No sé que contestar, me conmovió con su sonrisa y sin palabras le regalé mi broche del Comité de los Cinco, estoy segura de que Gerardo, Antonio, Renè, Fernando y Ramón estarían orgullosos de que su efigie resplandeciera sobre este pecho joven tan generoso.
Los venezolanos abandonaron el trabajo por un momento y nos regalaron canciones revolucionarias de saludo y bienvenida, por algunos minutos repicaron en el aire los nombres de Fidel, Raúl, Chávez, el Che Guevara, Morales, Correa. ..todos aquellos hombres que hicieron posible esta estupenda América Latina, que hoy se está uniendo y marchando hacia el socialismo del siglo XXI.
Fue un momento mágico, la sonrisa apareció sobre todas las caras, también en la de las maestras que han quedado sin escuela, porque saben que bien pronto este socialismo internacionalista podrá devolvérsela, íntegra, en sus manos, aún más fuerte y sólida porque los fundamentos están impregnados de la solidaridad latinoamericana.
Otra parada de nuestro autobús fue en la localidad de Taco Taco, donde por un momento sentí la desolación helarme el alma: casi todas las casas quedaron destruidas o sin techo, algunos vecinos tuvieron que hacerse cargo de aquellos menos dichosos y las últimas lluvias inclementes dejaron por todas partes charcos de fango.
De repente mi atención fue capturada por un gran hombre negro, que abandonaba, por un momento, la construcción de su casa para correr a nuestro encuentro, era Reynaldo Fuente, un compañero de la guerra de Angola de René González, uno de los Cinco cubanos.
La vida es así, a veces emocionante e impredecible, este hombre fuerte y serio se conmovió al ver a la madre de Antonio y nos enseñó el artículo de un periódico local donde se publicó una entrevista que le hicieron para saber más de René González, como soldado en África.
Mientras Reynaldo nos enseñaba el recorte de periódico, nos confesó que había perdido prácticamente todo con el huracán pero este trozo de papel, que ahora quería regalarle a Mirta, la madre de un hermano suyo prisionero político en los EE.UU., lo había preservado sin ninguna duda como una de las pocas cosas que la lluvia y el viento no habían podido, absolutamente, llevarse, junto a sus queridos recuerdos al lado de René.
Otra vez el corazón se aprieta fuerte fuerte y me hace reflexionar sobre lo que es importante en la vida, porque todo es relativo...para los hombres del primer mundo, de donde yo provengo, indudablemente el recorte de periódico no era una prioridad... pero por suerte para Reynaldo sí, gracias a personas cómo él podemos seguir soñando que el planeta tiene alguna esperanza de sobrevivir a la crisis mundial y a las locuras de guerra de los Estados Unidos.
¿Y cómo no conmoverse delante de los presos de la prisión de Taco Taco que participan en la reconstrucción, y que se ofrecieron para ayudar sus mismos compatriotas a reconstruir las casas que no habitarán nunca?
El día fue de verdad intenso y emocionante y acabó con el gesto de amor más tierno de todos: cuando el autobús llegó a la sede del Comité, sonó el teléfono de Rosa y de la otra parte un Fernando preocupado estuvo regañándola porque el teléfono se encontraba sin línea, mientras estábamos en los campos de Pinar del Río.
La observé mientras se alejaba para buscar un poco de privacidad y explicarle con dulzura lo que había sucedido y que estabamos justo cumpliendo la misión que ellos, los Cinco nos habían pedido.
Después de diez años parece que el tiempo no los haya dividido nunca, tampoco un instante, Rosa y Fernando continúan unidos, y luchando porque estas injusticias horribles, que son las sentencias de los Cinco cubanos, sean borradas.
De una cosa pueden estar más que seguros, ahora ya no están solos, la solidaridad mundial está luchando junto a ellos.
La autora es responsable de la página en italiano de "Prensa Latina".
Página enviada por Ida Garberi
(22 de octubre del 2008)