Cuba

Una identità in movimento


Los Maceo Grajales: Titanes de Titanes (Parte I)

Damaris A. Torres Elers


La estirpe de los Maceo Grajales dejó profundamente inscrita en la historia su ejemplar y heroica entrega en pro de la independencia, la libertad y la justicia de la tierra que los vio nacer, en la que su recuerdo nunca será borrado


A mediados de 1868 todo Oriente se preparaba para marchar a la manigua. La zona donde residían los Maceo no estaba ajena a estos preparativos. Allí existió una Junta Revolucionaria, conocida como La Junta de Majaguabo, en la que militaban numerosos vecinos y parientes de los Maceo residentes en la localidad.

Marcos, el padreEn agosto Marcos viajó a Santiago de Cuba y encargó el cuidado de la casa que poseía en la calle Providencia a su vecino Antonio Inester. María Cabrales, esposa de Antonio, refirió que

"... en septiembre de 1868 Marcos Maceo conoció de los preparativos separatistas en los que estaban vinculados todos y decidieron utilizar la finca La Esperanza con tales propósitos hasta que llegara el primer jefe".

Antonio, el Titán de BronceAunque existe diversidad de criterios en cuanto a la fecha de incorporación de esta familia a la contienda, lo cierto es que pocos días después del alzamiento de Céspedes en el ingenio La Demajagua, los Maceo Grajales entraron en la historia de Cuba al abrazar las ideas del independentismo. De este trascendental momento María Cabrales relató a Francisco de Paula Coronado, en carta del 6 de mayo de 1897, que

"Mariana rebosando en alegría entra en el cuarto, coge un crucifijo que tenía y dice, de rodillas todos, padres e hijos, ante Cristo que fue el primer hombre liberal que vino al mundo, juremos libertar a la patria o morir por ella".

Y continúa diciendo que luego del juramento

"... abandonaron todo lo que tenían y decididos marcharon con el ejército libertador, Antonio, José, Miguel, Justo, Rafael, Felipe, Julio, Fermín, quedando el padre con Tomás de 8 años y Marcos de 6 para ocultar a la familia en la montaña".

José, el León de OrienteEn esta lucha, los miembros de esta estirpe derrocharon valor y heroísmo, de ellos cayeron combatiendo cinco además del padre, Marcos, que con 60 años marchó a la manigua redentora, participó en varias acciones combativas por las que alcanzó el grado de sargento. Cayó combatiendo en la acción de San Agustín de Aguarás el 14 de Mayo de 1869 .

Mariana: libertar a la Patria Aunque no poseían gran instrucción militar, tenían conocimientos esenciales para el combate, transmitidos por el padre, que a su vez los adquirió durante sus años juveniles en las milicias urbanas de Santiago de Cuba. Eso, unido a su arrojo y valentía, les posibilitó una rápida carrera en la cual alcanzaron altos grados dentro de la oficialidad mambisa.

Desde el inicio de la contienda despuntó Antonio con gran capacidad política y militar que le permitió en poco tiempo convertirse en uno de los hombres más grandes del proceso independentista, no solo por las numerosas acciones combativas y heridas que recibió, sino por el alto sentido de la disciplina e intransigencia demostrados con creces en diferentes momentos de los 28 años dedicados a la causa redentora de la Patria. Significativa fue, como se sabe, su respuesta ante el Pacto del Zanjón, cuando se creía todo perdido. En Mangos de Baraguá, hizo posible que la bandera enarbolada el 10 de octubre de 1868 no cayera, convirtiéndose en representante genuino de la dignidad del pueblo cubano y de su anhelo emancipador. Martí, que lo conoció y valoró como nadie, comprendió que

"... con el pensamiento serviría más a la patria que con el valor".

Y así lo evidenció Antonio con su certera visión acerca del peligro de una posible intervención norteamericana. Con su heroica caída en combate el 7 de diciembre de 1896 en San Pedro, Punta Brava, perdió la revolución cubana uno de sus más firmes pilares. Al decir de Gómez, en carta de pésame a María Cabrales, el Ejército Libertador perdió

"... la figura más excelsa de la Revolución".

Si bien el Héroe de Baraguá fue el más prominente en esta familia, no menos lo fueron sus hermanos. José llegó a acumular una extensa hoja de servicios durante su participación en las tres guerras, en las cuales recibió numerosas heridas que avalaron sus ascensos hasta el grado de Mayor General, recibido el 28 de abril de 1895 de manos de Martí y Gómez. Nacido el 2 de febrero de 1849, se caracterizó por sus grandes cualidades como guerrillero, agudeza en el tiro, así como gran sensibilidad y amor a sus hermanos, fundamentalmente a Antonio. Es muy conocida su participación en combates como la Invasión a Guantánamo, y dentro de esta la acción del cafetal La Indiana, donde resultó gravemente herido; Rejondón de Báguanos, Pinar Redondo, Tibisí. Fiel a su estirpe, fue de los presentes en Baraguá.

