Cuba

Una identità in movimento


De Baní a la inmortalidad

Mariagny Taset Aguilar


"Joven yo, ciego y sin verdadero discernimiento político para manejarme dentro de aquella situación, más que difícil oscura (...) fui inevitablemente arrastrado por la ola impetuosa de los sucesos, y me encontré de improviso en la isla de Cuba".

Así recordaba el dominicano Máximo Gómez su arribo a la nación caribeña en julio de 1865. La ínsula antillana le recibía entonces comprimida bajo el pie de España, y él llegaba a ella como oficial del ejército de ese país, tras la reciente liberación de Santo Domingo de la garra colonial ibérica, y la consecuente evacuación de varias reservas militares.

Cuando pisó la Isla, este hombre, que era natural de Baní, estaba muy lejos de creer que se transformaría en ferviente defensor de aquella Patria extranjera. Que de alguna manera la haría particularmente suya, y esta lo llevaría a convertirse en legendario símbolo de solidaridad, y a despertar su pensamiento revolucionario.

"Había oído hablar de esclavos, pero no los había visto", escribió en una de sus notas autobiográficas de 1876. Recién llegado, ya la cruenta realidad de la esclavitud comenzaba a calar hondo su espíritu hasta tornarse en un dolor insoportable. Un año después, logró sustraerse del ejército y se instaló en El Dátil, jurisdicción de Bayamo. Pronto estaría enrolado en la conspiración contra la colonia.

Al principio fueron pequeñas escaramuzas durante los inicios de la Guerra de los Diez Años, y luego cada combate fue creciendo en importancia y avidez de arrojo, hasta hacer del principiante sargento el temible General en Jefe del Ejército Libertador.

Durante la dura y larga contienda en la manigua cubana, su experiencia militar, valentía y tenacidad fueron determinantes para organizar y preparar a los inexpertos mambises. Estos desconocían la técnica del uso del machete, utilizada por los dominicanos en los combates cuerpo a cuerpo. La primera carga con este medio fue el 26 de octubre de 1868 en Tienda del Pino, causándole al enemigo cerca de 200 bajas.


EPISODIOS DE GUERRA

Cuentan que para imponerse ante sus soldados, este "desconocido extranjero" tuvo que someterse a diversas pruebas y actos, algunos reflejos de la idiosincrasia de su tierra natal. Al respecto, existe una interesante anécdota que el historiador Tomás Báez Díaz recrea en su artículo Máximo Gómez El Libertador:

Una de las batallas de Máximo Gómez en tierras santiagueras, que significó un enorme éxito político-militar, fue el asalto a La Socapa en diciembre de 1870, para desmentir la campaña de tranquilidad difundida entonces por el Conde de Valmaseda. De este combate se recuerdan singulares momentos:


GENERAL DE MACHETE Y PLUMA

Fueron testigos de su audacia sin freno hombres del calibre de Antonio Maceo, José Martí, Guillermón Moncada¼ También algunos muy jóvenes como el General Enrique Loynaz del Castillo, quien dijo una vez refiriéndose al Generalísimo:

Relata Tomás que el General Gómez fue herido en diversas ocasiones, le mataron cinco caballos en solo una campaña y las balas atravesaron sus ropas, el sombrero, los gemelos. Asegura el historiador que:

Y no es menos cierto que este hombre extraordinario nos legó más de 100 000 escritos sobre diversos temas, redactados con maestría y elocuencia, raramente adquiridas para alguien que, según él mismo, recibió una deficiente instrucción y se expresaba con un estilo "inculto y desaliñado".

Sin embargo, el historiador mambí Benigno Souza pensaba diferente:

Así era Máximo Gómez, luchador sin fronteras que dedicó a Cuba más de 30 años de su vida, aunque en momentos trascendentales su origen extranjero le hacía apartarse en la toma de decisiones, no obstante a sus sobrados méritos y capacidad para determinar en tales situaciones.

Jamás perdió la fe en la victoria. Ya la vislumbraba desde entonces cuando dijo:


Cuba. Una identità in movimento

Webmaster: Carlo NobiliAntropologo americanista, Roma, Italia

© 2000-2009 Tutti i diritti riservati — Derechos reservados

Statistiche - Estadisticas