; aportar con nuestra obra, modesta pero necesaria, a la salvación de la catástrofe universal que de forma impía nos amenaza.
Estos objetivos se desprenden de los estudios del Dr. Antonio Ortega Santos, profesor e investigador del Departamento de Historia contemporánea de la Universidad de Granada, España, quien por estos días primaverales, ha venido a nuestra ciudad invitado por la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, para ofrecernos un seminario sobre su trabajo historiográfico, en relación con los conflictos ambientales en su región.
Una fascinante visión de las relaciones sociales alteradas, a consecuencia de los cambios en el mundo agrario y campesino de fines del siglo XVIII y del XIX en España, se obtiene del empleo en el análisis de dos conceptos fundamentales utilizados como herramientas de pensamiento en este análisis: conflictividad y delincuencia.
La oposición y resistencia que ofrece el campesinado ante la sustitución de la propiedad común por la propiedad privada del monte, desde fines del siglo XVIII y el XIX, creó conflictos nuevos para la supervivencia de las poblaciones no urbanas. La reacción de estas últimas contra tales cambios externos, y contra su voluntad común, dio paso a figuras jurídicas nuevas, de "delincuencia" social (individual o colectiva) contra la propiedad privatizada y celosamente custodiada por la guardia rural española. Solamente se tuvo en cuenta para ello, la búsqueda de ganancia.
De esta forma, las diversas manifestaciones de protesta social en contra de la expropiación colectiva, y de la injusticia distributiva de los bienes naturales anteriormente comunes (recolección, caza, pesca), con el fin de aplacarlas, se persiguió y penalizó utilizando códigos nuevos.
Así las cosas, no sólo los fueros de los vecinos fueron afectados en las regiones agrarias, sino que se transformó su propia vida, y la de la naturaleza o del monte. Los campesinos y campesinas que no huyeron a las ciudades en busca de nuevos medios de subsistencia, principalmente empleos como jornaleros en la manufactura o la industria, tuvieron que sufrir el rigor y la coacción contra sus hábitos, y usos tradicionales de consumir los beneficios de la naturaleza en pequeña escala.
Nuevas fuentes para la investigación ofrecen los Informes de la Guardia Civil sobre los detenidos, en distintos municipios de Andalucía, que son investigados por el Dr. Ortega de forma comparativa. En todos se muestra un decrecimiento de la "delincuencia" al par que aumenta población campesina emigrante. El deterioro del monte, ahora en función del mercado es evidente.
Este excelente trabajo fue debatido por los especialistas cubanos de distinta procedencia — profesores universitarios de variadas disciplinas, historiadores, investigadores de la salud pública, y otros — estuvieron presentes en el Seminario.
Los aportes de contenido y metodológicos, expuestos por conferencista, se vincularon con la situación actual del estudio de los problemas históricos agrarios en Cuba, aún en etapa muy elemental, y de la necesidad de un enfoque más profundo y amplio, como el presentado por el Dr. Ortega, que nos permitiría revalorizar tanto aspectos estructurales, de tipo económico, demográfico, administrativos, como estudios de caso en torno a las transformaciones de la naturaleza cubana, las cuales deben conocerse mejor, y tenerse en cuenta para el futuro desenvolvimiento de la política agraria.
Una vez más, felicitamos la iniciativa de la Fundación, que nos ha permitido la actualización colectiva en un tema de gran importancia, actualidad, alto valor social y cultural. El intercambio de información, análisis y experiencias entre los estudiosos de dos naciones que tienen una parte de su historia común, será siempre un estímulo para la buena comprensión y el amor entre sus pueblos.
Fuente: CUBARTE | 05 de Abril 2009
Página enviada por Lohania Aruca Alonso
(13 de abril de 2009)