; manifestado en cualquiera de las denominaciones existentes (marco familiar, grupos o comunidades).
Nos corresponde de inmediato el reto mayor, crear una conciencia colectiva consistente en el respeto, estimulación, conservación y promoción de la obra de los llamados "tesoros humanos vivos" como fuentes inagotables de sabiduría de aquello que nos pertenece, dado su carácter arraigar y costumbrista; lo nuestro, lo propio y lo singular de todos los cubanos.
Nuestro modesto análisis debe partir precisamente del comportamiento actual de algunas de estas manifestaciones o expresiones tradicionales en Cuba, tomando como referencia algunas vivencias, experiencias y concepciones obtenidas en el ejercicio de varios años de contacto con determinadas prácticas sociales pertenecientes al abanico de fenómenos culturales registrados o no en el rubro del Atlas Etnográfico de Cuba y que son de significado sin igual en campos, barrios y ciudades de nuestra geografía; su relación entre ellas como sistema, la necesidad de la búsqueda de las zonas de conflicto para su verdadero afianzamiento y salvaguarda, el significado o descodificación de cada uno de sus elementos que la tipifican y la imperiosa necesidad de escrudiñar todo un horizonte para el conocimiento de las nuevas generaciones, constituyen para nosotros lo más significativo e inmediato por desarrollar; tanto con nuestra labor institucional como en el desafío espontáneo, motivacional y participativo de la población en cada una de ellas.
Las Fiestas Populares Tradicionales constituye la manifestación más diversa y de por sí la de mayor número de expresiones tradicionales representadas en sus celebraciones, de gran arraigo y preferencia popular en nuestras comunidades, transmitidas por varias generaciones, en las que muchas ya cuentan con varias centenas de duración de forma ininterrumpida. Sus celebraciones en un nuevo contexto diferente, las causas de aquellas que han desaparecido y las que peligran hacerlo, la identificación, clasificación y tratamiento de las verdaderas tradicionales, la aplicación de procesos para su conservación como los propios estudios investigativos, rescates y revitalizaciones (las que lo necesiten), los elementos que verdaderamente la tipifican, los instrumentos necesarios para difundir su conocimiento por parte de la población teniendo en cuenta los resultados brindados por inventarios, registros y dossier y en un mayor grado de aspiración la posibilidad de existencia de un catálogo local, regional y nacional, estas y otras acciones e iniciativas constituyen la pretensión de varios especialistas, investigadores, funcionarios y promotores de diversos lugares del país que durante varios años promocionan, conservan y socializan a través de sus rigurosos y acertados estudios todo lo relacionado con el desarrollo de las festividades que constituyen una expresión tradicional, mientras en nuestra labor sistemática se jerarquiza poner en práctica en sus respectivas localidades todo el desempeño cultural desde su diseño, preparativos y celebración con el pueblo como principal depositario y protagonista de su propia, esperada y recreada expresión.
En ocasiones lamentamos cuando se decide no realizar una fiesta popular tradicional, comienza entonces el marcado descontento popular, nos preguntaríamos; — ¿qué sucedería si suspenden una Serie Nacional de Béisbol en Cuba? — esto explica que si para el cubano el béisbol representa el "Deporte o Pasatiempo Nacional" para los que viven en la Región Central la "Parranda" es su fiesta y de por sí su tradición favorita y principal, como lo es el "Carnaval" en el Oriente cubano. Ellas todas adquieren un carácter netamente colectivo al ser creadas, asimiladas y trasmitidas como vía de satisfacción de intereses expresivos con diferentes significados sociales.
