Cuba

Una identità in movimento


Antonio Guerrero: El héroe y el poeta que lleva a todos en el corazón

Wilkie Delgado Correa


Antonio Guerrero es uno de los cinco héroes cubanos presos en los Estados Unidos desde hace más de nueve años. Guarda prisión en una cárcel de alta de seguridad en Estados Unidos. Nacido en Miami en 1958, y formado como ciudadano y profesional en Cuba, fue condenado injustamente por una causa fabricada por el FBI y respaldada farisaicamente por el gobierno norteamericano, acuñada como un asunto de seguridad nacional. La sanción impuesta por el tribunal de Miami fue de una cadena perpetua y diez años.

El comportamiento de Antonio Guerrero, al igual que el de los otros cuatro Héroes, durante el apresamiento por el FBI y la prisión resultante del proceso penal posterior, ha demostrada su madera de hombre excepcional y, por lo tanto, de verdadero héroe de su pueblo.

Tal como ha dicho en versos el poeta Efraín Nadereau,

    "... el hombre nace y le dan un nombre
    para diferenciarlo de los otros; pero no basta.
    El hombre nace y luego le dicen poeta
    si los lleva a todos en el corazón
    Y si se atreve a decir lo que otros callan
    luego le dicen rebelde.
    Luego le dicen sabio, genio, etcétera
    si sobreviene gigante e iracundo
    por sobre toda pequeñez;
    pero, a ése que es así, yo creo que lo más justo
    sería vestirlo con la palabra ¡Hombre!"

En su alegato frente al tribunal que le condenó, Antonio Guerrero dejó manifiesta su dignidad cuando expresó:

    "En lo personal, no tengo otra cosa que pedir: sólo justicia, por el bien de nuestros pueblos, por el bien de la verdad. Una sentencia justa, libre de ataduras políticas, plena, hubiera sido un importante mensaje en este trascendental momento de lucha contra el terrorismo".

Soportando con estoicismo y altura su prisión, Antonio Guerrero desarrolló en la cárcel su espiritualidad como un escudo para resistir la ignominia. Fue así que el ingeniero se hizo poeta, y brotó la poesía de un manantial oculto dentro sí. Nació el poeta sensible que canta desde su altura de prisión y que confiesa y narra su experiencia vital.

    "Cuatro paredes conforman el nido/ donde nacen y nacen nuevos versos.
    Cuatro paredes de un odio perverso
    que no pueden frenar mi recorrido.
    Cuatro paredes blancas que han querido
    impedirme la luz y el universo".

También revela su rebeldía cuando se hace eco de la poesía de Benedetti:

    "Sin embargo no puedo/ detenerme y caer/ y apagarme en el sueño/ y soñar que me rindo".

No se rinde Antonio Guerrero cuando nos expresa poéticamente que el mundo es nuestro

    "... porque un muro es un muro y tu lo sabes
    mi celda es casi una mancha blanca,
    una trampa sin sol, luna ni espuma
    que por momentos se transforma en barca.
    Tras su ventana hacia la vida miro.
    ... Haremos ver que somos invencibles
    no importa que lo acechen, que lo encierren
    que le dejen la piel sin otras pieles
    ... porque es el amor nuestra obra maestra
    y hasta la muerte se llena de vida
    cuando se tiene causa verdadera".

He ahí el sostén moral que mantiene enhiestos a Tony y a sus compañeros en cárceles de los Estados Unidos: una causa verdadera, que es lo mismo que la verdad.

Antonio Guerrero no sólo alza la poesía como escudo frente a la injusticia. También levanta su visión plástica. El ingeniero en construcción de aeropuertos, impedido en la cárcel de ejercer su profesión con el diseño de obras de esta naturaleza, incursiona en la pintura para dar vida con su pincel y los limitados recursos de que dispone en la prisión, a colecciones de mujeres paradigmáticas de la nación cubana, y entre ellas, su serena y valiente madre; de aves cubanas que simbolizan en sus alas la libertad y el amplio espacio, aspiración presente durante más de nueve años. También retratos coyunturales para adornar sus cartas y otros documentos que envía a quienes en el mundo le manifiestan solidaridad, apoyo y aliento. Así pasa su tiempo Tony, creando con su imaginación y sentimientos una obra que tendrá alcance trascendente, mientras espera estoicamente que la prisión acabe y, con ella, la ignominia practicada por el gobierno de los Estados Unidos. La venganza torva no podrá derrotar, a largo plazo, a la dignidad y pureza aprisionadas, tampoco les podrán impedir la luz y el universo.




    Wilkie Delgado Correa
    Doctor en Ciencias Médicas
    Profesor Consultante y Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas
    Escritor y periodista





Página enviada por Wilkie Delgado Correa
(24 de marzo del 2008)


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