Con mucha sabiduría se ha afirmado que la cultura cubana es un gran "ajiaco" (palabra de origen aruaco), que todavía se sigue cociendo con la adición de nuevos ingredientes. Sin embargo, "la base" del caldo, como diría una buena cocinera o cocinero, es la cultura de la familia de los pueblos aruacos, de procedencia suramericana, en sus distintas etapas y variantes. He ahí la primera de las tres raíces fundamentales -aruaca, española y africana- que conforman la historia de la Cultura cubana.
Y es importante reconocerlo así, sin moler intelectualmente a quienes sostuvieron y sostienen, tal vez hasta hoy y por mucho tiempo más, una tesis distinta a la nuestra. Hay que explicar una y otra vez, sobre todo por los científicos sociales, el por qué debe admitirse que la verdad histórica es relativa, y que sí se puede incurrir en errores por parte de los más connotados estudiosos; a veces simplemente por no profundizar con suficiencia en la investigación de un problema, lo cual puede ocurrir por muchas razones, voluntaria o involuntariamente. También, entre otros motivos, porque los problemas tienen su propia evolución histórica, no son iguales a sí mismos en todo momento, sino que los aspectos analizados en una cuestión pueden enriquecerse, según la mentalidad en curso (puede ir de lo simple a lo complejo); o, por el avance de los conocimientos que, desde lo interno o lo externo de la ciencia histórica, poco a poco se van obteniendo y acumulando; y por la necesidad de hallar explicaciones más completas y profundas de acuerdo con los intereses de nuevas situaciones y actores históricos.
Lo que se sabía acerca del poblamiento y las culturas aborígenes de las Antillas a inicios del siglo XX, debido a los estudios directos de acuciosos arqueólogos y antropólogos, fue confirmado, o, superado y ampliado a mediados de la misma centuria, debido al desarrollo impetuoso de las diversas ciencias. Por ejemplo, la transformación de la Espeleología en ciencia, tal cual lo planteaba el Dr. Antonio Núñez Jiménez, al referirse a la fundación de la Sociedad Espeleológica de Cuba en 1940.
El valor de las cuevas, en referencia al ejemplo anterior, es evidente como lugar de asentamiento o refugio de poblaciones, en una zona tropical, con eventos climáticos altamente destructivos -es el caso de los huracanes conocido y denominado así, oralmente, en la lengua aruaca- o, como lugar de enterramientos, o como sitio propicio para la magia y sus conjuros a través de la pintura, la escultura, el canto y el baile; o, sencillamente, para el disfrutar el deleite del paisaje subterráneo, especialmente atractivo por el misterio de lo tenebroso y lo húmedo (magnificado utilitariamente, en muchos casos, por la importante reserva de agua fresca y abundante que allí se encontraba).
El fechado por carbono 14, y hoy día, los estudios acerca del paleo clima, o, las pruebas de ADN, han aportado métodos y técnicas de gran efectividad, que aún no se aplican totalmente a todas las evidencias materiales de nuestra Historia antigua, por causa de nuestras conocidas restricciones económicas. En fin, que todavía, además, hay un largo camino por andar en el campo de los conocimientos, enfocados desde los métodos cualitativo y cuantitativo, y multi y trans disciplinario, lo cual, a su vez, demuestra otra gran necesidad: la del trabajo de equipo, para responder con mayor certeza y rigor científico a las grandes y complejas interrogantes que nos hacemos sobre la Historia de la cultura en Cuba.
A pesar de ello, es indudable la importancia de actualizar, circular, y socializar el conocimiento existente, sobre todo del que ya está plenamente verificado. Si este se mantiene solamente en el marco la población reducida de las comunidades de académicos, o de "los elegidos", se están desperdiciando los recursos y esfuerzos de todo tipo que se destinan a las investigaciones. Pero, lo que es más trágico aún, se está deteniendo el movimiento de la Cultura, que debe cambiar, saludablemente en el sentido de avanzar, de una generación a otra, y que es absolutamente imprescindible para crear el Socialismo como paradigma humano del mundo futuro.
