De él dijo José Martí:

"... y hay que poner asunto a lo que dice porque Maceo tiene en la mente tanta fuerza como en el brazo".

Lo describen de tan sereno coraje, que podía llegar a la temeridad, y con una sobresaliente capacidad táctica y estratégica. El Generalísimo Máximo Gómez, dijo que tenía don de mando, lucidez, valor y pericia.

Hablaba con la voz baja, grave, mesurado, muy pausado, su conversación era correcta, así explican los estudiosos de su vida. No fumaba, no bebía, no jugaba, vestía bien. No decía frases duras, pero su mirada inteligente se volvía aterradora para aquellos que hacían algo incorrecto.

De su mente, hablan sus cartas, sus documentos, su propia vida. Decía que cuando Cuba alcanzara su independencia , no quería dejar a Puerto Rico esclava y hablaba de formar una nueva república asimilada con la de Santo Domingo y Haití.

Su mente, forjada como su cuerpo en la saludable escuela que hicieron de su hogar Mariana y Marcos, sus padres; no quedó estática durante su juventud, ascendió en un continuado aprendizaje autodidacta. Una mente alimentada con la literatura elevada de su época, que sienta principios y valores. Así lo afirma el historiador Eduardo Torres Cuevas.

Leyó las biografías de Simón Bolívar y de Tousaint Louverture; las novelas de Alejandro Dumas; la Historia de los Girondinos de Lamartine; y la literatura de Cervantes Saavedra, entre otros. Por testimonio de José Miró Argenter se conoce su admiración a las obras poéticas, entre estas: El dos de mayo, El Niágara, el Juramento, y las rimas de Adolfo Bécquer.

Una apasionante e importante parte de su existencia transcurrió en varios países de Nuestra América: EL EXILIO, al que sale por decisión del Gobierno de la República en Armas. Una tregua necesaria, larga y azarosa desde 1878 a 1895. Doce años en que la obsesión por la continuidad de la lucha fue constante agonía en su pensamiento y en su accionar . Etapa en la que lo convierte en uno de los cubanos que más conoció a América. En una entrevista a José Luciano Franco, publicada en la obra "Visión Múltiple de Antonio Maceo", explica el historiador, que el General Antonio visitó Nueva York varias veces, lugar donde conoció a José Martí en 1884. Estuvo en Jamaica, Haití, Isla de Santo Tomás, República Dominicana, Islas Turcas, Costa Rica, Honduras, Florida, Tampa, Veracruz, Ciudad México, Nueva Orleans, Mérida, Yucatán, Filadelfia, Cayo Hueso, Panamá, Perú, Isla de Caimán Grande. Durante este tiempo se fraguaron los más despreciables planes de asesinato, contra él.

Fue una etapa plagada de traiciones, persecuciones e intrigas, en que el gobierno de España en Cuba, pagó una red de traidores y de agentes norteamericanos para controlar sus movimientos y atentar contra su vida.

En Honduras fundó una colonia de cubanos en la finca La Choloma, ayudado por el gobierno hondureño, allí ocupó importantes responsabilidades militares y civiles. Entre otras, participó en el estudio de la estructura de la empresa del ferrocarril. Cuidó de mantener la superación cultural. Estudió Geografía, Historia, Francés, Administración y Táctica Militar.

Durante su estancia en Panamá trabajó, junto a su hermano José y otros patriotas en la empresa constructora del Canal.

La otra colonia de cubanos la fundó en costa Rica en 1891, en la península de Nicoya, y la llamó Mansión. Era una especie de campamento taller, una empresa para el sustento de las familias y la preparación para la continuidad de la lucha. Nada fue fácil, comenzó tumbando el monte y construyendo casas y escuela. En esta etapa se relacionó con sobresalientes personalidades de la política y de la intelectualidad latinoamericana, entre ellos Eugenio María de Hostos, Leoncio Prado, y Eloy Alfaro.

De los gobiernos de España y de Estados Unidos, el Titán de Bronce afirmó que de ellos jamás esperó nada, y que todo debemos fiarlo a nuestros esfuerzos.

La isla grande vibra emocionada , cuando los pueblos del Caribe y de Latinoamérica, desengañados ante el despiadado sistema económico neoliberal, despiertan y luchan por su integración y por la conquista de la justicia social en una América Unida; y más aún si están conscientes del sabio postulado de Antonio Maceo cuando expresó que todo debemos fiarlo a nuestros propios esfuerzos.

Fuente: CUBARTE

31 de Enero, 2005

Página enviada por Froilán González y Adys M. Cupull Reyes