que se publique.
C.C. Le deseo muchos éxitos en tan importante empresa y muchas gracias por su entrevista.
J.G. Gracias a ti.