Cuba

Una identità in movimento


Cultura cubana en la etapa de la revolución socialista

Lohania Aruca Alonso


El título de este trabajo, ciertamente, me parece ambicioso, y más académico que periodístico; pero, advierto, solamente voy a escribir en referencia a este tema algunas ideas que, desde mi punto de vista, siento que son indispensables para explicarme Alguna vez, estas ideas fueron escritas por la autora, en otros artículos; así que pido disculpas por la reiteración a los lectores de estas líneas.

Ante todo, y con vistas al encuadre histórico de mis opiniones, sin ánimo alguno de que se conviertan en innecesarias justificaciones, mencionaré los siguientes hechos: los últimos 50 años que han transcurrido entre 1959-2009, se insertan también en el primer centenario de la inauguración formal y el posterior reconocimiento internacional de la República de Cuba (mayo 20 1902); si bien esta claro que la República de Cuba en armas, nació en 1869, casi en los inicios de la primera guerra de independencia.

De igual modo, recordaré que, en octubre 1986, a solo 17 años del triunfo de la Revolución del 1º de enero de 1959, conmemoramos el primer centenario de la abolición oficial por el gobierno colonial español de la esclavitud en la Isla de Cuba.

Somos aún una cultura y una nación muy jóvenes, en pleno proceso de consolidación histórica. ¿Cuántas generaciones de cubanos y cubanas, blancos, negros, mulatos, mestizos descendientes de aruacos, y de otros cruces raciales y étnicos, nacieron y se educaron mientras se completaban los anteriormente mentados centenarios? Alrededor de cinco, no más.

Yo soy la nieta de abuelos nacidos y criados bajo el régimen colonial, que padecieron las angustias y penalidades de la última guerra por la independencia contra España (1895-1898). Esto no afecta en nada mis sentimientos y filiación patriótica cubana; aunque si tiene que ver con el conocimiento y la comprensión cabal de mi país y cultura, con la profundidad en el análisis de sus problemas, la identificación de los mismos, y las respuestas ante ellos.

No pretendo poner el parche antes de que aparezca el hueco. Hablo de una realidad muy simple: debido al factor tiempo, no es posible que la historia de la cultura cubana, sea tan extensa y amplia -por señalar solamente un par de dimensiones- como la de la cultura española, o siquiera de la mexicana. Esto no significa que en el terreno de las ideas, e igualmente en el de las acciones, pueda adelantarse a las antes citadas como ejemplos en la elección de los caminos elegidos para su proyecto sociocultural.

Otra cuestión: al ampliar el estudio de estos acontecimientos a escala de la región Caribe, o, de América Latina, en general, encontramos que Cuba fue la tercera nación de las Antillas que logró su independencia y creó una República, después de la creación de la República de Haití en 1804 y de la República Dominicana en 1844.

La primera. Haití, encabeza la lista de los países independientes de América Latina y del Caribe; es una de las vecinas más próximas a la isla de Cuba, y aproximadamente la mitad de la isla La Española. El impacto sociocultural revolucionario de su Proclamación fue grande, en nuestro continente y en la cultura occidental europea, aunque esto se haya intentado o aún se intente disminuir por algunas historiografías foráneas. Cito:

Después de haber hecho conocer a los generales reunidos sus verdaderas intenciones de asegurar para siempre a los indígenas de Haití un gobierno estable, objeto de su más viva solicitud; lo que él ha hecho por medio de un discurso que tiende a hacer conocer a las potencias extranjeras la resolución de hacer al país independiente, y de disfrutar de una libertad consagrada por la sangre del pueblo de esta isla; y después de haber recogido los pareceres, ha pedido que cada uno de los generales reunidos pronunciara el juramento de renunciar para siempre a Francia, de morir antes que vivir bajo su dominación, y de combatir hasta el último suspiro por la independencia.[1]

De manera que, la cultura cubana, que se autodefinió y autodenominó como tal, dejando de nombrarse "criolla", a partir de las primeras décadas del siglo XIX, y suma en total las décadas de esa centuria más casi seis en el XX, es una cultura nueva, de uno de los "pueblos nuevos" de América definidos así por Darcy Ribeiro, que aspira a expresar una multitud de percepciones, aspiraciones, sentimientos y la historia de procesos, a favor o en contra de la causa independentista, y de personalidades que participan activamente en ellos, de la población (la "masa") que es arrastrada por el torbellino revolucionario, cuyos efectos socioculturales fueron comparados con una cocción tradicional criolla, de origen humilde, pero adaptable a los más diversos gustos y posibilidades, la cual se conserva hasta hoy día: el ajiaco.

