Cuba

Una identità in movimento


Celia Hart Santamaría. Intelectual de su tiempo

Adys M. Cupull ReyesFroilán González


No dudamos en escoger esta fecha, que nos aproxima al 20 de octubre Día de la Cultura Cubana, ni pensamos en otra, que no fuera la Casa Museo que lleva el nombre de Abel Santamaría, para dedicar unos minutos de recordación a quien fue una permanente participante con la acción y con la palabra en las actividades programadas en este histórico recinto.

Celia Hart Santamaría es una mujer de la cultura cubana; de la nueva generación. Se elevó a la altura de su tiempo para hacer y crear.

Graduada de Física en la Universidad de Dresden, de la desaparecida República Democrática Alemana, ejerció como profesora de esa materia en la Universidad de La Habana, Investigó y escribió acerca del magnetismo y de la superconductibilidad. Se adentró en las teorías políticas, y decidió su vocación por ésta. Fue colaboradora del Comité de Solidaridad con Palestina y participó activamente en la lucha por la libertad de los Cinco Héroes antiterroristas cubanos, presos injustamente en los Estados Unidos. Celia, estuvo presente en varios Congresos y eventos, en Italia, Brasil, Argentina, Canadá y Venezuela, entre otros países donde siempre se escuchó su voz apasionada en defensa del Socialismo y de la Revolución Cubana.

Dotada del arte y adecuado uso de la palabra dejó escrito su pensamiento diáfano, pleno del ideal martiano, marxista leninista de Fidel y Abel. Fue una discípula del pensamiento de los moncadistas, sin que ello opacara los conocimientos adquiridos en los estudios que realizó de las ideas filosóficas y políticas de los hombres y mujeres del siglo pasado. Evocaba con maestría el pensamiento de José Martí, Julio Antonio Mella, Ernesto Guevara, Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci, León Trotski, Albert Einstein, José Carlos Mariátegui, Augusto César Sandino y otros. Provocaba los más sorprendentes debates encaminados a la reflexión, los disfrutaba tanto que a veces parecía divertirse.

Sus palabras despiertan el razonamiento y la polémica, y sin dudas, obligan a voltear sobre las teorías filosóficas de todas las épocas.

Es autora del libro APUNTES REVOLUCIONARIOS, compilación de 36 de sus artículos sobre ideología y política, en los que expuso su firme posición antiimperialista, editado por la Fundación Federico Engels de Madrid. Divulgó en su obra los análisis sobre el pensamiento político de la Revolución Cubana, el proceso bolivariano en Venezuela, y la desaparición del Socialismo en Europa del Este.

¿Cómo olvidar lo inolvidable?

¿Borrar lo imborrable?

¿Desaparecer lo perdurable?

Nadie lo ha pensado, nadie podría.

Celia Hart Santamaría es parte inseparable de la vanguardia intelectual de los hombres y mujeres que luchan por el Socialismo.

Entre sus escritos queremos destacar las emotivas crónicas del quehacer revolucionario de su Patria y de América. Nos admira su puntual narrativa al tratar el origen del Día de la Cultura, en el artículo EL HOMBRE DE LAS ZANCADAS LARGAS, dedicado al compañero Fidel, a quien describe, con afecto, en ese y en otros, como el titulado FIDEL DERROTÓ A IVÁN.

Escribía ágil, bien y pronto, la información en tiempo y forma, con la vigencia propia de la noticia periodística, poniendo el alma a cada palabra, testimonio fiel de la historia actual. Crónicas plenas de inmenso humanismo, ternura y juicioso análisis de los acontecimientos políticos, sociales, o catástrofes de la naturaleza, u hechos que ella consideraba injustos.

Su artículo UN COMUNISTA ITALIANO EN SEMANA SANTA es una excelente crítica al indebido enfoque y uso contradictorio de la rebeldía y humanismo de Cristo; y a la escasa información que trasmiten los medios en el mundo sobre las vidas ejemplares de comunistas como el italiano Gastone Sozzi.

Profunda y entrañable, en el más alto grado de sensibilidad se nos aparece en el análisis que hace en Canto íntimo XV, titulado MENSAJE DE AMOR A DESTIEMPO, dedicado a la Heroína Vilma Espín. ¡Qué agudeza!, para dejar planteada la unidad a través de tres grandes mujeres cubanas, de la ideología y de la cultura, a quien agradece la firmeza de su pensamiento patriótico, párrafos que la retratan en su esencia revolucionaria.

Por la importancia humana que merece este artículo, hemos escogido el siguiente fragmento, citamos:


"El tiempo siempre nos deja espacio para retomar la historia. Miren no más a tres de esas mujeres fundadoras: Celia, Haydeé y Vilma. Las primeras dos se fueron en 1980. Cada una a su modo y con la irreverencia de ambas. Celia fue la campesina que supo descubrir la belleza espléndida de la revolución, sin separarse de Fidel un solo instante, formando parte sustancial de sus reflexiones incluso los de hoy. Haydeé le desbordaba la pasión y convulsa, supo entregar a los intelectuales y artistas esos caminos de lucha a contramano. Vilma fue entonces la más serena, fue el alma de la familia cubana".

"En momentos difíciles, la Federación de Mujeres Cubanas se dedicó a atender esos espacios que tan solo la familia sabe tocar, la incipiente prostitución, la conducta social y moral".