Con nuestra intervención institucional no pretendemos en ningún caso implicar el protagonismo que deviene del propio pueblo, cuando lo importante es desarrollar el estímulo como premisa esencial del proceso cultural, si queremos lograr que reine el carácter legitimo e identitario debemos acercarnos aquellos que más conocen, los que se acreditan lideres de veteranía, los que han dedicado horas en el estudio investigativo, sería entonces muy oportuno el diálogo constante con estos informantes que representan el parlamento de cada sitio o lugar. Se realizó por parte del Sistema de Casas de Cultura la actualización del Registro de Fiestas Populares Tradicionales, ya algunas no vigentes o desaparecidas. — ¿Se han analizado las causas de estas expresiones desaparecidas en el ámbito local? — ¿Participan los más conocedores de la memoria histórica en el diseño de cada fiesta popular tradicional? — ¿Se prioriza el desarrollo de una festividad tradicional reconocida en los planes gubernamentales? — ¿Respetamos los elementos que identifican a la tradición festiva desde su germen hasta nuestros días? Estas y otras serían interrogantes para reflexionar en nuestro accionar.
La gama de lo músico danzario dentro de lo popular y tradicional en nuestro país abarca un amplio universo, aparecen como resultado de la influencia de los diferentes grupos migratorios, formadas por un proceso de adaptación a nuevas circunstancias en el orden socio económico, político y geográfico. Una de las manifestaciones más favorecidas por las investigaciones realizadas con vista al Atlas Etnográfico de Cuba lo fue sin dudas las agrupaciones portadoras o tradicionales músico danzarias, al lograr la identificación de la problemática de su vigencia e historicidad en todas las zonas del país en el que se tuvo en cuenta tres elementos esenciales: motivación, forman que adoptan y antecedentes étnicos. Con el surgimiento del Movimiento de Artistas Aficionados se rescataron numerosas manifestaciones patrimoniales, que junto a los estudios investigativos realizados y la valiosa información brindada por los inmigrantes y sus descendientes de las comunidades portadoras poseemos hoy un amplio repertorio en cada una de las denominaciones tradicionales correspondiente.
Al cabo del tiempo nos damos cuenta que la principal limitante o problemática de tipo subjetiva la encontramos en la "diversidad", deviene en que se reconoce solo aquellas vitrinas creadas en variantes surgidas, limitando la posibilidad de abarcar todo el abanico, espectro o universo variado existente; para ilustrar con mas claridad lo siguiente me gustaría señalar dos ejemplos significativos: — en los bailes campesinos en Cuba aparecen y se desarrollan infinidades de expresiones a todo lo largo y ancho de nuestro archipiélago, debido al gran numero de habitantes que se asentaron en las zonas rurales, mientras son los de Majagua casi absolutamente los más identificados y reconocidos por la población cubana, — en el complejo de la Rumba es el guaguancó y en menor grado la columbia las de mayor privilegio, no sucede así con el bambú, la cual forma parte también de nuestro repertorio rumbero tradicional. Nuestra mayor aspiración debe estar dirigida a que todo aquel que viva en el Oriente conozca que existe un "Tambor Yuka" en Pinar del Rio o un "Kinfuiti" en el Mariel provincia de La Habana o un "Gangá Longobá" de Perico en Matanzas y a la vez los del Occidente deben conocer que existe un fenómeno cultural de trascendencia; la "Tumba Francesa", así como las manifestaciones del "Nengón Kiribá" de Guantánamo o los "Haitianos de Barranca" en la misma Sierra Maestra de Santiago de Cuba. Requiere de un mayor reconocimiento y conciencia, utilizando como principal divisa la cohesión lógica de las tres dimensiones: lo local, lo regional y lo nacional.
