Cuba

Una identità in movimento

Guillermo Tomás: Vida fecunda en el arte y para la Patria

Armando Sáez Chávez



Guillermo Manuel Eduardo Tomás Bouffartigue

Para los entendidos en la materia el más notable y completo músico cienfueguero de todos los tiempos lo fue Guillermo Manuel Eduardo Tomás Bouffartigue. Y en efecto, cuando se lee la biografía de este ilustre hijo de esta tierra, se da cuenta de cuan fecunda y polifacética fue su vida.

Nacido a sólo ocho días de que Carlos Manuel de Céspedes iniciara la Guerra de los Diez Años, el 10 de octubre de 1868, Guillermo muy pronto hace sentir su afinidad por las artes, especialmente la música. El primer maestro de teoría y solfeo fue su propio padre Tomás Tomás De Clouet, fundador de la primera orquesta que existió en nuestra Villa. Más tarde completaría su formación musical con otros distinguidos profesores de renombre internacional.

Pero no se limitó a ser un simple ejecutor de instrumentos, aunque lo hacía muy bien. Su desempeño intelectual fue mucho más completo porque también sobresalió como director de bandas y orquestas, compositor, crítico, periodista, polígloto, publicista y educador.

Ya desde su adolescencia su despierto y rebelde espíritu sintieron el dolor de la Patria esclava por el dominio español. No vaciló en poner su pluma a favor de sus ideales para denunciar públicamente muchas de las lacras del gobierno colonial. Tal aversión le ganó su postura ante las autoridades, que no le queda más remedio que abandonar a Cuba en 1889 y establecerse en la ciudad estadounidense de Nueva York.

Allá en el norte se reúne con otra notable artista y patriota, Ana Aguado y Andreu, conocida ya por La Calandria Cienfueguera, con quien se había comprometido tiempo antes, y contrajo matrimonio el 19 de mayo de 1890. Almas gemelas en la vida y en el arte, también coinciden en los ardorosos sentimientos revolucionarios e independentistas. Esa vocación los hace acercarse a quien se había consagrado en cuerpo y arma a organizar la Guerra Necesaria: José Martí.

Fue la década iniciada en 1890 una etapa de extraordinaria efervescencia independentista en el exilio. Ana y Tomás estuvieron en la primera línea organizando veladas lírico-culturales, ora recaudando fondos para la causa, ora enseñando el arte a otros cubanos: ella, fascinando al auditorio con su encantador trino; él, desde la ejecución magistral de la flauta hasta la composición de cantos patrióticos.

Una vez terminada la contienda bélica, con el cese de la dominación española, la familia Tomás-Aguado regresa a Cuba y establecen su residencia en La Habana. Llegaron ambos en octubre de1898, imbuidos con el afán de ofrecerle a la Patria los esfuerzos para encausar los nobles propósitos que siempre habían iluminado a sus vidas, cuando se conquistara la independencia. Anita se dedicó al magisterio de la música.

A Tomás, por su parte, se debió la fundación de la primera banda de música, que posteriormente se convirtió en la de Conciertos de Cuba. Durante casi tres lustros se dedicó el ilustre artista a realizar una labor sin precedentes en el orden educativo-musical a favor de su pueblo. Al él también le cabe el mérito de haber promovido la creación de la Escuela Municipal de Música de La Habana, gratuita para niños pobres únicamente. Por otra parte, fue un tenaz defensor de la obra creadora de las mujeres en el campo musical, y del derecho de las féminas al estudio y el acceso a todas las oportunidades, lo que lo sitúa en una posición de avanzada para su tiempo.

Después de ser desposeído arbitrariamente de su cargo de director de la Banda Municipal de La Habana, en 1933, se retira al silencio y el sosiego de su hogar, en el que murió poco después. Su cadáver fue sepultado en el panteón familiar de la necrópolis de Colón, junto a los restos de quien fuera su amada Anita, quien había dejado de existir once años atrás.


Fuente: http://www.5septiembre.cu/


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