"Forjó una gran familia al lado de aquel... aquel 'príncipe azul' del Segundo Frente Oriental. Ese mismo que trémulo condujo sus cenizas tan sólo con una rosa roja. Ese mismo que hoy atiende casa con tino y oficio, mientras Fidel se nos repone… con una pluma en la mano, pues no deja de escribir".

"Entre esas tres mujeres distintas y complementarias se sentó la mujer cubana en el sitio que descubrió más acertado. Vilma fue tal vez la que tuvo mayor cadencia. Miren no más: Celia no tuvo hijos, su labor fue acompañar a Fidel en su labor militante. En este Fidel que reduce a la muerte y sigue desde una provocadora distancia asechando nuestra impertinencia por verle… está Celia Sánchez, más que nadie, cuidando incluso sus últimos años. Haydeé no conoció a sus escasos nietos y dejó a sus dos hijos plantados en plena adolescencia…por voluntad y conciencia propia. Su misión fue recurrir a la prisa para convertir al arte en arma de combate... lo logró sin dudas".

"En este arte contestatario y revolucionario que salpica por todos lados en Cuba y el mundo, está el alma enredada de Yeyé, con su ironía y sus bromas. Vilma murió sin embargo envuelta de una prodigiosa familia de hijos y nietos jóvenes ya. Representó el corazón de la familia cubana, de los espacios de la mujer, de hacer coincidir la maternidad y la estabilidad familiar con los domingos de trabajo voluntario, de hacer que no fuera incompatible el hogar y la revolución. También lo logró... con su ejemplo inequívoco por delante".

"En aquellos días del llamado Período Especial, a lo que significo como Comunismo de Guerra, Vilma estuvo presente ayudando a la mujer cubana a buscar fórmulas de mantener unida a la familia. Lo sé muy bien porque estuve de secretaria de la FMC en mi barrio. Allí diseñamos mil estrategias de resistencia… donde quiera estaban los señuelos de Vilma".

"Mi revolución está escarchada por esas figuras maravillosas. Vilma es una de ellas… de aquellas mujeres que tuvieron el privilegio que difícilmente tendremos nosotras: Armar un cambio de época con la plenitud de Fidel y del Che. Dudo que vuelva a repetirse…al menos hoy cuando me embargan las lágrimas de lo irremediable".

"Por último un agradecimiento a ella que le hice saber en su momento: Ya estaba enferma y yo le dije sin darle demasiado importancia que en una carta mi madre Haydeé Santamaría deseaba haber sido enterrada en Santa Ifigenia, el Cementerio de Santiago de Cuba. Para el que me conoce un poco, sabe que son irrelevantes esas cosas... Pero Vilma lo tomó como asunto personal. Recuerdo estar en su oficina, ella planeando punto a punto la actividad, diseñando personalmente el cartel que coronaría la actividad, contratando cualquier cantidad de girasoles (flor de Haydeé) que pudiese cortarse, para hacer el nuevo entierro de Haydeé, el verdadero: Allí al lado de sus camaradas muertos en el Moncada, allí al lado de su hermano Abel y sobre todo al lado de Martí. Bastó que yo le mencionara la carta y ella hizo suya esa grandiosa obra. Al principio no la entendí bien... Más después de aquel día no he llorado más los 28 de julio, día del suicidio de mi madre.

"Eso sí sabía Vilma: arrullar a las niñas como yo…niñas de cuarenta años. Hoy que lloro porque se fue, no puedo dejar de recordar su sonrisa encendida en la calle San Jerónimo, cuando me contaba las aventuras de mis padres recién casados en la clandestinidad, cuando todo parecía música y color. Creo que ella sabría que yo no lloraría más los 28 de julio. A ella le agradezco esa misión psicoanalista…de no llorar más ese día. Por eso no le diremos adios a la revolucionaria más hermosa de Cuba. Aquella que prefirió una flor de la Sierra frente a las perlas a que tenía derecho por nacimiento. No le quiero decir adios para siempre a la que me llenó de ternura en aquella casa de San Jerónimo, a la madre de mi entrañable y herética siempre Mariela".

"A ella como a Celia, como a mi madre le decimos envueltos siempre en misterioso conjuro... y con la prisa de no equivocarnos demasiado... "

"¡Hasta la Victoria Siempre!"


El 26 de Julio en la actividad del parque de la Librería Centenario de José Martí, Celia rememoró la epopeya de 1953 junto a los vecinos e invitados; actividades que eran parte de su vida con la comunidad. Ese encuentro fue la inspiración para su artículo: LA TIERRA NECESITA SU MONCADA.

Celia Hart Santamaría, siempre se nos aparece niña, con la misma madurez con que sabía ser madre, con la actitud consecuente de ser hija de dos combatientes por la definitiva independencia de Cuba, constructora ella misma del Socialismo, apasionada en la lucha por los derechos de los humildes de América, llamándonos a la solidaridad y al combate contra la indiferencia, hipocresía, la doble moral, el egoísmo y la insensibilidad.

A ella, en este día, y desde esta trinchera de ideas que es el Museo Abel Santamaría.

¡Hasta la Victoria Siempre!






Página enviada por Froilán González y Adys M. Cupull Reyes
(13 de octubre de 2008)


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