Cuba

Una identità in movimento


Un siglo de una carta sobre las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos. Un mensaje renovado a la juventud norteamericana en nombre de Los Cinco Heroes Cubanos

Wilkie Delgado Correa


El pasado año se cumplió el centenario de una carta que un grupo de estudiantes de la Universidad de Kansas dirigió al patriota cubano Manuel Sanguily. Dicha carta tuvo el propósito de manifestar la oposición sobre la tesis de anexión de Cuba a los Estados Unidos, durante la ocasión de un debate que algunas personas seleccionadas pretendían efectuar en el Estado de Oklahoma.

No pretendo señalar todo el contenido de argumentos que se brindaron extensamente en la respuesta dada por el patriota cubano, pero pienso que uno de sus fragmentos será bastante para entender la esencia del problema cardinal. Éste dice:


"Yo espero que algún día la moral internacional deba ser tan compulsiva (a pesar que siempre es necesaria) como lo es la moral individual, y que no dependerá tanto del número de armas para conservar los tratados eficazmente, sino la magnitud de la conciencia para que sean respetados en las sociedades, a fin de que lo correcto en el ser humano sea seguir viviendo en paz".


Ustedes, estimados estudiantes norteamericanos, son los continuadores, en estos tiempos difíciles, de lo mejor de las tradiciones de las personas norteamericanas, desafiando y oponiéndose a la política oficial de los gobernantes norteamericanos que no ocultan la hostilidad obstinada contra la verdadera independencia de Cuba.

La mayoría de ustedes no sólo hacen esto expresando su amistad y solidaridad, de una manera hermosa con el pueblo cubano, sino también demostrando su respeto hacia su soberanía, independencia y libre determinación.

Los cubanos nos preguntamos cómo ha sido posible que la mayoría de los gobiernos de Estados Unidos hayan sido tan contumaces sordos al pensamiento y acciones de los fundadores de esa nación, como George Washington y Abrahan Lincoln. Al primero debemos su juicio sobre la Política Internacional de los Estados Unidos, cuando expresamente recomendó:


"Observad buena fe y justicia con todas las naciones... Creced en paz y armonía con todos... La nación que se da al odio... en una cierta magnitud, es una esclava de la otra, es una esclava de su propia animosidad".


Al último, a Abrahn Lincoln, le estamos en deuda por su afirmación inapreciable, cuando declaró:


"La mayor falta de los anexionistas estuvo en el hecho de que el verdadero pueblo de Cuba jamás les pidió ayuda alguna".


Los cubanos, fieles a la herencia de nuestro Héroe Nacional José Martí, continúan afirmando hoy, tal como él lo hiciera en el siglo XIX que


"Nosotros amamos al país de Lincoln, de la misma manera que tememos al país de Cuttings".


Tenemos razones suficientes para diferenciar a los enemigos que están ansiosos por conquistar y someter a nuestro país, y a los vecinos buenos o amigos que hacen sus mejores esfuerzos para mantener encuentros afectuosos, unas relaciones amistosas, un intercambio solidario y un espíritu de coexistencia pacífica.

Por eso creo que en cualquier parte que llegue la presencia de un norteamericano amigo de nuestro país, ahora que están prohibidos los viajes a Cuba por el Presidente Bush, es una ocasión favorable para que entre en contacto con nuestra realidad presente, la cual quizás no pueda ser entendida ni interpretada totalmente sin tener una perspectiva y el conocimiento justo de nuestra historia pasada y de las circunstancias que han influido en su desarrollo. Pero, en fin, el encuentro de norteamericanos con el pueblo cubano y su juventud proporcionará un conocimiento recíproco bueno, un acercamiento a las ideas, ideales y sentimientos que están presentes en el seno del pueblo cubano, y todo esto ayudará al entendimiento mutuo entre nuestros pueblos. Por eso el gobierno norteamericano actual teme tanto que el pueblo norteamericano conozca, por sus propios ojos, la realidad cubana.

Nosotros podemos abrir nuestra casa grande que es Cuba. Esta patria que nosotros hemos erigido libre, soberana y democrática a costa de los sacrificios y los esfuerzos heroicos de las generaciones pasadas y presentes. Lo hacemos con el orgullo de haber hecho posible lo que hemos soñado como un ideal, aunque no toda se haya podido lograr por muchas razones. Porque no todo lo que hemos hecho ha estado exento de errores, como en todas partes del mundo, o porque no se nos ha permitido hacerlo de una manera natural, es decir, sin agresiones, bloqueos, invasiones y guerras de todo tipo por los Estados Unidos, la potencia más poderosa de la tierra, sin más justificación que su política de despojo.

Pero aquí se asienta nuestra obra, está nuestro pueblo en su ascenso difícil hasta alcanzar el más alto grado de dignidad y rebeldía. Su fuerza, hoy como ayer, surge de sí mismo, de su ideal de libertad, de justicia, de su espíritu de sacrificio y rebeldía, de su amor invencible por la patria, y de su defensa infatigable de su


"... derecho de ser y vivir en paz".


En el mundo de mañana debe esperarse que los sentimientos más elevados, las acciones más generosas y las ansias mejores de la humanidad prevalezcan. En ese mundo del mañana, bajo el imperio de la paz y la amistad, esperamos que Cuba pueda lograr que sus sueños puedan hacerse realidad plenamente. Mientras tanto, Cuba debe seguir oteando el horizonte, a veces borrascoso. Debe continuar armada de su verdad. Debe levantar su dignidad y rebeldía históricas y debe seguir forjando sus victorias, mal que les pese a sus enemigos.

Reitero que la juventud representa el presente y futuro del pueblo norteamericano. Los jóvenes y todas las personas solidarias son una demostración incontrovertible de que la verdadera amistad y solidaridad son posibles entre nuestros países, a pesar de las leyes imperiales que, en nombre de la libertad, los gobernantes norteamericanos intentan imponer a nuestro pueblo, como el llamado Plan de Transición para Cuba del presidente Bush. Ustedes pueden preguntar a los Pastores por Paz y a los miles de norteamericanos que han brindado su solidaridad y amistad a Cuba, y comprobarán que han recibido reconocimientos, sentimientos y gestos recíprocos

Les sugiero, como profesor, que todos ustedes observen, sin ninguna venda sobre ojos, las realidades contradictorias, con sus contrastes hermosos y dantescos, que hoy día vive la humanidad. Y, por favor, no se olviden que cada persona puede ayudar a salvar a la humanidad, para conservar la paz y para procurar relaciones cordiales entre las naciones.

Un último aspecto, en los Estados Unidos permanecen en las cárceles cinco Héroes cubanos, porque estaban defendiendo a su país contra los planes terroristas organizados desde Miami desde hace cuarenta y ocho años. Ellos son inocentes y la humanidad clama por justicia y libertad.




    Wilkie Delgado Correa
    Doctor en Ciencias Médicas
    Profesor Consultante y Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas
    Escritor y periodista








Página enviada por Wilkie Delgado Correa
(28 de agosto de 2008)


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