Cuando por fin regresé a la población general, me entregaron, al siguiente día, todo el correo acumulado en esas cuatro semanas (las cartas que había recibido y las que yo había enviado que nunca salieron); fueron más de 200 cartas que ahora se unen a un grupo bien grande de cartas pendientes por contestar. Es por ello, como les decía, que me veo precisado a escribir esta carta para no dejar de contestarle a nadie y con ella transmitirles que nos sentimos nosotros y nuestros familiares muy agradecidos de su apoyo y les reiteramos que, sean cuales sean las condiciones que nos impongan, jamás le fallaremos a la Patria y nada podrá hacer cambiar nuestros principios de justicia y paz. Esta batalla la ganaremos porque tenemos la razón y la solidaridad de muchos amigos de todo el mundo y todo un pueblo heroico bajo la certera guía de nuestro invicto Comandante en Jefe Fidel.
No te imaginas cuanto echo de menos a Santiago y cuanto quiero a esa Ciudad Héroe y a su gente. Nos veremos. ¡Volveremos¡
Terminó julio con una ola de solidaridad creciente con nuestra Patria ante las injustas leyes, medidas y amenazas con que pretenden estrangular nuestra digna y heroica Revolución. Entre las muestras de esa solidaridad estuvieron la Caravana 14 de la Amistad Estados Unidos-Cuba, organizada por los hermanos Pastores por la Paz, además una nueva visita de 80 miembros de la Brigada Venceremos y la celebración exitosa del Tercer Encuentro Juvenil Cuba-Estados Unidos; todo ello demostrando cual será el futuro de unidad de nuestros pueblos.
Con alto espíritu patriótico y con júbilo inmenso celebramos el 50 Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, en cuyo acto central nuestro invicto Comandante en Jefe una vez más demostró el porqué de aquella gesta heroica y cuanto ha hecho la obra revolucionaria por el bienestar de nuestro pueblo y de los pueblos del mundo. Fidel dejó claro que nuestro camino socialista es irrevocable y que ninguna presión de potencias extranjeras podrá cambiarlo porque es el deseo de un pueblo heroico y culto, dispuesto a defender al precio que sea necesario sus conquistas. Tomando sus palabras finales, digo que "¡Los pueblos dirán la última palabra!" de cuan justa y certera ha sido su lucha y su guía para construir un mundo mejor.
Como parte de la batalla de ideas por nuestra liberación se alzaron las voces de muchos hermanos en numerosos países y ha seguido creciendo el número de comités de solidaridad con nuestro justo reclamo. Muestra palpable son las numerosas cartas que semana tras semana nos siguen llegando de amigos de todo el mundo. Mientras esperamos que llegue a su fin el proceso de apelación presentado en el Circuito de Atlanta, nuestras fuerzas para resistir las condiciones de un injusto encierro se incrementan y nuestra convicción en el triunfo final se va haciendo más sólida.
Este verano pudimos disfrutar de la visita de algunos de nuestros familiares, pero no se apartó de nuestras mentes la inmoral e injusta negación de las visas a Adriana y a Olguita, que les impide poder ver a sus esposos ya por cerca de cinco años y que priva a la pequeña Ivette del contacto con su padre. Aquí en la Penitenciaría de Florence , me negaban la inclusión en la lista de visitantes de todos los amigos solidarios que presenté, con el argumento de que yo no los conozco personalmente. ¿Acaso no es suficiente prueba de nuestra amistad las cartas que nos escribimos y sus encuentros con mis familiares? Pero sabemos que un día, cada vez más cercano, estas arbitrariedades e injusticias serán parte de un pasado y sólo se recordará por siempre ese sol de amistad que hemos construido y esa firmeza de luchar incansablemente por un porvenir de hermandad y paz. ¡HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE!
Un poema dediqué a mi hermano René el día del primer cumpleaños de Ivette.