Es conocido que el bloqueo económico, financiero y comercial ha causado a Cuba un daño económico que se estima conservadoramente en 93 000 millones de dólares en 48 años. Por sus fines, su carácter sistemático y riguroso a nivel mundial, su implementación por vías variadas a partir de regulaciones y leyes extraterritoriales, es más bien una guerra económica y, por sus consecuencias, es calificable como genocidio a la luz del derecho internacional. Sin embargo, con una dignidad admirable, con un estoicismo sin límites y a toda prueba, el pueblo cubano ha sabido y ha podido resistir los retos que ha entrañado el bloqueo más prolongado de la historia contemporánea. Esta resistencia la pudo sostener durante treinta años acompañado por los países del campo socialista y en la última jornada a partir de los años 90 completamente solo, aunque esta vez acompañado de una creciente solidaridad internacional que ha tenido varios escenarios, incluyendo la condena de los Estados Unidos en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas, con el voto casi unánime de la comunidad internacional.
Nuevamente, por diez y siete veces consecutivas, se ha producido la votación en la Asamblea General de la ONU de la resolución presentado por Cuba sobre el cese del bloqueo económico, financiero y comercial de los Estados Unidos contra Cuba. El resultado de 185 votos a favor, 3 votos en contra y 2 abstenciones, superó el del año pasado y confirma el rechazo de la comunidad internacional por ser lesivo a Cuba y a todos los países que quieran mantener relaciones normales con ella. El alcance de los tentáculos de la ley Helms-Burton no reconoce fronteras nacionales para establecer sanciones a bancos y empresas que osen desconocer el bloqueo. La soberanía de las naciones nada significa para este engendro legal que es aplicado con una severidad de emperador mundial por la Roma americana.
Durante años los Estados Unidos ha mantenido sus oídos sordos a un reclamo justo y casi unánime de la comunidad internacional. Lo ha realizado con la prepotencia y soberbia propias de los gobiernos imperiales. Pero no ha podido librarse del desprestigio político y moral que tal actitud lleva implícita. Hasta ahora los gobiernos norteamericanos han desafiado al mundo en este reclamo que no sólo ha tenido lugar en la ONU, sino en cuantos foros internacionales se han celebrado, como expresión de la solidaridad con una isla asediada por un odio feroz. Cuba, el país generoso que ha extendido el brazo solidario hacia cuantos pueblos han requerido su ayuda y colaboración, ha estado recibiendo a cambio el apoyo recíproco en este campo de las relaciones internacionales.
Estados Unidos, a la larga, no podrá resistir este antibloqueo formidable del mundo. Un día las cosas tomarán mejor camino ¡Ya lo verán!
Wilkie Delgado Correa
Doctor en Ciencias Médicas
Profesor Consultante y Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas
Escritor y periodista
Página enviada por Wilkie Delgado Correa
(29 de octubre de 2008)