Ahora bien, en este caso el ajiaco cultural, adquiere conciencia y expresión de si mismo, a través de distintas manifestaciones artísticas: poesía, ensayo, pintura, música… en el primer cuarto de siglo de la República primera, o neocolonial. Y esta revelación de nuevas facetas de lo cubano, una de ellas muy importante es la de nuestra africanía, lo afrocubano, se enriquecerá aún más con aspiraciones no sólo económicas, sino políticas, de justicia social, de reafirmación del sentimiento de independencia – que entonces toma la forma de antiplattismo, y después abiertamente es el antiimperialismo- y éticas, tesis de profundización en el humanismo, aportadas esencialmente por el descubrimiento y rescate, el estudio, conocimiento y difusión del pensamiento martiano.

Todo ello constituyó el fundamento de un proyecto cultural hecho por cubanos avanzados para los cubanos, que no fue posible concretar en la realidad hasta el triunfo de la Revolución cubana el 1º de enero de 1959. Léase, para mejor comprensión de esta afirmación mía, "La historia me absolverá"[2] de Fidel Castro, y una evaluación histórica del mismo escrita por el apreciado autor cubano Cintio Vitier -un texto que debiera ser objeto de estudio obligatorio y discusión reiterada, en nuestras escuelas y centros de educación superior: Ese sol del mundo moral. Para una historia de la eticidad cubana, publicado en La Habana, Ediciones UNIÓN, 1999, capítulos V y VI, pp. 124-178.

A ese proyecto cultural cubano, siempre se contrapuso otro antinacional, producto de un pensamiento liberal subdesarrollado, corrupto y sumiso a intereses foráneos, que se consideraron hasta 1959 superiores e imbatibles. El mimetismo, el conformismo, el acomodamiento de los enanos a una estructura consumista-importadora de productos de culturas externas, fue desgastando y desnudando, hasta el tuétano, la baja ralea de los anexionistas en aquella República, durante su etapa neocolonial. En lugar de la seducción política y el avance de la cultura en beneficio de toda la sociedad, se produjeron, como resultados de la opresión burguesa: pobreza y miseria, violencia, violaciones a la propia democracia burguesa, corrupción administrativa y política, represión masiva contra el pueblo y reaparecieron la tortura, los asesinatos contra la juventud rebelde. En fin, ocurrió la descomposición de todos los valores morales que habían acumulado, mediante extraordinarios sacrificios, los patriotas que ofrecieron sus vidas en las guerras por la independencia de España y en la primera revolución de los años 30 del siglo XX.

Fulgencio Batista Zaldívar y sus seguidores fueron, sin dudas, el símbolo más alto del proyecto antinacional. Sencillamente porque no era, ni hoy es, posible que la nación subsista sin valores éticos y morales, sin ciudadanos y ciudadanas con una cultura cívica y humanista que se corresponda al nivel de conciencia necesario para defender, a costa de sus propias vidas, la existencia de una nación libre, soberana, económica y socialmente fuerte y saludable.

"Ese sol del mundo moral" que brilló gracias a la inmolación de los héroes y mártires que se alzaron contra la tiranía batistiana, y la derrotaron sobre todo con la fuerza de su moral revolucionaria, es el mismo que han defendido las generaciones de jóvenes y menos jóvenes combatientes del pueblo cubano, durante las casi cinco décadas que dura ya la construcción del socialismo en Cuba.

Ese es el meollo, el núcleo duro del proceso de transformación continua que tiene lugar entre los cubanos y cubanas, en un pueblo en la actualidad letrado, con un alto porcentaje de científicos y técnicos, con una institucionalidad cultural amplísima, que abarca todas las expresiones culturales. Pongo por delante unos poquísimos ejemplos: el Ballet Nacional de Cuba, el Conjunto Folklórico Nacional -hechos culturales trascendentes en que se ha traducido el ajiaco cubano; las instituciones básicas locales de cultura; la declaración de patrimonio de la humanidad de lugares de alto valor histórico y cultural de nuestro pequeño país, con el prestigio internacional también de las personalidades que han logrado un trabajo integral, multidisciplinario y de conciencia cívica: tal y como el Centro Histórico de La Habana Vieja.

No obstante, aún es insuficiente lo alcanzado, y resta mucho más por realizar del mentado proyecto cultural cubano revolucionario, socialista. La alianza cultural entre la educación, la ciencia y la tecnología y las manifestaciones artísticas, no basta para impulsar y acelerar el desarrollo integral humano, cumplimentando todos los objetivos de justicia y equidad social que se requieren aún para alcanzar una etapa nueva en ese mismo sentido.

