Jean Guy Allard reveló el nuevo empleo de Caleb McCarry, la persona que George W. Bush y Condolezza Rice designaron como futuro gobernador de Cuba. El personaje aparece ahora como asesor principal de la presidencia de Creative Associates Internacional Inc., organización que recibe contratos de la USAID para la realización de proyectos en países en "transición".
El periodista canadiense se preguntó: ¿Si Caleb McCarry continuará desarrollando desde esa institución las acciones previstas en los informes de la Comisión para la Asistencia a una "Cuba Libre" creada por el ex-presidente George W. Bush?
Adicionalmente llamó la atención sobre informaciones que circulan en la ciudad de Miami, acerca de que Caleb McCarry transfirió a su cuenta personal el salario correspondiente a dos años de su puesto anterior, más dinero de otras partidas pertenecientes a los proyectos que desde la llamada Comisión para la Transición en Cuba, desarrollaba para derrocar a la Revolución Cubana.
Como es conocido la USAID, nada transparente en su trabajo, contrata agencias que desarrollan sus proyectos subversivos, algunos de ellos no públicos como es el capítulo secreto del Plan Bush contra Cuba que la agencia se encarga de financiar. Hasta hoy nadie ha dicho que dicho Plan haya cesado
Apuntó el presentador, esta conducta estaría en correspondencia con las reiteradas malversaciones y desvíos de fondos de las organizaciones anticubanas de Miami, denunciadas por la Oficina Gubernamental de Auditoría (GAO) y el Congreso de Estados Unidos.
En cualquier caso sería lógico preguntarse si dicha transferencia bancaria sería autorizada por la administración Bush para que continúe su trabajo de forma inalterable y no pública contra Cuba, y si sería con el conocimiento y la complicidad de la actual administración.
Si no hay malversación, y tales acomodos se hubieran hecho con la complicidad de Obama y sus asesores, entonces estamos en presencia de una burla del actual Gobierno de Estados Unidos, a los presidentes de América Latina que de conjunto o aisladamente han pedido un cambio de su política con relación a Cuba y elimine el bloqueo genocida que durante casi 50 años, imponen al pueblo cubano .
El libro LA TELARAÑA IMPERIAL, generó varios comentarios y una vez que la sala José Antonio Portuondo fue preparada para otra de sus constantes actividades, las opiniones se generalizaron.
Magda Matínez, maestra jubilada alertó que los que piensan que la llegada de Obama al poder significaba un cambio en la política imperial son unos ingenuos y deben leer el libro LA TELARAÑA IMPERIAL, para comprender a profunidad la gravedad de las heridas del imperialismo. Recomendó que debe constituir un libro de consulta obligada para maestros y profesores de todos los países de América Latina, que han emprendido el camino de la verdadera independencia.
El joven historiador Otto Marrero, se refirió a un artículo reciente sobre la política de Obama con relación a Cuba, en el sentido de liberar completamente el turismo, no con el propósito de fomentar el benéficioso intercambio y conocimiento entre dos pueblos y culturas vecinas, sino con el propósito de que signifiquen una bomba de relojería que destruya a la Revolución Cubana.
Aseveró que seguramente se convertirá en un estallido que lo afectará a ellos mismos, porque los que vengan descubrirán las mentiras que durante tantos años han dicho sobre Cuba.
Lo que nadie puede cuestionar es que Estados Unidos fracasó en su política con el continente y muy especialmente con el pueblo cubano que lleva 50 años venciendo a la agresividad de la potencia más poderosa de la tierra. Los ejemplos van desde los países del sur hasta los centroamericanos.
La investigadora Eva Golinger alertó sobre las confusiones que genera el discurso de la actual Administración, que sería en su esencia más de lo mismo con otro rostro y color y que la nueva cara que el Imperialismo y los grandes monopolios quieren mostrar con Barack Obama, es muy antigua.
Cuando investigamos el paso del antimperialista lider cubano Julio Antonio Mella por Guatemala y Honduras, los historiadores de la ciudad de San Pedro Sula, Eliseo Fajardo, Tomás Erazo, Germán Sierra y Rafael Paredes, nos informaron de un documento que caracterizaba a las grandes empresas bananeras de Estados Unidos en la política de dominación y desprecio.
Entre los muchos documentos que obtuvimos en los archivos de esos dos país, encontramos una carta muy reveladora, donde H. V. Rolston, representante de la Tela Railroad Company, le remite a su representante en Puerto Cortés, Luis Melara, sobre sus verdaderos intereses para apropiarse completamente de los recursos de los pueblos en Centroamérica.
La carta, fue envíada por la Compañía Cortés Development Company, fechada en Puerto Cortés el 2 de julio de 1920. De la que copiamos algunas de sus partes, éstas dicen:
- "Para que nuestros grandes sacrificios y nuestras cuantiosas inversiones no hayan sido en vano, debemos adquirir y apoderarnos de tantos territorios de la nación, como particulares, y todas las riquezas que nos permita nuestra capacidad adquisitiva, y nuestro poder de absorción".
- "(...) debemos obtener todas las tierras, que a nuestros intereses estratégicos se hagan aparecer como deseables, que garanticen nuestro futuro engrandecimiento y desarrollo agrícola, incrementando nuestro poder económico".
- "Debemos obtener contratos implacables, de tal naturaleza que nadie pueda sustentar competencia, ni en el futuro lejano; a fin de que cualquier otra empresa que se estableciere y pudiera desarrollarse tenga nuestro control y se adapte a nuestros principios establecidos".
- "Debemos obtener concesiones, privilegio, franquicias, abrogación de impuestos aduaneros, exonerarnos de toda carga pública, de gravámenes y de todos aquellos impuestos y obligaciones que mermen nuestras utilidades y de nuestros asociados. Debernos erigirnos una situación privilegiada, a fin de imponer nuestra filosofía comercial y nuestra defensa económica".
- "Es indispensable cultivar la imaginación, de estos pueblos avasallados, atraerlos a la idea de nuestro engrandecimiento y de una manera general, a políticos y mandones que debemos utilizar. (...) es en nuestro interés preocuparnos porque se doblegue a nuestra voluntad esta clase privilegiada, que necesitaremos a nuestro exclusivo beneficio; generalmente éstos, como aquellos, no tienen convicciones, carácter y menos patriotismo; y sólo ansían cargos y dignidades, que una vez en ellos, nosotros se los haríamos apetitosos".