Cuba

Una identità in movimento


Perucho Figueredo "Morir por la patria es vivir"

Cesar García del Pino


Pedro Figueredo y Cisneros (Perucho), nació en la tradicionalmente rebelde villa de San Salvador de Bayamo, el 29 de junio 1819, el mismo año en que lo hiciera su fraterno amigo Carlos Manuel de Céspedes. Descendencia de dos familias patricias, asentadas en el lugar desde siglos antes y que habían participado siempre en el gobierno local.

Figueredo realizó sus primeros estudios en la villa natal y los continuó en La Habana, en el afamado colegio San Cristóbal de Carraguao. Posteriormente se trasladó a España, donde estudió Derecho, y tras graduarse de abogado en Barcelona, efectuó un extenso viaje por Europa, en el que visitó los principales países de aquel continente.

De vuelta a Cuba, permaneció algún tiempo en La Habana, donde se destacó por sus conocimientos literarios y musicales, que le permitieron formar parte de la intelectualidad capitalina y así en 1857, junto con Domingo G. Arozareno y Quintín Suzarte, fundó Correo de la Tarde, "Diario político y económico".

Regresó a Bayamo, se dedicó al ejercicio de su profesión y a la administración de sus numerosos bienes, sin abandonar las actividades culturales. Fundó La Filarmónica y un teatro de aficionados en el cual, entre otras, se representaron obras suyas.


La primera reunión conspirativa

Al iniciarse en Bayamo la conspiración que conduciría a la Guerra de los Diez Años, la primera reunión se efectuó el 14 de agosto de 1867, en casa de Figueredo, quien fue elegido, en unión de Francisco Vicente Aguilera y Francisco Maceo Osorio, miembro del Comité Revolucionario que la gestaría y, debido a sus aptitudes musicales, se le encomendó la tarea de componer lo que uno de aquellos patriotas llamo "nuestra Marsellesa".

Aquella madrugada, Figueredo le arrancó a su piano las bélicas notas del Himno Bayamés. Luego, para que la orquestase, entregó la composición al maestro Muñoz Cedeño, director de una de las orquestas bayamesas y hombre de confianza quién cumplió con el encargo.

El próximo paso fue acordar con el padre Batista, cubanísimo párroco de la villa, ejecutar la pieza en la cercana festividad del Corpus, y así se hizo. El gobernador de Bayamo, presente en el acto, se alarmó ante los marciales sones de aquella música e interrogó al maestro Muñoz, que se limitó a decirle que el autor era Figueredo.

Este, fue llamado a su vez por el gobernador, quien le dijo que aquella composición nada tenía de sacra y mucho de militar. Perucho, con admirable sangre fría, arguyó que el comandante no era músico para poder juzgar en al materia.

Al efectuarse en San Miguel de Rompe, el 3 de agosto de 1868, la reunión de los delegados de las distintas regiones comprometidas en el movimiento revolucionario, Figueredo se encontraba entre los representantes de Bayamo.


Figueredo alerta a Céspedes

Finalmente, las autoridades coloniales conocieron lo que se tramaba y, el 6 de octubre de 1868, el capitán general Lesundi ordenó por telégrafo a los gobernadores de Bayamo y Manzanillo la detención de los principales conspiradores, entre ellos Céspedes y Figueredo.

Ismael de Céspedes, telegrafista de Bayamo y sobrino de Carlos Manuel, interceptó los telegramas y comunicó su contenido a Figueredo, quien se apresuró en avisar a Céspedes que se hallaba en su ingenio Demajagua.

Ante el nuevo giro que tomaban los acontecimientos, Céspedes adelantó para el 10 de octubre la fecha del levantamiento, y se lo notificó oportunamente a Figueredo.

Al recibir el mensaje de Céspedes, Figueredo abandonó Bayamo y se dirigió a su ingenio Las Mangas, donde convocó a todos los comprometidos con él y procedió a ponerse sobre las armas. Carente de bandera, solicitó a Céspedes el diseño de la alzada en la Demajagua e hizo otra igual que entregó a su hija Candelaria.

Al marchar Céspedes sobre Bayamo, en la mañana del 18 de octubre, se le incorporó Figueredo con su fuerza y el jefe del alzamiento lo designó jefe de Estado Mayor, con el grado de teniente general. Al entrar en Bayamo, junto a él cabalgaba Candelaria como abanderada de aquella columna de patriotas.


El pueblo clamó por la letra del himno

Tomado Bayamo después de dos días de recios combates y con la población enardecida, volcada a las calles, la banda de Muñoz comenzó a tocar el himno compuesto por Figueredo y el pueblo clamoreó pidiendo la letra. Entonces Figueredo, alentada su inspiración por el momento glorioso que se vivía, se cuenta cruzó la pierna sobre el arzón de la montura y escribió las enérgicas estrofas del, a partir de ese instante, Himno Nacional. Sublevados meses más tarde Camagüey y Las Villas y perdido Bayamo, reconquistas sus cenizas por el conde de Valmaseda en enero de 1869, se hizo imperioso unificar el movimiento revolucionario. Con este propósito se unieron en Guáimaro, en abril de ese año, los representantes de las regiones en armas. Allí se adoptó la primera Constitución de la República.


Enfermo y casi inválido se le condenó a muerte

A Figueredo, que había concurrido a Guáimaro a titulo personal, la Cámara lo designó subsecretario de la Guerra y le reconoció el grado de mayor general. Regresó después a retomar el mando de la aguerrida División Bayamesa que tanto se distinguió en esta contienda y en la de 1895, organizada por él y de la que fuera el primer jefe.

Enfermo y casi inválido, a causa de los rigores de aquella dura campaña que fue la Creciente de Valmaseda, se retiró para reponerse a la finca Santa Rosa, en las Tunas, donde fue sorprendido por el enemigo y hecho prisionero.

Conducido entonces a Santiago de Cuba, a pesar de su delicado estado de salud se le juzgó y condenó a muerte en Consejo de Guerra.

Fue señalado el 17 de agosto de 1870 como fecha para su fusilamiento, y puesto que no podía caminar, se le condujo al lugar de la ejecución montado en un jumento. Entonces se le oyó exclamar:


"Siento como si una aureola circundara mi frente".


Enfrentó la situación con la entereza que le caracterizaba. Sus últimas palabras, una estrofa de su Himno inmortal:


¡MORIR POR LA PATRIA ES VIVIR!






Tomado de Revista Bohemia. 13 de Agosto de 1999. Año 91, Número 16, pag. 64-65.







Boletín Mensual: Julio del 2009. Año I. No. 6



Página enviada por Casa de la Nacionalidad
(28 de julio de 2009)


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