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Cuba |
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Una identità in movimento
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"Trabajemos para la dignidad y bienestar de todos los hombres".
Un nuevo aniversario del nacimiento de José Martí, ocurrido el 28 de enero de 1853, nos convoca al recuerdo, la veneración, el homenaje y a mantener vivas sus ideas en el quehacer cotidiano del pueblo cubano y de esa patria común que es la humanidad. Y no puede ser de otra manera cuando se trata de alguien que, por sus luchas y la trascendencia de su pensamiento universal, merece honor imperecedero.
Con sus palabras certeras, más que con palabras propias, quisiera uno reflejar su significación para todos los tiempos. Y nada más simbólico que escoger unas ideas que sintetizan su personalidad extraordinaria dedicada a pensar y trabajar por el mejoramiento humano y sufrir y luchar por la libertad e independencia del pueblo de Cuba. En los campos insurrectos de la patria, preconizando la guerra necesaria de liberación, cayó sublimado por los más nobles ideales humanos.
Antes de su caída en combate en Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895, había expresado su misión como hombre comprometido con el destino mayor de su patria:
"A servir modestamente a los hombres me preparo; a andar con el libro al hombro, por los caminos de la vida nueva; a auxiliar, como soldado humilde, todo brioso y honrado propósito: a morir de la mano de la libertad, pobre y fieramente".
Y es que vivió y murió convencido de lo que había afirmado con convicción absoluta:
"Es la revolución lo que tenemos que salvar. Si la revolución marcha y vence, la patria será libre al fin y vivirá. Predicar sin cansancio el espíritu humano y democrático de nuestra revolución. Todo por los que padecen".
"¡Qué hermosa imagen literaria y simbólica sobre sus pasos de preparación de las batallas por la redención del hombre y del pueblo! ¡Qué hermoso símil para describir la misión de los hombres generosos, sintetizada en estas dos frases: "Yo soy el camino". "¡Andaremos como la luz!"
Y junto a las anteriores ideas, la caracterización y definición precisa de su pueblo, y la crítica acerba a quienes desconocen sus virtudes y grandezas:
"... nuestro pueblo humilde que es — digan los necios lo que quieran — el verdadero grande".
Y hoy que en Cuba se le rinde a Martí un homenaje perenne a través del culto a los libros y de toda la obra fecunda de la Revolución cubana, y se festeja la lectura y la cultura general en las ferias del libro de carácter anual, sirvan estas ideas martianas como preámbulo a nuestra próxima XX Feria del Libro 2011, que comenzará el 10 de febrero en La Habana y luego se extenderá a todo el país.
Y es que Martí, cuando se preparaba para iniciar su viaje en la expedición libertadora de Cuba, instruía a Gonzalo de Quesada sobre lo que debía hacer con sus libros, y confesaba:
"Esos libros han sido mi vicio y mi lujo, esos pobres libros casuales, y de trabajo. Jamás tuve los que deseé, ni me creí con derecho a comprar los que no necesitaba para la faena".
Y ya en los campos de Cuba, con los peligros y rigores frente a sí y a sus compatriotas, en las jornadas de todos los días desde su desembarco el 11 de abril hasta su muerte el 19 de mayo, Martí conversa mediante carta con la niña María Mantilla, a la que quiere como a hija. El relato es hermoso y aleccionador, y el tema de los libros está presente.
"¿Cuántos días hace ya que no te acuerdas de mí? Yo te necesito más, mientras menos te veo? Anoche, a las cuatro de la madrugada, estaba en el batey, como aquí llaman al patio de las casas de campo, al claro desyerbado que rodea la casa de vivienda: en el cielo, de un azul que parecía vivo, estaban encendidas las estrellas: la luna recortada, y como de un fuego suave, iluminaba de arriba un mazo de palmas: las hojas de las palmeras se mecían suavemente, en el claro silencio: yo pensaba en ti. [...] Estas lejos, entusiasmada con los héroes de colorín del teatro, y olvidada de nosotros, los héroes verdaderos de la vida, los que padecemos por los demás, y queremos que los hombres sean mejores de lo que son [...] Ya ves que estoy celoso, y que me tienes que contentar. [...] Le hablé de ti en el camino a una guajirita que sabe leer letra de pluma: a una huérfana de nueve años: — ahora le llevo de regalo un libro: se lo llevo en tu nombre. Haz tú como yo: haz algo bueno cada día en nombre mío".
Martí lleva de regalo un libro a una niña campesina como quien lleva el más apreciado tesoro, porque para él los libros significan todo lo hermoso y grande para el espíritu que sus ideas pudieron concebir. He aquí algunas de sus ideas preclaras:
"Un libro es siempre un motivo de alegría, una verdad que nos sale al paso, un amigo que nos espera, la eternidad que se nos adelanta, una ráfaga divina que viene a posarse en nuestra frente".
"Los libros sirven para cerrar las heridas que las armas abren; que sirven para construir pueblos con los escombros que la piqueta revolucionaria ha echado a tierra; que encienden lo escondido; que sacan a la luz lo oscuro; que iluminan con colores vivísimos todas las fecundas e infatigables obras de la creación. Los libros consuelan, calman, preparan, enriquecen y redimen".
"Un libro, aunque sea de mente ajena, parece como cosa nacida de uno mismo, y se siente uno como mejorado y agrandado con cada nuevo libro nuevo".
Este año y en los años por venir ojalá que siempre nos acompañe, junto al libro cuya lectura nos atraiga, arrobe y enriquezca, el hombre que escribiera versos y libros con la misma dedicación que preparaba la obra redentora para su pueblo: nuestro Héroe Nacional, José Martí, que es de esos.héroes verdaderos de la vida, de los que padecen por los demás, y quieren que los hombres sean mejores de lo que son.
Wilkie Delgado Correa
Doctor en Ciencias Médicas
Profesor Consultante y Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas
Escritor y periodista
Página enviada por Wilkie Delgado Correa
(24 de enero de 2011)
Cuba. Una identità in movimento
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