La existencia e identificación de nuestros grupos músico danzarios portadores ha sido un hecho significativo para la solidez de nuestra memoria e historia, dada su importancia merita de su atención y conservación. Aunque aun insuficiente, se propician espacios para su promoción en los que reina el intercambio de gran significación para cada unos de sus integrantes, varios son los eventos y festivales en los que podemos encontrar esta noble premisa: la "Feria Nacional de Arte Popular" en Ciego de Ávila, el "Festival del Caribe" en Santiago de Cuba, La Jornada Cucalambeana en las Tunas, la "Fiesta de los Orígenes" en Matanzas; entre otros. Si me preguntarán cuál sería mi mayor preocupante sobre este tema, respondería que la interrelación que existe entre la concepción contextual y su representación escénica; debemos partir que la más valiosa presentación de estos grupos se encuentra precisamente en el hecho, lugar y motivo que le dio origen como expresión propia; en una fiesta popular tradicional de tipo laica, patronal, laboral, campesina, o en el propio templo como escenario de un culto de tipo religioso, esto no quiere decir que no estamos en contra que estas reliquias culturales no tengan las posibilidades de proyectarse escénicamente en otros contextos y otros fines, pero la escena presenta sus cánones estéticos y que no todas poseen las características más idóneas con este propósito, sugiriendo entonces la necesidad de identificar aquellas con posibilidades de promocionar su repertorio en espectáculos de cualquier índole, mientras aquellas que dadas sus características no lo puedan lograr no privarlas de estas posibilidades, pues oportunamente se pudieran diseñar espacios de confrontación en núcleos más discretos como simulacro de temáticas tradicionales correspondientes. No debemos descartar la fusión de la perspectiva técnico artístico con la antropológica, de seguro se lograría una mayor certeza y efectividad en la realización de estos valiosos análisis.
Tema como el de su inserción en las actividades turísticas desprende de un mayor seguimiento, sin lugar a dudas se consideran propuestas tentativas para el visitante extranjero, al constituir fuentes inagotables de información y autenticidad sobre la huella de nuestro país, sin embargo conocemos de algunos elementos que han sido tergiversados en presentaciones de espectáculos donde lo fundamental se dirige a la búsqueda de una majestuosidad y espectacularidad escénica y no al verdadero discurso proveniente de nuestro legado, los cambios y desafíos en la era contemporánea, la experiencia acumulada y una conciencia creada de lo espontáneo y contextual que se necesita para su conservación y la falta de estimulo y reconocimiento social aparecen como los principales elementos que caracteriza su realidad, medita entonces de una nueva mirada mucho más prudente y menos convencional ante lógicas motivaciones creadas por parte de cada cultor o portador, personas muy sensibles e impregnados en su gran mayoría de sentimientos de desatención institucional. Ser mucho más enérgicos ante el intento de desvirtuar la esencia de nuestras culturas contribuiríamos también a fortalecer nuestros valores y salvaguardar nuestra identidad nacional.
Las compañías profesionales han surgido en toda Cuba y constituyen también fortalezas indiscutibles en la promoción de todo el patrimonio de inestimable significación para todo el pueblo, en el que se expresan valores de la nacionalidad que se nutren y fortalecen, el Folclórico Nacional como agrupación insigne, entre otras, han bebido precisamente del manantial de cada pasaje, costumbre, arraigo o leyenda en la construcción de cada escena, su calidad y creatividad han sido constantes significativas, marcando pautas en el horizonte cultural de un país donde el costumbrismo se adueña de un referente con facilidad, influyendo en el gusto estético y goce artístico de todo un público seguidor capaz de descodificar cada intensión artística, tanto en lo formal como en lo conceptual. Esto ha conllevado sin embargo que en la mayoría de las presentaciones de nuestras agrupaciones se ha creado un repertorio repetitivo, conformando un esteriotipo, como si fuera el único paradigma, consistente en la fiel reproducción de las coreografías recreadas por la prestigiosa compañía; este fenómeno lo podemos presenciar sobre todo en aquellas que representan la cultura subsahariana como la Arará, Regla Ocha o Santería y la de Palo Monte o Bantú.
La religiosidad popular en Cuba y su relación con la comunicación oral cotidiana, caracterizada por matices de gracia, humor y picardía que son de uso diverso y heredadas por generaciones, el incremento y participación en la actividad religiosa, el sincretismo y su incidencia actual en las localidades, así como su repercusión heterogénea y controvertida del tema a través de respuestas brindadas por practicantes o no; también suelen ser de significativo en la identificación y difusión de nuestro desempeño.