Y, esto último sí entra de lleno en el terreno institucional de la política cultural; involucra a los encargados promover y divulgar la cultura. Por ejemplo de editar, sobre los variados soportes de que se dispone, las nuevas científicas, esclarecer mediante la crítica el por qué los conocimientos sobrepasados, y dar a la luz la obra de los autores recientes -a veces sin un nombre reconocido por premios, etc., que los legitime automáticamente, cuestión esta (el fomento de la fama o del estrellato), que siempre me parece extraordinariamente superficial y hasta peligrosa en el plano de lo cultural y científico, pero que no hay dudas de que resulta muy cómoda y "facilista" en términos de garantizar el mercado.
Por último, es apremiante la incorporación al proceso de enseñar-aprender la Historia de estos nuevos conocimientos, de nuevos enfoques y percepciones de la realidad circundante.
¿Cómo repetir una vez y otra que Cuba y el Caribe fueron descubiertas y, hasta pobladas según algunos autores, por los conquistadores y colonizadores europeos y sus esclavos africanos negros, sin decir y transmitir antes a nuestros alumnos y alumnas, que los aborígenes que habitaban estas tierras, fueron los primeros descubridores de ellas, que las exploraron, las denominaron con toponímicos que en el caso de Cuba, usamos hasta hoy día; las relacionaron entre sí mediante una lengua y cultura similares; las cultivaron con plantas -que en muchos casos no son autóctonas, sino traídas del continente suramericano donde subsisten hasta el momento- y que, por demás les enseñaron a los inmigrantes voluntarios o forzados que llegaban a finales del siglo XV, todo lo que ellos sabían, lo que habían acumulado durante miles de años (alrededor de 8 mil según algunas hipótesis) gracias a sus experiencias de pueblos marineros, de aguas profundas, desde el Amazonas y sus afluentes hasta atravesar el Mar Caribe, con embarcaciones frágiles pero seguras, que transportaban hasta un centenar de indígenas, y en las que también transportaron hasta aquí su portentosa cultura de aguas?
El curso libre "Imágenes de los aborígenes del Caribe, de sus descendientes y sus culturas" que les anunciamos recientemente, fue ofrecido por el Aula Exploraciones sobre los pueblos y culturas aborígenes del Caribe perteneciente a la Cátedra de Estudios del Caribe de la Universidad de La Habana, y auspiciado por el Grupo de Trabajo Expediciones, Exploraciones y Viajeros en el Caribe y la Sociedad Civil "Patrimonio, Comunidad y Medio Ambiente" en su sede de Amargura 60, La Habana Vieja, y ha convencido a más de una treintena de alumnos y alumnas profesionales, de la necesidad que hay de repensar lo que debemos aprehender y aprender de los orígenes de la cultura en Cuba, el Caribe y Nuestra América.
Hay la necesidad de rescatar y conservar nuestro arte rupestre, que cuenta con más de 250 cuevas localizadas y exploradas, con estudios suficientes para que ya sean publicados y divulgados ampliamente en libros, videos, cine. Hay que visitar y hablar del Museo Montané y sus ricas colecciones, en el recinto de la Universidad de La Habana; y de las Salas de arqueología americana y cubana que han armado el Dr. Pedro Pablo Godo y sus colaboradores científicos, en el Instituto Cubano de Antropología, en su sede de Amargura 203, también en La Habana Vieja. Sin olvidar el Museo del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, con muestras de arqueología colonial, en Tacón 12 y la sala museística de la Fundación Antonio Núñez Jiménez, en la avenida 5ª B del municipio Playa, para concretarme solamente a Ciudad de La Habana.
Si contamos con un pueblo letrado, con un pueblo con ansias de aprender, conocer y amar su cultura, la propia, la caribeña y latinoamericana, y así lo demuestra anualmente su asistencia apasionada a Ferias y Festivales internacionales, a todo lo largo y ancho de nuestro Archipiélago ¿por qué no poner a su disposición los resultados de las investigaciones científicas por las vías y medios que sean pertinentes?
¿Por qué no rescatar plenamente nuestra identidad cubana, caribeña y americana reanudando los lazos culturales rotos por el colonialismo y el neocolonialismo? ¿Por qué no fortalecer como nunca antes se pudo, la imagen de que sí somos pueblos hermanos todos los caribeños y latinoamericanos, yendo sin temores intelectuales hacia nuestras raíces mas hondas, lo cual para nada restará atención, ni mérito alguno, a otras raíces y pueblos que de igual modo han aportado sustancia y sazón al ajiaco racial, étnico y cultural, por el que nos sentimos tan orgullosos todos de ser cubanos?
La Habana, jueves, 05 de noviembre de 2009