Hay que elaborar mucho más nuestro propio modelo de ciudadanía, de nación desarrollada integralmente, capaz de ser mucho más civilizada para enfrentar la barbarie que existe en un mundo de crisis capitalista, general y total, en que vivimos actualmente. La barbarie cultural puede ganar terreno aceleradamente, por un segundo de descuido, en la batalla política y cultural en que estamos enfrascados contra enemigos internos o foráneos.

Nuestros paradigmas culturales, sin dejar de conocer lo que ocurre en otras partes del mundo, deben ser responder directamente a las necesidades de nuestro desarrollo endógeno, auto sustentable, (que no tiene porque pensarse en forma "reduccionista", autolimitándose a sobrepasar la actual producción de alimentos, desde siempre muy plausible y necesaria, sin lugar a dudas; pero que puede y debe acompañarse de propósitos también muy necesarios y urgentes para la mejoría de la vida espiritual e intelectual del cubano y la cubana de hoy mismo).

Ese modelo de ciudadanos al que nos referimos antes, es imprescindible que tenga como una de sus referencias principales la meta de obtener, con nuestros propios esfuerzos, una transformación de la estructura económica básica exportadora-importadora por otra que fortalezca la productividad del trabajo, le otorgue a esa actividad humana el respeto y la dignidad que merecen, tanto al productor como el consumidor más importante de sus frutos, el cliente cubano; se hace necesario abrir paso a la fuerza productiva preparada durante años, acumulada, que desee permanecer en su país, para diseñar y construir los nuevos ambientes de la cultura nacional, que tengan en cuenta la conservación de la naturaleza, del hombre y la mujer cubanos, y suba un peldaño más en el respeto y buen trato como seres humanos racionales.

Es un modelo cultural integral. Que se debe ajustar exactamente a nuestra realidad, posibilidades y perspectivas de construcción y perfeccionamiento de nuestro socialismo; aunque, se pueden trasladar también desde otros países experiencias probadas y suficientemente criticadas. No necesitamos copiar, o importar de otras culturas "barredoras de nieve" culturales. Tampoco hay motivo alguno para extrapolar a la realidad cubana tendencias que surgen precisamente en el seno de culturas capitalistas decadentes, nada saludables, tales como las drogas, la prostitución femenina, masculina o infantil, o snobismos que tienen por fin la expresión del vicio en cualquiera de sus variantes, del caos, del crimen, o de la violencia por el mero "gusto" de compartir con los "bárbaros modernos".

Es apremiante la observación y el trabajo inteligente, consciente, exigente, en la práctica cultural, especialmente por parte de los trabajadores de la cultura - somos la primera imagen que obtiene la población de ese fenómeno social: desde el acomodador del teatro, el vendedor de libros o librero en un evento ferial, o el más espiritual de los poetas, de los intérpretes de música, o de danza, todos los multipremiados y sumamente apreciados; los que humildemente escribimos nuestras opiniones para el público en general, o, los que dirigen las instituciones culturales en los diversos niveles estatales. Todos somos "ejemplos vivos" de lo que significa cultura, ser cultos, y sus efectos.

Hace más por la cultura nacional, la observancia de una ética creadora y creativa, el interés evidenciado por todos los actores sociales por cultivar el amor a ser civilizados y cultos, que un montón de libros, programas de televisión o la mejor disertación o ensayo acerca de esta cuestión. Sin esa praxis es imposible subir otro peldaño de la empinada cuesta que llamamos "libertad", equiparable, tal vez a un posible paradigma del socialismo desarrollado.

Así, identifico y considero la gran envergadura de los desafíos culturales que, en la actualidad y el futuro, tenemos el deber de enfrentar en Cuba, ante toda la Humanidad que nos respalda y defiende.





Notas

  1. Ejército Indígena. Proclamación de la independencia de Haití. LIBERTAD O MUERTE. Año primero de la independencia, traducido al español por Roberto Fernández Retamar, en: "Por el bicentenario de la independencia de Haití", Anales del Caribe, Centro de Estudios del Caribe, Casa de las Américas, La Habana, 2004, p. 18.
  2. Castro, Fidel, La Historia me absolverá, La Habana, editado por COR del CC del PCC, 1973.




Lohania Aruca Alonso: Investigadora auxiliar. Licenciada en Historia y Especialista en Urbanismo, MC Estudios Interdisciplinarios sobre América Latina, El Caribe y Cuba; miembro del Grupo de Estudios Regionales de Cuba (G.E.R.C.) del Instituto de Historia de Cuba y de la Cátedra de Estudios del Caribe de la Universidad de La Habana. Coordinadora del Grupo de Trabajo Permanente Expediciones, Exploraciones y Viajeros en el Caribe (adscrito al Instituto Cubano de Antropología).








Página enviada por Lohania Aruca Alonso
(23 de julio de 2009)


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