Sin dudas en nuestro país el abanico religioso es enorme; no se puede decir que el pueblo cubano es católico, protestante, espiritista, santero o palero, la influencia de elementos históricos, y etnodemográficos han formando nuestra cultura y nacionalidad. Es muy común encontrar un cubano en cierto lugar con cualquier atributo que lo identifique con su religión: un crucifijo, una mano de Orula, un collar de santería o una determinada vestimenta y como parte del pueblo que son, participan en distintas esferas del desarrollo económico, social y político; muchos de los que profesan creencias religiosas son obreros, científicos, campesinos, intelectuales, estudiantes, deportistas, artistas, en fin, participan en trabajos productivos, marchas, tribunas abiertas, en un dia de la defensa y en cualquier actividad que se convoque para el beneficio de la sociedad de nuestro pueblo.
Una de las temáticas que se desprende de la religiosidad popular en nuestro país es el llamado "Sincretismo", varios han sido los estudiosos, investigadores e intelectuales que le han dedicado su obra reflejando la tesis de que ningún culto predomina sobre los restantes, de tal modo ha facilitado la tipicidad de la forma de creer del cubano; con la creencia católica se han mezclado elementos de origen afro, esto tiene su génesis desde tiempos de la Colonia cuando a los esclavos se le impusieron las costumbres y las creencias de los colonizadores y a su vez fueron capaces de mantener sus deidades, las que fueron protegidas a través de los propios santos católicos. En muchas de las celebridades de origen subsahariano que se desarrollan podemos encontrar con frecuencia la variedad de elementos pertenecientes a las diferentes denominaciones existentes (catolicismo, santería o Regla de Ocha, Palo Monte o Regla Conga, Espiritismo, Vodú, Abakúa, Arará y otros). En ocasiones cuando participamos en los procesos investigativos de estos fenómenos se nos hace difícil la denominación de algunos practicantes ya que cualquier Babalao con su ifá puede ser a la vez Tata o palero e incluso espiritista, en algunas celebraciones se realizan cantos y profecías católicas con presencia de tambores Yuka y Makuta de origen Bantú con bailes del Panteón Yoruba, para citar un ejemplo. Podemos encontrar hoy algunas incidencias que fueron notables a partir de los años noventa; lo referido al llamado "yorubismo" (para llamarlo de alguna forma), en lugares donde nunca ha existido tal tradición por la propia historia se encuentran disímiles Casas Templos, cualquier individuo puede ser santero o hacerse santo, la utilización de los presuntos presupuestos de cualquier culto y crear las consultas falsas en las que exigen un pago, a veces por servicio y otras para la compra de animales y objetos necesarios para la actividad ritual, pensamos que la verdadera religión es aquella que propicie la honestidad y la autenticidad en la fe de sus practicantes y no aquella que convierta de ella una forma de vida.
En muchos sitios de nuestra isla podemos encontrar comunidades formadas a través del proceso de influencias de los diferentes componentes étnicos en su propio contexto, preservando aquellos preceptos que determinan de algún modo sus costumbres y arraigos que la hacen distinguirse como ninguna otra, en éstas; el lenguaje, las comidas , bebidas, las danzas, su música y las creencias religiosas, se enumeran en un lugar determinante y privilegiado por parte de originarios y descendientes, convertidos en portadores del legado patrimonial , para muchas instituciones de carácter cultural ha sido preocupación su estado de conservación como parte de nuestra riqueza cultural, con la divisa del respeto y cuidado de sus valores y que cada generación que se le entrega estas expresiones sea capaz de mantener viva cada reliquia que la hace ser una obra para la humanidad.
Consciente que la política del Estado no es la de proliferar y estimular la educación y promoción de la fe religiosa, creemos estar en condiciones de salvaguardar aquello que culturalmente constituya un elemento primordial dentro de la gama de manifestaciones de estos tesoros de la memoria viva que encontramos fuera de lo ritual y que pueda entregarse sin inhibición alguna a todo proceso de conocimiento, estudio y promoción a través del proceso transmisional de generación , sea por imitación o por la vía oral.
