La lucha de resistencia que libra el pueblo de Honduras continúa su curso indetenible hacia la victoria. La presencia de Zelaya le ha insuflado un nuevo aliento que puede ser decisivo para el desenlace final de los acontecimientos.
El pueblo de Honduras ha pasado a la historia por su tenaz resistencia a un régimen troglodita que ha actuado en forma torpe y violenta en su empeño de sobrevivir a pesar del rechazo nacional y de la condena unánime a nivel internacional.
Micheletti, Romeo Vázquez y sus compinches, han lanzado su tropa amaestrada como soldadesca servil contra hombres, mujeres, jóvenes y niños. Las imágenes de los policías y soldados arrastrando por los pelos a una mujer, dando un puñetazo a una mujer en el rostro, golpeando a manifestantes en el suelo o apresados inermes, disparando a mansalva contra las multitudes, correteando como mastines en persecución de representantes de la resistencia, son expresión impactante de la fuerza bruta que trata de imponerse por el terror.
Esas imágenes quedarán grabadas en la conciencia del pueblo hondureño y generarán un sentimiento de repudio y odio contra los ejecutores de una práctica fascista que ha vivido, soportado, enfrentado y combatido, un día tras otro durante meses.
Si desprecio y condena inspiran los soldados y policías que se emplean en las masacres contra el pueblo, a las que los azuzan sus titiriteros golpistas, admiración, solidaridad y apoyo inspiran esos hombres, mujeres y jóvenes agredidos que enfrentan a pecho descubierto, con la pasión de los patriotas, a las tropas agresoras armadas hasta los dientes.
Quienes hoy cometen tropelías y graves violaciones de los derechos humanos contra el pueblo hondureño, sean cabeza o cola de hienas o de víboras, tendrán que ser juzgados inexorablemente en un momento dado del futuro, porque el crimen no debe perdurar bajo el manto de la impunidad. La insania de poder brutal que hoy enloquece a los usurpadores, debe terminar mañana en una lucidez tremenda cuando tengan que responder ante los tribunales de justicia por todos los desafueros cometidos durante un periodo aciago de la historia de Honduras.
Por eso veo y presiento, en medio de esa multitud de pueblo que integra la resistencia contra el golpe militar, y que libra su lucha frontal en las calles, a los futuros y verdaderos soldados de la Patria hondureña. Esos sí serán distintos a la soldadesca de hoy, que oprime, persigue, arremete y asesina.
¡Arriba, soldados verdaderos del futuro, un paso más al frente! ¡Honduras los contempla orgullosa!
Wilkie Delgado Correa
Doctor en Ciencias Médicas
Profesor Consultante y Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas
Escritor y periodista
Página enviada por Wilkie Delgado Correa
(28 de septiembre de 2009)