Al concluir la guerra se mantuvo en Cuba, participó en la Guerra Chiquita, donde se vió precisado a aceptar la mediación que trajo como resultado su posterior encarcelamiento y conducción a cárceles españolas, de las que se fugó en 1884.

Participó en los preparativos del plan Gómez-Maceo, entre 1884 y 1886. El 1 de abril de 1895 desembarcó en Duaba y varios días después protagonizó una histórica odisea en las montañas guantanameras. Por su actuación en la guerra del 95 fue bautizado como el León de Oriente. Su caída en Loma del Gato el 5 de julio de 1896, fue una pérdida sensible para la revolución.

Rafael, nacido el 24 de octubre de 1850, acababa de cumplir los 18 años cuando marchó a la guerra. Valiente entre los valientes, según su hermano José, él y Miguel eran los más temerarios. Famosa fue su fuga de la cárcel de Dos Caminos, adonde lo trasladaron cuando, pocos días después de la incorporación, las fuerzas españolas lo apresaron. Participó en numerosos combates en Majaguabo Arriba, Santo Domingo de Monte Ruz, El Naranjo, Pinar Redondo, Piedra Blanca, Fray Benito, La Doncella, Boquerón, en los que recibió varias heridas. Apoyó la actitud de sus hermanos ante el Pacto del Zanjón y se mantuvo en Cuba después de la salida al exilio del Titán de Bronce. Estuvo presente en la Guerra Chiquita, donde resultó herido. Junto a sus hermanos fue conducido a España, donde murió prisionero el 2 de mayo de 1882. Alcanzó el grado de General de Brigada. Sus restos fueron trasladados a Cuba y descansan desde el 11 de febrero de 1955 en el Retablo de los Héroes del cementerio de Santa Ifigenia.

Miguel recién había arribado a los 16 años al acudir al llamado de la Patria, su cuna fue Majaguabo, el 16 de septiembre de 1852. A pesar de su corta edad participó en numerosos combates en los que demostró capacidad militar al alcanzar el grado de Teniente Coronel. Combatiente en Rejondón de Báguanos en junio de 1872, guerrillero victorioso en Imías ese mismo año, herido en Santa Fe y el Peladero, héroe en la acción de Santa María de Ocujal, en Cuatro Caminos de Chaparra. Participó en el intento invasor a Las Villas y se batió brillantemente en La Sacra, Palo Seco, El Naranjo, Mojacasabe, Las Guásimas, San Miguel de Nuevitas. Su espíritu temerario lo hacía desafiar el peligro. El 18 de abril de 1874 cayó heroicamente en Cascorro. Acerca de su caída existen algunas imprecisiones. José Luciano Franco en Antonio Maceo: apuntes para su vida, señala que fue

"... acribillado durante el asalto al fuerte de Cascorro".

Sin embargo: Máximo Gómez en su Diario de campaña, solo anotó la muerte del teniente coronel Martín Castillo. Fernando Figueredo, en La Revolución de Yara, planteó que murió varios días después en un hospital de sangre, versión sostenida por el historiador camagüeyano Jorge Juárez Cano, quien añade que fue conducido a un sitio conocido como Plátano Morado en Najasa y falleció días después. El historiador y periodista Joel Mourlot Mercaderes asegura que su deceso acaeció

"... cuatro días después de tétanos".

Julio, apenas un adolescente de 14 años, decidió pelear por la independencia de su pueblo. A pesar de la corta edad era subteniente cuando fue abatido por las balas enemigas en el asalto a Nuevo Mundo el 12 de diciembre de 1870. Resultó el más joven en ofrendar su vida. Había nacido el 20 de mayo de 1854.

José Tomás alcanzó el grado de Teniente Coronel. Con 10 años marchó junto a los padres para el campo insurrecto. Había nacido el 21 de diciembre de 1857. En medio de las dificultades propias de la vida en campaña pasó de niño a hombre y es de suponer que, como Miguel y Julio, en plena adolescencia marchó al campo de batalla. Tuvo una actuación destacada en acciones como Sabanilla, Yabazón, Pinar Redondo, Tibisí, donde resultó gravemente herido, lo que le impidió participar en la Protesta de Baraguá. Durante la Tregua Fecunda estuvo vinculado a las actividades conspirativas en el Partido Revolucionario Cubano. Regresó a Cuba en julio de 1902 y pasó a residir a la casa de Providencia, donde falleció el 21 de enero de 1917.

Marcos Maceo Grajales, igual que Tomás, tenía pocos años al iniciarse la guerra que terminó con el grado de teniente. Marchó al exilio junto a la familia y cooperó en la emigración, principalmente en los preparativos de la expedición que su hermano Antonio quiso llevar a las costas orientales entre 1879 y 1880, y en otras actividades en el Partido Revolucionario Cubano. Regresó a la patria durante el período de ocupación militar y falleció el 19 de abril de 1902 en la más absoluta miseria


    Damaris A. Torres Elers
    Centro de Estudios Antonio Maceo Grajales



Parte I — Parte II


Fuente: http://www.granma.cubaweb.cu/2005/06/13/nacional/articulo06.html



La Habana, lunes 13 de junio de 2005. Año 9 / Número 164


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