Octubre es un mes de importantes conmemoraciones históricas. Una de ellas transformó definitivamente la percepción científica del planeta Tierra: fue el descubrimiento del Continente americano para la cultura y la ciencia euro-occidental, iniciado por Cristóbal Colón en la isla de Guanahaní, que él rebautizó como San Salvador (Las Bahamas), el 12 de octubre de 1492.
Este hecho trascendental abrió nuevas vías para ampliar la imagen de lo que hoy conocemos como la diversidad biológica y cultural, donde hasta el momento vivimos, en mundos contrapuestos. Debido esencialmente a las diferencias estructurales y funcionales del desarrollo del capitalismo en sus distintas etapas o fases, y a la fundación desde el siglo pasado de los países socialistas, agrupamos conceptualmente a aquellos mundos en primero, segundo y tercero, de acuerdo con sus características económicas, políticas, sociales y culturales.
La explotación colonialista de los extensos territorios hallados, en su mayor parte densamente poblados y perfectamente organizados, fue el primer objetivo que se planteó la empresa colombina, seguida por otras muchas que de inmediato cruzaron el Océano Atlántico con fines lucrativos. La expansión europea en el Nuevo Mundo, fue encabezada por España y Portugal, metrópolis a las que seguirían de inmediato Holanda, Inglaterra y Francia, entre las más notables, cuya presencia y potestad, directa, o, indirecta, aun se constata en algunos países americanos.
La región Caribe, como la definimos y estudiamos hoy día por la geografía y la historia — a la cual pertenecemos los cubanos de forma inmediata — fue la primera porción de América visitada por las naos del Gran Almirante. Colón quedó deslumbrado ante el color y las bellas formas de la naturaleza subtropical y tropical, de los archipiélagos e islas que conforman las Antillas; admiró los cuerpos desnudos, o semi desnudos, de sus hombres y mujeres, y la sencilla cultura que los envolvía, ante todo, como pueblos marineros y de pescadores, que también eran recolectores y cazadores, con un menor o mayor dominio de las labores agrícolas, de la cerámica y la piedra, y que practicaban religiones animistas.
La lengua aruaca se hablaba, con variantes locales, en casi todas las tierras visitadas por Colón en sus cuatro viajes a América, lo cual permitió a los "descubridores" comunicarse, a través de los primeros aborígenes "traductores", con los caciques y sus pueblos, y mediante ellos obtener una valiosísima información geográfica que le facilitaría un eficaz derrotero hacia el Sur: el acceso a otras islas antillanas y a la costa septentrional de Suramérica.
Cuatro siglos después, con vistas a la celebración del Quinto Centenario del Encuentro entre Culturas, celebrado en 1992, con el auspicio de los gobiernos de muchas de las naciones latinoamericanas y caribeñas, España y la UNESCO, se llevaría a cabo una expedición científica-cultural de nuevo tipo; esta se realizaría en sentido inverso al que navegó Cristóbal Colón, para demostrar quiénes habían sido históricamente los primeros descubridores, navegantes y pobladores fundadores del Caribe insular: los pueblos aruacos.
Teniendo como punto de partida el territorio suramericano continental, Quito, capital de Ecuador, la expedición En canoa desde el Amazonas al Caribe, propuesta, organizada y dirigida por el investigador cubano Antonio Núñez Jiménez, verificaría la posibilidad real de la hipótesis que señalaba como una de las rutas del poblamiento aborigen de las Antillas Menores y Mayores (una gran parte del Caribe insular), por oleadas de migraciones humanas que provenían del Sur, de las entrañas de la Amazonia, y dominaban la construcción de las canoas, así como las características geográficas y climáticas del Caribe, En ningún momento se descartaban las otras dos rutas que señalaban hacia el norte, hacia la península de la Florida, o desde Centroamérica, otros itinerarios de similares migraciones.
La expedición científica dirigida por el Dr. Núñez Jiménez (Alquízar 1923-La Habana, 1998), con una tripulación de científicos y técnicos latinoamericanos y caribeños que se fue renovando parcialmente durante el largo recorrido, comenzó sus actividades oficiales con un homenaje a los "indios" de América que ofrendaron sus vidas en la lucha y resistencia contra el colonialismo europeo.