Después de muchos años — demasiados — en que la filosofía y la doctrina económica, basada en el endiosamiento del libre mercado, postulaba su naturaleza saneadora y salvadora de las economías nacionales e internacionales, ha estallado abruptamente la crisis que ha puesto los pelos de punta a los Estados Unidos y a todos los países ricos del mundo. Es la confirmación de lo pronosticado desde hace mucho tiempo por Fidel, quien ha sostenido que el actual sistema económico y financiero internacional es insostenible.
Los principales bancos estadounidenses han caído en una bancarrota crítica y con ello han puesto a temblar a la economía se los Estados Unidos y de sus principales socios. Enseguida empezaron a pedir agua por señas, solicitando del gobierno que les proporcionara el auxilio indispensable para paliar la crisis. El gobierno de Bush solicitó y obtuvo del Congreso los setecientos mil dólares para alimentar las ventrudas arcas de los monopolios financieros, con la esperanza de rescatar la perdida confianza y con ello equilibrar la tambaleante economía norteamericana. Los países de Europa, aquejados por la misma crisis financiera, han adoptado similares medidas protectoras para sus bancos.
¡Quién lo iba a decir! Los millonarios andan de pedigüeños de los Estados. La globalización neoliberal ha visto derrumbarse algunos preceptos sacrosantos de su catecismo político. El mercado es incapaz de sanear y salvar el mercado, dicen ahora. El Banco Mundial, que fue otrora fiscal torvo y despiadado de los países pobres en crisis económica, ahora parece estar apenado o quizás arrepentido y se comporta bonachón con los Estados Unidos. El dólar, papel mágico sin respaldo real, e impreso y gastado con irresponsabilidad y criminalidad imperial, sigue perdiendo su valor y se le empieza a ver como una moneda falsa capaz de dañar no sólo la credibilidad, sino la estabilidad económica de las naciones. La burbuja financiera especulativa, tan inflada en los casinos de las bolsas, amenaza con desinflarse o explotar. Todas las señales son un barrunto de una crisis galopante que afecta al sistema capitalista internacional.
¡Quién lo iba a decir, que en estos tiempos los millonarios, además de avaros y usureros, se iban a volver pedigüeños!
Wilkie Delgado Correa
Doctor en Ciencias Médicas
Profesor Consultante y Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas
Escritor y periodista
Página enviada por Wilkie Delgado Correa
(6 de octubre de 2008)