El gran universo irreal, maravilloso, infinito y mágico por vocación tendrá la fundamentación del otro, el de la oralidad, porque siempre han sido cuentos cantados, cuentos añorados, fábulas dichas, mitos trasmitidos, hechos fantasiosos, que han tomado corporeidad en las mil una leyenda que se escucha en cada rincón de nuestro país. La tradición oral de los pueblos es el depósito sagrado donde se conservan los valores autóctonos y esenciales. Asomarse a su estudio es por tanto, tarea ineludible, dado que su conocimiento es una vía perfecta no solo para imbricar al hombre en su medio sino para comprender la relación recíproca y dual que lo convierte en parte de él.
A partir de las investigaciones para el diseño del Atlas Etnográfico de Cuba la preocupación por analizar dichas expresiones culturales experimentan un notable auge a través de algunos estudios en los dos momentos esenciales que como antecedentes existían; los realizados a instancias de la Sociedad del Folklore Cubano, en la década del veinte del siglo pasado y los efectuados y estimulados por el propio Feijóo a través de las ediciones de las revistas Islas y Signos ; tales estudios y otros efectuados de manera independiente , muestra un amplio caudal de información acopiada, que ha permitido plantearse el fenómeno de la oralidad desde distintas perspectivas y disciplina .En los últimos años se han diseñado por parte de diferentes instituciones y centros universitarios diferentes espacios de confrontación que han intensificado su estudio y promoción.
Todo ello demuestra una mayor conciencia del lugar que debe ocupar la literatura de transmisión oral en la cultura nacional, aunque no lo suficientemente como para crear demasiadas expectativas. Todavía hay un campo que es necesario allanar , al cual debe otorgársele prioridad , no solo queda como reserva en la memoria colectiva; sino que aún, en las circunstancias de país netamente letrado , su creación se mantiene vigente y en constante desarrollo. El ejemplo más elocuente se advierte en el ejercicio del repentismo en Cuba, la décima improvisada es visible para todos, en los últimos años aparece beneficiosamente la influencia de la escritura escrita, la improvisada resulta la de mayor cultivo de los medios de expresión discursiva, si bien en una buen proporción es efímera, solo se repetirán aquellas que por determinadas circunstancias quedan en la memoria. Algo similar sucede con el cuento de humor, de raíz social o no, que tienen una rápida difusión, y que desaparece cuando son eliminadas las motivaciones que le dieron origen.
Las adivinanzas evolucionan más lentamente, pues el surgimiento de nuevos acertijos en los últimos años está vinculado en lo esencial a formulas introductorias fijas, como el caso de "se baja y se sube el telón…" y dichos en prosa y no en versos. Los mitos, leyendas tradicionales son más estáticos, aunque se aprecia en su transmisión oral variantes no significativas en el proceso de fabulación.
Las acciones a realizar para la introducción en la práctica social de una parte de los resultados de las investigaciones del Atlas Etnográfico de Cuba han presentado determinadas complejidades en la manera de organizarlas, en relación con otras manifestaciones o expresiones de la cultura, no es el caso del repentismo ya mencionado, que cuenta con una amplia difusión y solo se necesita del apoyo institucional o no donde esté presente.
Las demás modalidades de la literatura de transmisión oral necesitan para su revitalización y conservación, y por tanto para su cultivo constante de acciones para coadyuvar su promoción. Si bien es imprescindible continuar diseñando eventos participativos de carácter teórico, debemos proyectar espacios que propicien la práctica social. Así mismo, se hace necesario actualizar la información y continuar el proceso de recopilación interrumpido cuando cerró el rubro para el Atlas Etnográfico de Cuba.
Después de estas reflexiones nos precisa algunas consideraciones con el objetivo de enmendar esta problemática; la de crear conciencia del lugar destacado que deben ocupar las acciones dirigidas a preservar la literatura oral; la posibilidad de diseñar formas organizativas para difundir socialmente esta expresión de forma espontánea o no, aprovechando acciones en los programas de estudio en las diferentes enseñanzas, haciendo mayor énfasis en aquellas expresiones locales; la creación de equipos de estudio de la oralidad , organizando encuentros sistemáticos donde se confronten los estudios e investigaciones realizadas sobre el tema; la sistematización de establecer relaciones in situ de trabajo con informantes de la oralidad ,y a la vez socializar todo caudal obtenido y entregarla a la práctica social; el apoyo y estímulo a las acciones tradicionales donde está presente la improvisación en la forma estrófica décima y actualizar toda la información compilada para el uso adecuado del Atlas Etnográfico de Cuba en las diferentes comunidades.
Con la creación del Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado a comienzo del presente siglo se ha incrementado la presencia de exponentes de la improvisación menores de 20 años, algo que no se hacía muy común en los 90 y que preocupaba al peligrar el desarrollo de los procesos de transmisión generacional y de promoción, los talleres de repentismo infantil ha posibilitado un despertar en niños y niñas y adolescentes que cultivan y conocen la historia de la décima oral improvisada en Cuba. Aunque se han realizado esfuerzos significativos, aún no encontramos con frecuencia tonadistas en canturías y demás espacios de confrontación de nuestros improvisadores, se necesita de un mayor estímulo de esta expresión campesina dada su importancia y lugar que ocupa dentro de la música popular tradicional cubana.
La artesanía popular tradicional en Cuba ha presenciado en los últimos años infinidades espacios para su promoción; gustada y seguida por personas de todas las edades, la Feria Internacional de Artesanía (FIART), la Feria Nacional de Arte Popular de Ciego de Ávila, las Fiestas de Tradiciones Campesinas, las exposiciones en Galerías de Arte, los Salones de Artesanía, El Pabellón Cuba, Expo-Cuba, entre otros, se convierten en una realidad consecuente, sistemática y popular. Se fomenta con un marcado carácter comercial dada sus potencialidades funcionales y creativas, manteniendo la vigencia de su diversidad temática, en la que encontramos las más disímiles técnicas y variantes en cualquier lugar, dada su marcada función práctica es muy fácil encontrar nuevos valores, ejecutando incluso, las modalidades más complejas; claro está, ocurre por el desarrollo de su propia naturaleza, al germinar preferentemente en el vientre del proceso de imitación de padre a hijo, aunque su quehacer se produce fundamentalmente de forma espontánea, es de destacar la faena de nuestras instituciones culturales y educacionales en la enseñanza desde las mas tempranas edades, acercando al artesano como su principal depositario en los propios procesos de aprendizaje, es la cestería de tejido vegetal junto al tejido de hilo con toda su gama de variedad las de mayor producción en la actualidad, sin descartar el auge del trabajo de recortería textil, sobre todo la muñequería, el parche y el tapiz, también proliferan el bordado, la talla en madera, el papier machié y en un menor grado la talabartería, carpintería o ebanistería y la metalistería, guarda relación también con la propia actividad del hombre, su contexto y su modo de vida, por ejemplo: en una comunidad pesquera es común la fabricación de objetos de la pesca, en donde se desarrollan las fiestas parrandiles se conoce muy bien las técnicas y secretos de la pirotecnia, en las comunidades rurales donde se asentaron los canarios encontramos los tejidos de hilo realizados con gran factura y belleza, mientras en las serranías las habilidades para el tejido vegetal se hace muy necesario en la elaboración de la cestería con el fín de la recogida del café y la indumentaria para el arrea de mulo.
Las principales limitantes en la artesanía popular tradicional la encontramos en la escasa referencia literaria en comparación con las demás expresiones y su desvirtuar en la producción artesanal debido al mercantilismo, la primera, al parecer problemática heredada, al ser muy difícil conocer los verdaderos antecedentes que le dieron origen a toda nuestra riqueza artesanal, lo conocido aparece gracias a informaciones brindadas por publicaciones de viajeros extranjeros, narraciones de escritores, las novelas existentes en el siglo XIX y por supuesto las historias locales. Es con el Atlas Etnográfico en Cuba que se profundiza en los estudios de estos fenómenos, mientras la segunda la podemos encontrar en aquellos espacios de mercado más frecuentes donde para el artesano lo mas primordial es la producción en serie y no el valor de la obra en sí y mucho mas lamentable la intensificación de la llamada contracultura con los objetos de infinidades tamaños y formas sin un basamento estético, ofertados en las afluidas "candongas" y en los abarrotados "canapés de carnaval", dentro de los más apreciados encontramos: muñecos, animales y frutas de yeso, bucaritos de lata de cerveza o refresco, entre otros, lo más lamentable del hecho está precisamente en su alto grado de proliferación creando a gran escala un falso referente estético en nuestra población.
He dejado para el final un aspecto que bien valdría la pena detenernos para analizar y es el referido a los estudios investigativos y en particular su presencia como forma de socializarlos, varios han sido los espacios donde hemos podido asistir (talleres, coloquios, simposios, eventos) y poder así tener un referente sobre el tema; ya se hace costumbre la repetición de ponentes en cada uno y hasta en ocasiones con temáticas donde se pueden apreciar más que algún cambio en cada investigación o investigador correspondiente, se prioriza el volumen de trabajos a presentar y no corresponde con el tiempo y la cantidad de sesiones de trabajo, trae consigo el hacinamiento en la exposición, careciendo del debate y discusión para propiciar el intercambio y la reflexión de cada proceso cultural en los que no siempre toma el camino hacia la solución de una problemática en el diseño y ejecución de la política cultural; que en muchos de los casos se convierte en un mano a mano entre los propios participantes, sin la mas concurrida presencia de un auditorio diverso y heterogéneo.
Muchos de estos estudios aún refieren de la descripción o narración del fenómeno o hecho cultural en sí, careciendo de un enfoque mucho más significativo y científico en su decursar, en los resultados de las relaciones sociales que establecen los hombres durante las diferentes etapas de cada proceso, en las propias implementaciones de políticas asociadas a la red institucional, en las atmósferas que circundan en el propio desarrollo como fortalezas del fomento de identidades de forma espontánea, colectiva y consciente; pienso que podemos avanzar un paso de hacer de estas reflexiones una asignatura pendiente por cumplir. — ¿Qué utilidad se le otorga a las relatorías y trabajos investigativos después de culminado cada evento investigativo? — ¿Participan los jefes y funcionarios responsables de aplicar la política cultural en los debates y reflexiones planificadas?
Las palmas para aquellas revistas especializadas como Catauro, Signos, Islas, Del Caribe, en las que encontramos con facilidad estudios significativos relacionados con la temática, la paradoja la encontramos en la relación entre la aceptación popular alcanzada al agotarse de inmediato cada edición ofertada y la escasa presencia en Ediciones Literarias de títulos alegóricos a nuestros arraigos y costumbres locales, en las mas prestigiosas revistas de critica tampoco aparecen con frecuencia artículos de la temática. — ¿Será la poca producción por parte de escritores o la no preferencia por parte de estas Editoras? Meditar entorno a solucionar esta problemática haríamos feliz a muchos de nuestros más fieles lectores.
En la voluntad de los que se responsabilizan con diseñar y ejecutar la política cultural se impregna el futuro feliz de la verdadera atención al Patrimonio Cultural Vivo, cuando y sobre todo se coloque en un mismo pedestal junto a la importante creación artística o cultura elitista; mucha más favorecida en estas circunstancias. — ¿Acaso un portador tradicional no se puede considerar por igual que al más reconocido músico, escritor, artista plástico o escénico de cada lugar? No conozco ningún creador que no haya bebido de la fuente de lo popular y tradicional para lograr su gran obra. Si queremos encontrar los insospechados secretos de la memoria histórica local, necesariamente debemos escrudiñar en todo el legado de manifestaciones y expresiones tejidas por aquellos exponentes de lo más arraigal, costumbrista y representativo de los pequeños espacios y que en la mayoría de las ocasiones se encuentran en el anonimato. Encontremos en ellos la oportunidad de acercarnos al cultivo de lo más genuino y autóctono que penumbra en lo más profundo de nuestras almas humanas.
Página enviada por Jesús Guanche Pérez
(8 de noviembre de 2009)